José Fernando Franco González Salas
Yazmín Alessandrini
¡Es el colmo! Que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el más alto y principal tribunal de naturaleza constitucional, órgano que se supone debe estar conformado por aquellos ciudadanos de pensamientos, conceptos y procedimientos intachables, sea refugio de individuos con espíritu insensible y discriminatorio. Justo cuando más estamos requiriendo, como nación, de instituciones sólidas e incluyentes, resulta que es precisamentre de ellas de quienes recibimos inesperadas y dolorosas agresiones.
En esta ocasión la ofensa le tocó a uno de los sectores más vulnerables de nuestra ya de por sí vapuleada sociedad: los discapacitados, en específico los niños con discapacidad, quienes fueron sujetos de tema el pasado 5 de febrero durante una acción de inconstitucionalidad presentada en 2009 por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos contra los poderes Legislativo y Ejecutivo de Baja California respecto al artículo 157 de la Ley de Salud Pública de aquella entidad, en razón de que los niños bajacalifornianos con discapacidad son discriminados por dicha ley.
Pero justo cuando la ministra Olga Sánchez Cordero presentó un proyecto que establece que los centros de desarrollo infantil están en capacidad y posibilidad de atender a menores con discapacidad no dependiente, ¿qué creen qué pasó? El ministro José Fernando Franco González Salas se declaró en contra del proyecto porque, según él:
“En todos los ordenamientos que se refieren a guarderías… (los “niños con discapacidad dependiente”) tienen que tener una ubicación especial y separada, porque también está demostrado que a los demás niños que pueden estar en la guardería les puede afectar el tener el contacto con este tipo de menores, que lógicamente nos presentan a todos un impacto muy fuerte cuando los vemos y vemos sus condiciones”.
“En ocasiones, el contacto con ciertas escenas, que son muy fuertes, pueden perjudicarlos [a los menores sin discapacidad, entendemos] y esto está documentado. Por estas razones, no estoy de acuerdo con el sentido del proyecto, porque estimo que tenemos que verlo como un modelo y tipo de guardería, lo cual no quiere decir que eso exima de la obligación al Estado mexicano a establecer centros especializados que se dediquen, precisamente, a atender de la mejor manera a este tipo de menores que lo requieran”.
¡¿Un ministro de la Corte desplegando, además de su lastimosa ignorancia, una total e insultante insensibilidad?!
Las reacciones no se hicieron esperar. Atingente, asertiva y oportunamente, mi colega Katia D’Artigues, junto con más de 14 mil personas, le exigieron a este señor, a través de una petición firmada, que se disculpara por sus desatinados comentarios. Términos como “impactan”, “perjudican”, “afectan” y otros más dejan en cuán elevado es el grado de ignorancia e insensibilidad del ministro José Fernando Franco González Salas respecto a este delicado tema.
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