Contra lo que indicaban las encuestas, Benyamin Netanyahu ha obtenido la victoria. El partido conservador se hace con 30 escaños del nuevo parlamento, seis más que la Unión Sionista de Isaac Herzog.
La lista del Partido de los Árabes Unidos queda en tercer lugar con 14 asientos, con lo que se convierte en la tercera fuerza del país, mientras que el papel de los partidos medianos como Kulanu, escisión del Likud que lidera el ex ministro de Comunicación Moshe Kahlon, es ahora importante para formar gobierno.
Los israelíes respaldan a Benyamin Netanyahu basados en el miedo provocado por las pequeñas concesiones a los palestinos que Herzog planteó durante la campaña; después de unas primeras semanas centrado en el miedo a Irán, el líder del Likud rescató el conflicto palestino para alertar de los riesgos que conllevaría el cambio de rumbo en Israel.
Un día antes del cierre de las urnas dejó claro que si triunfaba no permitiría la formación de un estado palestino, por lo que los ciudadanos han decidido apoyarlo para que pueda gobernar por quinta vez, en cuatro mandatos distintos.
La participación ha sido de casi el 72 por ciento, la más alta de los últimos 15 años; Netanyahu, ya ha puesto en marcha los contactos para forma gobierno, una negociación que no debería complicarse puesto que durante la campaña ha mostrado su acercamiento a las fuerzas ultranacionalista y religiosas que han obtenido escaños suficientes para alcanzar los 61 asientos.
Tercera fuerza parlamentaria, Árabes Unidos
Los partidos árabes israelíes, que se presentaron por primera vez agrupados en las elecciones del martes, se han convertido en la tercera fuerza parlamentaria, por detrás del conservador Likud y de la alianza de centroizquierda Unión Sionista.
La candidatura que aspira a representar al 20 por ciento de la población, heredera de los palestinos que permanecieron en Israel tras la independencia en 1948, ha sumado 14 escaños frente a los 11 que obtuvieron sus miembros por separado hace dos años; sin embargo, parece que la victoria de Benjamín Netanyahu le ha restado valor político a su avance
La denominada Lista Conjunta no había descartado dar su apoyo al laborista Isaac Herzog si sus votos fueran necesarios para dar la vuelta, aunque en ningún caso se iba a incorporar a su coalición; la renuncia de Herzog a formar Gobierno deja a la alianza árabe débil en un Parlamento dominado por el nacionalismo conservador judío.
Alianza heterogénea
Integrada por los partidos Balad, Lista Unida, Movimiento para la Renovación y Hadash, se trata de una alianza heterogénea en la que figuran desde ex comunistas que incluyen afiliados judíos en sus filas hasta organizaciones de perfil islamista.
Los analistas políticos están envueltos en incertidumbre sobre si perdurará o si los partidos que la integran se separarán al lograr su objetivo de entrar en la Knesset tras la elevación de la barrera de votos que bloquea el acceso a la Cámara, “son grupos muy distintos, va a ser difícil que sigan juntos”, aseguró en un encuentro con periodistas Meir Margalit, exconcejal de Mertez (izquierda) responsable de Jerusalén Este y conocedor de la minoría árabe.
El abogado de Haifa (norte del país) Ayman Odeh, de 40 años, se ha dado a conocer en la campaña como líder de la Lista Conjunta con un perfil moderado. Líder del partido Hadash, ha defendido una alianza entre judíos y árabes contra “la discriminación, el racismo y la desigualdad social”. Su enfrentamiento verbal con el candidato ultraderechista y ministro de Exteriores Avigdor Liberman en un debate en televisión ha elevado su popularidad entre la minoría árabe.
El líder de Israel, Nuestra Casa lo señaló de “representar a organizaciones terroristas” y lo invitó a irse de Israel, “yo siempre soy bienvenido en mi propio país”, le replicó; Liberman, nacido en la actual Moldavia, inmigró a Israel tras el desmoronamiento de la Unión Soviética.
El responsable de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat, aseguró este martes a través de un comunicado que la victoria electoral de Netanyahu se ha logrado mediante una campaña de apartheid y “una cultura de odio sin precedentes contra 1,6 millones de ciudadanos palestinos en Israel”.
Erekat se refirió al mensaje distribuido por el primer ministro a través de las redes sociales en plena jornada electoral en el que animaba a sus seguidores a acudir a las urnas porque los árabes estaban votando “en manada”.