Marta Ramírez de Rincón/Presidenta de Fundación Ciudadanía en Acción
Nora Rodríguez Aceves
Mentira que simplemente con prevención, con educación y con políticas de salud se puede enfrentar el narcotráfico; hay que reprimirlo con toda la fuerza del Estado y la sociedad, hay que lograr realmente que el aparato judicial, que las fuerzas de policía y por supuesto que la sanción social realmente le haga saber a los narcotraficantes que no podrán continuar con su labor porque dañan la vida de muchos seres humanos y ha sido el combustible también de los grupos armados ilegales, afirma Marta Lucía Ramírez de Rincón, fundadora y presidente en Colombia de Fundación Ciudadanía en Acción.
El poder del crimen organizado radica, “en buena parte del poder económico que le brinda el narcotráfico. Obviamente, sabemos que el narcotráfico es un problema de una gran complejidad que depende de la demanda. Es muy grande la demanda que hay en Estados Unidos, en Europa, pero lamentablemente, también es una demanda creciente en nuestros países que inicialmente eran o productores o países de tránsito. Hoy tenemos desafortunadamente una demanda interna que está creciendo de tal manera que el narcotráfico con todas sus complejidades es algo que debemos enfrentar. No podemos claudicar frente al narcotráfico porque tendríamos unas sociedades completamente enfermas y sin esperanzas el día de mañana”.
Hay quienes aseguran que México se ha colombianizado, pero “a mí me duele mucho la estigmatización de Colombia como si fuera realmente un país actor voluntario de esa tragedia del narcotráfico como me duele la estigmatización a México. Ni México se está colombianizando ni Colombia realmente ha sido el que ha propiciado esta situación de violencia en ningún otro país de América Latina. Hemos sido un país víctima, como víctima hoy por hoy es México”.
“Lo que creo yo es que esta experiencia que ha tenido Colombia: fortalecer sus instituciones militares, policiales, judicial, sociales, para enfrentar a estos actores ilegales es una experiencia que ojalá también le sirva a México para poder enfrentarlos exitosamente. Hay mucho camino por recorrer, pero lo importante es el momento en donde se toma la decisión de enfrentar esta acción ilegal del narcotráfico y en el momento en que se toma esta decisión la sociedad entera y el Estado de manera unificada tienen que actuar realmente mancomunadamente para que esa decisión produzca los resultados esperados”.
Democracia y seguridad se complementan
En el marco de su participación en la Conferencia Internacional sobre Seguridad y Justicia en Democracia, organizada, hace unos días, por la UNAM, Marta Lucía Ramírez del Rincón comenta a Siempre! que “la seguridad y la democracia se complementan, son realmente dos elementos absolutamente insustituibles de una vida en sociedad. Hoy por hoy tenemos el desafío en todo el mundo desarrollado y en desarrollo de enfrentar a muchos actores que amenazan la seguridad de los ciudadanos, que amenazan la estabilidad democrática, que amenazan por supuesto las instituciones y ese desafío solamente lo podemos enfrentar con unas instituciones estatales fuertes, con unas instituciones de la sociedad civil igualmente fuertes, y todas ellas actuando en estrecha coordinación y con absoluto apego a la democracia y con absoluto apego al Estado de derecho”.
En ese mismo tenor acepta que el crimen organizado, efectivamente, daña la democracia. ”Igual pasó en Colombia. El crimen organizado fue creciendo hasta el punto que realmente tenía prácticamente en jaque a la democracia y lo que decidimos hacer fue enfrentar el crimen organizado, vinculación de guerrillas con paramilitarismo con narcotráfico. Todo esto lo enfrentamos como sociedad, lo hemos enfrentando unidos y hemos logrado también que el Estado colombiano sea capaz de actuar de manera mucho más integrada, de manera mucho más coordinada para tener más eficacia en ese desafío del crimen organizado”.
“Cuando se trata de defender la democracia tenemos que recordar que esta democracia tiene que garantizar la vida, la seguridad y las libertades de los ciudadanos. Tiene que garantizar la vida digna de los ciudadanos en nuestros países y para eso hay que convocar a la propia sociedad civil. Que la sociedad civil sea parte de esa decisión de enfrentar al crimen organizado, si tenemos actitudes dubitativas, si tenemos actitudes temerosas, si tenemos dudas sobre lo que estamos defendiendo que es el futuro de las generaciones que están por venir en México y en Colombia. Realmente los resultados pueden ser muy pobres, pero en cambio, si tenemos la decisión de hacerlo y esa decisión la hacemos dentro del más absoluto respeto a la Constitución y a los derechos humanos, estoy segura que la generación futuras de mexicanos y colombianos verán días mejores que los que estamos viviendo ahora”.
Con base en su experiencia, Marta Lucía Ramírez de Rincón, abogada y política, ex ministra de Comercio Exterior, embajadora de Colombia en Francia y la única mujer en ocupar el cargo de ministro de Defensa, señala los elementos que le han funcionado a su nación para blindar la democracia de riesgos derivados de las organizaciones criminales.
Blindaje
“En primer lugar, entender que el concepto de seguridad no se refiere simplemente a la participación de las fuerzas militares y de la policía en la defensa de los ciudadanos. Entender que la seguridad es un concepto rico, amplio, un concepto de seguridad humana donde tenemos que preocuparnos porque los ciudadanos, los habitantes y los seres humanos en nuestros países no solamente tengan la protección física sino también una seguridad económica, tengan la garantía de acceso al trabajo, la garantía de un ingreso estable para su familia, tengan la seguridad social, que tengan realmente la posibilidad de ir haciendo un ahorro para su vejez. Un sistema de seguridad social que les brinde la salud necesaria, un sistema social que les garantice el acceso a la educación porque es la herramienta insustituible para poder tener oportunidades en esta sociedad”.
“Este concepto integral de la seguridad humana, de trabajo articulado de todas las ramas del Estado y de la sociedad, es lo que realmente le permite a nuestros países enfrentar con éxito esos desafíos”.
“En Colombia todavía estamos muy lejos de conquistar la plena seguridad, pero hemos avanzado mucho, avanzado sostenidamente tanto en el fortalecimiento de la fuerza pública que hizo el presidente Andrés Pastrana al mismo tiempo que estaba buscando un diálogo con la guerrilla como también hemos avanzado en la política de seguridad democrática que impulso el presidente Alvaro Uribe durante ocho años y que fue un enfrentamiento radical sin tregua a todos los actores generadores de violencia, guerrilla, paramilitarismo, narcotráfico, delincuencia armada, organizada. Todo esto tenemos que enfrentarlo con el mismo rigor”.
“Y, ojo, no se vale en una sociedad tomar la decisión de armarse ni defenderse a sí mismo porque el Estado sea incapaz de defendernos, el principal desafío que tenemos es defendernos dentro del Estado y dentro de las instituciones del Estado, porque si no terminamos teniendo fuerzas de seguridad privadas unos, los grupos armados privados son tan peligrosos como obviamente esos grupos ilegales cuando se encuentran armados y subvertiendo el orden constitucional”.
En opinión de la ex funcionaria colombiana, negociar con los grupos criminales “es el peor error que se podría cometer. En Colombia hemos entendido que una negociación es legítima cuando se hace con algunos actores políticos como en muchos años tuvimos nosotros realmente esa decisión de negociar por ejemplo con el ELN, porque eran los actores políticos, pero negociar con actores que tienen que ver con el narcotráfico o con el crimen organizado realmente es un error que no tiene ninguna razón de ser; porque ese crimen organizado vuelve y se organiza, se muta, cambia de forma y toda esa mutación simplemente lo que hace es ir quitándole instrumentos a la sociedad para poderlos enfrentar”.
Explica lo difícil que ha sido integrar a la sociedad en esta lucha contra la delincuencia y los grupos organizados. “Poco a poco lo estamos haciendo, no es fácil, una de las características que tiene Colombia y también México es la falta de capital social, es un capital social tremendamente débil que tenemos que fortalecer, tenemos que enseñar a nuestros ciudadanos que somos realmente materia de derechos que están reconocidos en nuestra Constitución, pero que cada derecho también trae la obligación correspondiente y que dentro de esa obligación está el ejercicio responsable de la ciudadanía. Debemos entender que buena parte de las soluciones dependen de todos nosotros, del apoyo que demos al Estado, del apoyo que nos demos entre nosotros, de cómo realmente ponemos por encima el bien común definitivamente por encima del interés individual, de cómo entendemos que la lucha contra el narcotráfico y la lucha contra los actores violentes también supone una lucha decidida contra la corrupción que desafortunadamente ha retroalimentado a estos actores violentos y creo que tenemos que hacer este ejercicio permanente de pedagogía y de una mayor acción ciudadana”.
Claro que esto incluye también a los legisladores, a los diversos grupos políticos, “hay que hacer reformas muy profundas dentro de la institucionalidad, especialmente dentro de la institucionalidad política para que los partidos políticos en nuestros países, obviamente, entiendan que el manejo del Estado no puede ser para el beneficio de una clientela política que el manejo del Estado tiene que ser justamente para lograr los más altos fines del Estado que es una vida en sociedad que garantice bienestar, libertad y el ejercicio pleno de los derechos a los ciudadanos”.
Jóvenes y mujeres, el eslabón más débil
Los jóvenes y las mujeres son los más desprotegidos en toda esta lucha “en todos nuestros países y lamentablemente es la historia también del mundo desarrollado, el eslabón más débil, cuando estamos hablando de niveles altos de desempleo, de niveles altos de pobreza. desafortunadamente, los que más sufren son justamente los jóvenes, las mujeres y los ancianos mayores por esa razón tiene que haber políticas públicas que vayan hasta lo social y que son parte de este concepto de seguridad humana integral”.

