A dos meses medio de haber tomado posesión, la presidenta brasileña Dilma Rousseff negó este jueves que vaya a remodelar su Gobierno, luego de que el ministerio de Educación, Cid Gomes, dimitiera por un desencuentro con partidos aliados.

“No hay reforma ministerial. No la voy a hacer”, dijo Rousseff; sin embargo señaló que puede haber “alteraciones puntuales” en los ministerios.

Hundido Brasil en una tensión política por las manifestaciones masivas del domingo pasado contra el Ejecutivo, el ministro de Educación tuvo que dimitir este miércoles por la noche, después de un enfrentamiento dialéctico en el Congreso con el presidente de la Cámara, Eduardo Cunha, a quién calificó de “extorsionista”.

Como consecuencia, el Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), formación de Cunha y gran aliado del Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff, pidió a la presidenta la dimisión del ministro, con lo que se evidencia la crisis de gobernabilidad en el inicio del segundo mandato de Rousseff, quien consiguió ser reelecta hace tan solo cinco meses con un estrecho margen de votos.

La falta de una mayoría clara en el Congreso y en el Senado, donde existe una intensa polarización de partidos, aunado a las manifestaciones contra el Ejecutivo por el escándalo de corrupción en Petrobras y a la política de recortes sociales, han provocado que Rousseff encuentre dificultades para que el legislativo respalde las reformas que quiere impulsar la mandataria.

En respuesta a los dos millones de manifestantes reunidos por la inconformidad eb días anteriores, Rousseff anunció un paquete de medidas para la corrupción con las que intenta aumentar la transparencia en la financiación de campañas políticas aunque no está claro que salga adelante en el Congreso, de acuerdo con analistas políticos.