EDITORIAL

 

Para poner punto final a la molestia que provocó el término mexicanización, el papa Francisco dijo en una reciente entrevista a Televisa que el diablo castiga a México por ser la casa de la Virgen de Guadalupe.

Ojalá y el sumo pontífice tuviera razón. Ojalá y hubiera alguien que iluminara la inteligencia de los mexicanos en un momento en que sólo parece haber acumulación de excesos y errores.

¿Por dónde debemos empezar? Por la amenaza, cada vez más violenta y arbitraria, de la CETEG y la CNTE a las leyes y al Estado mexicano? ¿O por las imágenes en revistas de modas donde aparecen modas y carruajes?

Ya no hay lógica en lo que sucede. A la descomposición social evidente, en ascenso, no corresponde una conducta sobria y republicana por parte de las autoridades.

Los liderazgos sociales, por su lado, son cada vez más prepotentes y vandálicos. El secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet, dijo con motivo del segundo aniversario de la reforma educativa que en Oaxaca la CNTE hace lo que quiere y que el gobierno local, arrodillado, le sigue pagando.

Mencionó una cifra que por sí misma dice todo. Dijo que mientras cada niño mexicano debe asistir a la escuela 200 veces al año, los estudiantes de Oaxaca sólo reciben de 80 a 100 clases por la simple y sencilla razón de que la CNTE se dedica a la movilización política.

Y así como en Oaxaca los maestros hacen lo que quieren, en Guerrero, el vocero de los padres de familia de los 43 normalistas desaparecidos, Felipe de la Cruz, le advierte al consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, que ellos se encargarán de que no haya elecciones.

¿Quién le dio a Felipe de la Cruz y a su movimiento autorización para hablar a nombre de los tres y medio millones de guerrerenses? ¿Quién lo eligió?

Las palabras del señor De la Cruz no son una simple amenaza. Resumen el reto que su organización, junto con agrupaciones vinculadas al crimen organizado, hace hoy al Estado mexicano.

Como bien dice la portada en este número de Siempre!: el “boicot electoral” sólo puede convenir a la criminalidad.

Lo más delicado del caso es que a las amenazas internas que recibe todos los días el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto se suman los golpes que proceden de la prensa extranjera.

Los diarios británicos Financial Times y The Guardian; los norteamericanos The New York Times, The Wall Street Journal, Los Angeles Times y la revista Forbes; los periódicos españoles ABC, El País y El Mundo, han hecho cola durante los últimos meses para destapar la corrupción mexicana.

El señalamiento políticamente de más peso acaba de venir del Departamento de Estado norteamericano para urgir al gobierno mexicano a poner remedio a lo que llamó “corrupción endémica” en los tres niveles de la administración pública.

Sin duda, como alguien señaló, algo se rompió en México. Muchos trabajan para hundir el país. Tal vez el papa Francisco no se ha dado cuenta de que la Virgen de Guadalupe ya no está aquí porque prefirió irse a otra parte.