La familia del piloto jordano, Muad al Kasasbeh, pedía con desesperación que fuera liberado, sin saber que desde el pasado 3 de enero, el joven ya había sido asesinado de manera brutal e inhumana: quemado vivo dentro de una jaula, como si fuera una hoguera humana.
El asesinato del piloto jordano es la última ejecución de una serie de matanzas y secuestros que el grupo terrorista ha cometido desde mediados de 2014. Pareciera que su objetivo es mostrar al mundo como acaba con la vida de los rehenes de forma inhumana y sin piedad; rehenes que provienen de diferentes naciones del mundo, principalmente de aquellas que forman parte de la Coalición Internacional encabezada por Estados Unidos, entre ellas Jordania, que lleva a cabo ataques aéreos diariamente en Siria e Irak, para erradicar al grupo terroristas.
Fue el 25 de diciembre de 2014 cuando el piloto Kasasbeh cayó en manos de los islamistas al ser derribado su avión en la provincia de Al Raqa, en Siria.
Su familia pidió clemencia en un video; su hermano aparecía rogando a los terroristas que “como hermanos musulmanes” protegieran la vida del piloto, “ustedes son musulmanes y él es un hermano musulmán. Un verdadero musulmán que reza todas las oraciones y ayuna en el mes del Ramadán”. También el padre del piloto había pedido la liberación de su hijo bajo el mismo argumento: le recordó a los yihadistas que su hijo compartía la misma fe que ellos.
El Gobierno de Amán tenía la esperanza de llegar a un acuerdo con el grupo terrorista, “Jordania mostró disposición a liberar “a cambio de nuestro hijo y héroe”, dijo el portavoz del Gobierno, Mohamed Al Momani, e incluso el rey Abdulá II señalaba que se hacían todos los esfuerzos posibles y lo único que pedían era una prueba de vida del piloto, lo que resultó imposible.
Luego de difundir el video del asesinato del piloto jordano, el Estado Islámico ha ofrecido cien dinares de oro –la moneda de su autoproclamado califato- a quien acabe con la vida de pilotos, miembros de la Coalición Internacional; de hecho Intel Center confirmó en Twitter que el grupo terrorista ha identificado con nombres, direcciones y datos de redes sociales a once pilotos jordanos que quiere ver muertos.
Jordania responde: ejecuta a dos yihadistas
En respuesta a este brutal asesinato, Jordania ejecutó a dos yihadistas iraquíes de Al-Qaeda: Sajida al-Rishawi, que fue condenada a muerte por su participación en unos atentados cometidos en 2005 en Ammán, y Ziad Karbuli, un líder de ese grupo terrorista.
El portavoz de las fuerzas armadas jordanas había advertido que la venganza iba a ser tan grande como la calamidad que ha golpeado a Jordania. En la madrugada se ejecutó a la iraquí Sajida al-Riskawi cuyo intercambio por el asesinado piloto se había contemplado por el gobierno jordano, lo mismo que Karboli, miembro de Al Qaeda en Irak.
Las reacciones de furia en la ciudad natal del piloto son evidentes, piden ver el cuerpo de Sajida y el de todos los terroristas presos en cárceles jordanas, quemados.
La muerte de este joven piloto pone en aprietos al gobierno ya que gran parte de la población se mostraba originalmente en desacuerdo por la participación de Jordania en la coalición internacional en contra del estado islámico. Sin embargo, luego del video, expertos militares consideran que Jordania se implicaría de manera más activa en la lucha contra los islamistas.
Estas acciones han provocado que la Universidad de Al Azhar —una de las instituciones más influyentes del Islam suní— condenen las acciones del EI, al que califican de satánico y salvaje y que aseguran, viola con sus actos las enseñanzas del Islam y de su profeta Mahoma.
Esperanza para Cantlie
El único rehén que el Estado Islámico tiene en es su poder, y al parecer con vida, es el reportero británico Jonh Catlie, que ha aparecido en varios videos dirigidos al gobierno de su país, con la amenaza de ser asesinado si no cumplen las peticiones de los yihadistas; el último video en el que apareció Cantlie fue el 3 de enero.
Se dice que el fotoperiodista ya había sido secuestrado en Irak en julio de 2012, pero fue rescatado una semana después.
Historial de dolor
Cuatro días antes del asesinato de Muad al Kasasbeh, el grupo terrorista había difundido el vídeo de la decapitación del periodista japonés Kenji Goto; otro rehén secuestrado y asesinado, tras los de dos periodistas estadounidenses en Siria: James Foley y Steven Sotloff.
Las imágenes de la decapitación del primero fueron difundidas el 19 de agosto de 2014, poco tiempo después de una fallida operación de rescate en una localidad no identificado; al fondo de la grabación se encontraba el segundo periodista, Steven Sotloff, al tiempo que pedía a su país que dejara los bombardeos en Irak, sin embargo el 2 de septiembre fue asesinado.
El pasado 7 de enero, un grupo terrorista ala del Estado Islámico anunció el que había asesinado a dos informadores tunecinos, Sofián Churabi y Nadir al Qitari, en Libia.
Asimismo, después del asesinato de los periodistas secuestrados, tres trabajadores sociales -los británicos David Haines y Alan Henning y el estadounidense Peter Kassig- fueron decapitados, y hace una semana el ciudadano japonés Haruna Yukawa.
Además del Estado Islámico, la red terrorista internacional Al Qaeda se ha adjudicado la muerte de otros periodistas occidentales.
El 6 de diciembre de 2014 murió el reportero gráfico estadounidense Lucas Somers durante una operación conjunta estadounidense-yemení cuando quedaban menos de 24 horas para que expirase el ultimátum de Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP).
Crítica a los islamistas
El 7 de enero pasado, tras una serie de disparos de dos yihadistas que irrumpieron en la redacción de Charlie Hebdo, en París, doce personas murieron, entre ellas ocho periodistas y caricaturistas de la revista satírica francesa, incluido su director Stéphane Charbonnier, conocido como Charb; una acción reivindicada por Al Qaeda en Yemen en un vídeo divulgado días después de la matanza.
Los asesinatos fueron ejecutados en venganza a las burlas realizadas por el diario satírico al Islam, como fue el caso de la portada del semanario satírico dedicada al polémico libro Sumisión, de Michel Houellebecq, que describe un futuro de Francia en el que su presidente es un musulmán.
“Las predicciones del mago Houellebecq: en 2015, pierdo los dientes; y en 2022, hago el Ramadán”; el último tuit publicado por la revista es una caricatura del autoproclamado jefe del Estado Islámico, Abu Bakr al Baghdadi, acompañado del comentario “meilleurs voeux” (los mejores deseos).
Charlie Hebdo estaba especialmente protegido porque ya había sido objeto de amenazas y de ataques menores en los últimos años, especialmente a raíz de haber publicado en 2006 caricaturas de Mahoma; en 2011, fue atacado con cócteles molotov y tuvo que cerrar sus oficinas durante varias semanas.