La delegación iraní en las negociaciones en Suiza anunció el rechazo a enviar al extranjero gran parte de sus reservas de uranio enriquecido, lo se convierte en un obstáculo para las seis potencias mundiales e Irán por alcanzar un acuerdo preliminar sobre el programa nuclear de Teherán.
Es un detalle que había respaldado en el pasado —Rusia parecía el destino más probable— y que la mañana del domingo diplomáticos occidentales daban por seguro que formaría parte de un acuerdo preliminar que parecía cercano; el pacto final debe llegar antes del 30 de junio.
A pesar de las opiniones encontradas sobre el almacenamiento de uranio, la delegación iraní dijo que el acuerdo sigue siendo posible. Fuentes occidentales citadas por el diario The New York Times señalaron que hay otros modos de gestionar las reservas de uranio que seguirían permitiendo alcanzar un pacto con Teherán; una opción sería mezclar el uranio con materiales más diluidos para que así sea mucho más difícil emplearlo, como se pretendía al mandar las reservas al extranjero.
La Casa Blanca minimizó este lunes esas diferencias y dijo que no suponen ningún paso atrás ni tienen porqué ser definitivas, “lo que vaya a pasar con esas reservas (de uranio) es algo que están trabajando nuestros negociadores, pero es erróneo decir que había un acuerdo que luego cambió. Nada está acordado hasta que todo está acordado”, dijo el portavoz Eric Schultz en declaraciones a los periodistas a bordo del avión presidencial.
Sin embargo, la posibilidad de que se acepte que en Irán permanezcan en su totalidad sus reservas de uranio puede afianzar el parecer de los críticos con las negociaciones de que Teherán no hace suficientes concesiones.
Varios países árabes e Israel ven pocas esperanzas del compromiso iraní de frenar sus ambiciones nucleares y temen que un acuerdo de la espalda al régimen de los ayatolás y se altere el tablero geopolítico en Oriente Próximo. “Este acuerdo confirma todos nuestros miedos e incluso más”, expresó este domingo el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
El rechazo iraní al envío de reservas de uranio al extranjero lo anunció a la prensa el viceministro de Exteriores de Irán, Abbas Araqchi, quien a participado en las negociaciones en Lausana, “la exportación de reservas de uranio enriquecido no está en nuestro programa”, dijo el diplomático, “no hay ninguna cuestión de mandar las reservas al extranjero”.
Sin embargo, Araqchi negó que eso pueda dilapidar un posible acuerdo y aseguró que un pacto es “realizable” pero que hay “dos o tres” asuntos que aún deben resolverse, “somos optimistas, las posibilidades de llegar a un acuerdo están allí. Pero esto requiere que el otro lado tome las decisiones necesarias y demuestre su voluntad política”.
Entre los desacuerdos están el grado de supervisión de las instalaciones nucleares, el calendario de levantamiento de las sanciones o permitir a Irán mantener proyectos de investigación nucleares y otros con fines médicos.
Irán, que ha negado estar desarrollando una bomba nuclear, estaría dispuesto, según la agencia Reuters, a reducir a menos de 6 mil el número de centrifugadoras (inicialmente pedía dejarlas en 10 mil).
Las seis potencias (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia, China y Alemania) quieren que durante al menos 10 años la capacidad nuclear iraní esté a un año de distancia de adquirir el material para producir una bomba; a cambio, levantarían las sanciones que afectan a Irán internacionalmente.
Durante todo el día, los nervios, las expectativas, las filtraciones y los desmentidos sobre las posibilidades de alcanzar un acuerdo inminente dominaron las negociaciones; los mensajes que mandaron los diplomáticos eran una combinación de optimismo y cautela: el acuerdo preliminar parece cerca, pero faltan por cerrar detalles importantes y el entendimiento puede descarrilar en cualquier momento.