Gobierno en picada
Los gobiernos nunca aprenden,
sólo la gente aprende.
Milton Friedman
Carlos Alberto Pérez Cuevas
“En México hay desconfianza e incredulidad”, con esta frase el presidente Enrique Peña Nieto cortó de tajo las críticas y las preguntas mordaces que intuyó que le haría la prensa internacional, en entrevista con uno de los diarios británicos más influyentes, Financial Times. “Por supuesto que nos damos cuenta. Puedo decirle que entendemos”, así con estas declaraciones llegó a su visita de Estado a Inglaterra el tercer mandatario mexicano en tener la deferencia de la corona inglesa.
Pero a todo esto, por ningún lado vimos que se hablara de qué es lo que ha generado ese descontento que se transforma en desconfianza e incredulidad, es decir, ésta no surgió por generación espontánea, osmosis o algún fenómeno químico. La confianza es algo que se da y se gana, y que constituye un gran esfuerzo para mantenerla porque a veces basta cualquier pequeño suceso para que la descomponga y casi siempre se rompe por promesas incumplidas o expectativas no resueltas.
No podemos olvidar que, durante las campañas electorales de 2012, la oferta de los candidatos que hoy gobiernan era que ellos sí sabían gobernar y mejorar las cosas que pasaban en el país, que ellos sí tenían la estrategia adecuada para acabar con la inseguridad pública y el embate de la delincuencia organizada. Que bastaban políticos profesionales que supieran hacer política y acuerdos y que así el país resurgiría como ave fénix. El problema es que a pasos agigantados y por malas decisiones de este gobierno los problemas fueron creciendo hasta salir de control y generar enormes crisis que se complicaron más y más cada que un funcionario público federal intentaba evitar que así fuera.
Los desaparecidos de Ayotzinapa, los gasolinazos, las tóxicas reformas fiscales, los malos programas de la cruzada contra el hambre, los altos costos del dólar, la caída de la economía, los escándalos por conflictos de intereses, los nombramientos de funcionarios a modo que no pueden ni tienen facultades para investigar y mucho menos para sancionar; la creciente embestida de la delincuencia organizada; la corrupción rampante que cada día se descubre y desnuda a políticos de todos los signos y colores, las instituciones que antes eran autónomas o intentaban ser independientes y que ahora se han convertido en franquicias de los partidos políticos y del poder en turno.
A todo esto y muchísimas cosas más, que por falta de espacio no escribo, se debe la desconfianza e incredulidad de los ciudadanos hacia este gobierno que va en caída en las encuestas y que se conforma con un halago de la reina Isabel II a las reformas realizadas, desafortunadamente esta deferencia inglesa no será suficiente para devolver a los mexicanos la confianza y la credibilidad hacia este gobierno. Lo que le falta a México es un gobierno que gobierne y lo haga bien.
@PerezCuevasMx
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