GARBANZOS DE ALIBRO

 

 

 

 

Jill Abramson, exdirectora de The New York Times

 

 

Marco Aurelio Carballo

Habla Jill Abramson (Nueva York, 1954), la primera mujer directora de The New York Times, considerado el diario más prestigioso del planeta, cargo que desempeñó tres años antes de que la despidieran, “debido a diferencias con el dueño”, según dijo en una entrevista.

Ahora da clases en Harvard, donde estudió historia y literatura, y edita libros: “Estoy cansada de hablar de ello. Ha pasado casi un año. Se están produciendo grandes cambios en el periodismo, pero los principios aún son  los mismos. Un poeta (Matew Arnold) definió el periodismo como el arte de contar historias con un fin, con un sentido, y es una buena definición. El apetito por leer reportajes así, bien contados, es mayor que nunca. Los lectores quieren que los periodistas cuenten grandes relatos que aborden cuestiones serias”.

“En Estados Unidos —agregó Abramson— hay un fenómeno que se ha hecho tremendamente popular: es un podcast llamado “serial”. Es la dirección detallada de un asesinato en 12 capítulos. Supone una variedad en periodismo. Pero en realidad es una de las formas más viejas de contar historias. Charles Dickens escribió muchas historias como novelas. Hay hambre de nueva narrativa. Cuando ésta adopta la forma de periodismo, pero con las técnicas narrativas de la crónica, el cuento y la novela  tiene que tener un sentido. Tiene que ilustrar un problema social o explicar cómo la gente real sufre para vivir y cuáles son los problemas económicos. El proyecto en el que trabajo consiste en eso, en publicar historias de calidad con profundidad. Debemos tener cuidado”.

“No podemos decir —señala Abramson— que hay un solo tipo de periodismo que define nuestra era. Vivimos  un momento de transición. No hay dudas de que la gente quiere las noticias al instante. Quiere tener información y entender qué pasa en el mundo. Eso a veces puede ser corto. Pero no significa que no quiera además grandes historias largas. A una mujer que quiere asumir responsabilidades en un mundo dominado por hombres, la animaría a perseguir sus sueños. No quiero que el hecho de que me despidieran se traduzca en una lección negativa para las jóvenes. Quiero que tengan ambición en su carrera, pero también les diría que sean fieles a sí mismas. No puedes triunfar si tienes una voz interior, constantemente cuestionándote que eres una trepadora o demasiado mandona o demasiado asertiva. No voy a fingir que el fin de estos días no fue doloroso. Dolió. Pero no me arrepiento”.

Precisó Abramson: “Creo que The New York Times es una institución irremplazable en nuestra sociedad. Es el mejor medio de comunicación en el mundo. Creo en sus valores periodísticos y también que su éxito es vital”.

Un colega escribió que el pleito estuvo en que ella supo que su antecesor ganaba más y contrató un abogado. El dueño Arthur Sulzberg dijo que Jill Abramson tiene “mal carácter”.

La entrevistó Ana Carbajosa para El País Semanal.