Urge modificar el modelo económico

 

Mireille Roccatti

Ante el clima adverso de la economía mundial que por razones diversas está siendo contaminada por fenómenos políticos y construcción de nuevos equilibrios ecológicos; en México tendremos que ajustar el plan de vuelo del año 2015.

Es de todos conocido cómo la volatilidad del precio del barril de petróleo que parece haberse estabilizado en los 37 dólares trastocó todas las previsiones de los ingresos contemplados en la Ley de Ingresos, y por ende, los escenarios del Presupuesto de Egresos de la Federación de 2015. Cabe recordar que para el precio del petróleo bpd, se estimó un ingreso de 82 dólares, y como señalábamos, el precio actual es menor al 50% del estimado, lo que descompone cualquier escenario prospectivo. En este momento, el poco aire con que se cuenta es el generado por el aumento de la recaudación fiscal, derivado de la reforma en la materia.

Lo anterior debe analizarse conjuntamente con la depreciación del peso frente al dólar, que tampoco es un fenómeno aislado y se observa un fenómeno de valoración del dólar, frente a casi todas las monedas del mundo. Hoy nuestra moneda está en el umbral de los 15 por dólar y presupuestamos a 14, lo que también impacta en las finanzas públicas, vía el pago del servicio de la deuda, así como en los ingresos y egresos derivados del comercio. En conclusión estamos frente a una situación difícil, que pese a los pronósticos alentadores de que algunas variables revertirán, se han encendido luces rojas y amarillas en el tablero de control de las finanzas públicas y de la economía nacional.

En virtud de ser éste un año electoral, algunas voces proponen aguantar hasta que se rediman las variables volátiles y no modificar el gasto programado. No obstante, ha privado la madurez de no jugar con la economía, ni recurrir al endeudamiento para soportar el temporal. Por ello en reunión de gabinete el presidente acordó realizar en su momento un ajuste al gasto público programado. Es decir, se apostó a una estabilidad macroeconómica a largo plazo, frente al interés político electoral del corto plazo.

Esa decisión de Estado, producto de una visión de horizonte, responsable y madura, desde luego que no es valorada a cabalidad por los críticos irredentos que lejos de aportar propuestas, sólo coinciden en demeritar y denostar, sin entender que son factores exógenos los principales responsables de la situación crítica.

En este momento, la solidez de nuestras finanzas públicas respaldadas por las reservas históricas del Banco de México nos permiten afrontar esta crisis emergente en mejores condiciones que otras economías. Es inminente por ello realizar un recorte de gasto, sin afectar los programas sustanciales de apoyo a los ciudadanos de menores ingresos, los del sector primario o los de generación de empleo.

Los aprendices de brujos emergentes han comenzado a opinar cretinamente que se suspendan algunas de las grandes obras de infraestructura como el aeropuerto de la ciudad de México o el tren rápido a Querétaro, sin entender que el recorte debe ser en gasto corriente, no en gasto de inversión. Y por supuesto sería mucho pedirles que entendieran que el gasto en infraestructura funciona como medida contra cíclica, que genera empleo y crecimiento. Algunos dicen “se echan a andar los motores internos de la economía”. Y en este punto, reiteraré que es urgente modificar el modelo de desarrollo económico, los millones de connacionales en pobreza son muestra del fracaso del modelo neoliberal. El cambio debe ser gradual, es cierto, pero hay que empezar a hacer los ajustes.

La difícil coyuntura por la atraviesa el país debe encararse con serenidad, prudencia y tolerancia en lo político e igualmente en lo económico, por ello duele testimoniar cómo algunos actores disfrutan y se regodean con los problemas que enfrentamos, privilegian la desunión y buscan en medio de la tormenta llevar agua a su molino. El tiempo pondrá a cada quien en su lugar.