Con un importante apoyo popular y un dominio del Congreso que le permitirá acelerar su proceso de cambios, el presidente de Bolivia, Evo Morales, asume este jueves un tercer mandato hasta 2020, en medio de la crisis económica exterior que amenaza a la región latinoamericana.
“Bolivia cambió con estabilidad económica y política pero falta consolidar esos cambios y avanzar más… hemos dejado de ser mendigos, ahora tenemos un país digno al que la comunidad internacional respeta”, dijo en su mensaje en la Asamblea Nacional y ante cinco presidentes invitados, entre ellos Dilma Rousseff de Brasil.
El gobernante boliviano (2006-2010 y 2010-2015) juró con el puño izquierdo en alto “por el pueblo boliviano y por la igualdad de todos los seres humanos” desempeñar el alto cargo para el cual fue reelecto en octubre pasado con un 61 por ciento de los votos.
Morales recibió de manos del presidente de la Asamblea Legislativa, Álvaro García, a su vez vicepresidente de Bolivia, las insignias patrias, un medallón y la banda presidencial, que lleva desde 2010 junto al escudo nacional una bandera “whipala”, que simboliza a los pueblos indígenas.
“Sí, juro”, expresó el mandatario de 56 años de raíces indígenas ante 36 senadores y 130 diputados de los nueve departamentos de Bolivia.
En el viejo edificio del Congreso participaron en la posesión los presidentes Nicolás Maduro, de Venezuela; Dilma Rousseff, de Brasil; Horario Cartes, de Paraguay; Luis Guillermo Solís, de Costa Rica; Rafael Correa, de Ecuador; Anthony Carmona, de Trinidad y Tobago, y el primer ministro de Namibia, Hage Geingob.
Además asistieron los vicepresidentes de Argentina, Perú y Cuba, y decenas de enviados especiales e invitados.
Caída del precio del petróleo, un reto
En sus primeros nueve años de gobierno, Morales nacionalizó las riquezas naturales, entre ellas los hidrocarburos, y dio al Estado el control de las principales empresas de carácter estratégico, como las telecomunicaciones o la electricidad.
Favorecido por el precio del gas, que exporta a Brasil y Argentina, el Estado boliviano percibió grandes cantidades de recursos que permitieron mejorar la distribución del ingreso en beneficio de los sectores populares.
Sin embargo, “ahora tendrá que gobernar en el marco de la caída del petróleo y por ello de baja de precios del gas, es decir, que tendrá que hacerlo ya no en condiciones del boom económico de los nueve años anteriores”, dijo el analista independiente Carlos Toranzo.
Fue el propio Morales el que llamó a su equipo de gobierno a demostrar su capacidad y prepararse para la crisis, a lo que su ministro de Economía, Luis Arce, respondió “vamos a seguir creciendo, porque los precios internacionales ayudan, pero no son una condición suficiente ni necesaria”.
Bolivia prevé para este año un ritmo de crecimiento económico de 5,9 por ciento, muy parecido al de 2014, cuando su PIB alcanzó los 30 mil millones de dólares.
Nuevo concepto de gobierno
Con el dominio absoluto del Congreso, el gobernante tendrá autonomía para, por ejemplo, hacer reformas a la devaluada justicia boliviana o, eventualmente, modificar la Constitución y abrir la posibilidad de un cuarto mandato.
La confirmación a los temores de la debilitada oposición pareció darla el viceministro de Descolonización, Félix Cárdenas, al afirmar que el rito de este miércoles en Tiwanaku tenía “el objetivo de mostrar un liderazgo continental y anticipar un liderazgo planetario de cara a 2025”.
Sin embargo, el mandatario, de 55 años, sostuvo el lunes en rueda de prensa que “nunca había pensado de verdad ese tema” de modificar la Constitución para una posible reelección.
El tercer mandato de Morales podría tener notorias variantes respecto a los dos anteriores, marcados por una posición fuertemente alineada con el denominado socialismo del siglo XXI, encarnado por la Venezuela de Hugo Chávez.
Morales dio pautas de un nuevo concepto en su discurso de investidura indígena del miércoles, “desde aquí nos proyectamos al siglo XXI como una de las naciones descolonizadas del mundo en donde el vivir bien sea nuestra filosofía. El liberalismo y el socialismo europeo no nos sirven para este objetivo. Ellos pasaron a la historia junto a la república liberal y colonizadora de Bolivia”, expresó.
EU y el escenario al exterior
El mandatario boliviano tiene también pendiente la normalización de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, paralizada desde la expulsión recíproca de embajadores, por supuesta confabulación, y la salida de Bolivia en 2008 de la agencia antidrogas estadounidense, la DEA.
Bolivia “no tendrá el margen de autonomía de la década pasada” por lo que “estará obligado a salir a captar recursos financieros para su desarrollo y buscar mercados para sus productos”, indicó el ex canciller Gustavo Fernández, citado por el diario Página Siete.
Por lo tanto, “la política exterior boliviana del próximo quinquenio deberá fundarse más en la promoción o defensa de los intereses económicos y políticos concretos de la nación y menos en preconceptos ideológicos”, agregó.
Por su parte, el subsecretario de Estado de Norteamérica, Tom Malinoswki, dijo este jueves en La Paz que su país espera la pronta normalización de relaciones con Bolivia.
“Esperamos que pronto” se normalicen las relaciones con Bolivia, “este es un proceso en el que vamos a ir paso por paso. Esperemos que pronto puedan reunirse los presidentes. Eso es lo que ambos gobiernos deben trabajar”, dijo Malinoswki luego de reunirse con el canciller David Choquehuanca.
El funcionario llegó a La Paz para la posesión de Evo Morales.
Información de La Jornada