Por muchas razones
La política es más peligrosa que la guerra,
porque en la guerra sólo se muere una vez.
Winston Churchill
José Fonseca
Por muchas razones, la república vive tiempos nublados. Tiempos nublados por las intransigencias políticas, por las ambiciones político electorales y las consecuencias de una crisis global, resultado de los reacomodos geopolíticos mundiales, daños colaterales de la crisis financiera de 2008 que sacudió las economías más desarrolladas del mundo.
Tiempos nublados por los errores cometidos en la cotidiana tarea de gobernar. Errores que capitalizan muchos para quienes siempre fue inaceptable que un político priista ganara la elección presidencial.
Tiempos nublados por la explosión de los prejuicios ideológicos, por las perversas simplificaciones como esas de que “son los genes priistas”, como si todo aquel que vivió los gobiernos priistas del siglo pasado necesariamente tiene que tener algún tipo de infección política.
Pero también tiempos nublados por una crisis económica que aflige a todas las economías, más duramente a las economías similares a la mexicana, efectos secundarios de la guerra petrolera entre el fracking que le daría independencia petrolera a Estados Unidos y los intereses de las naciones árabes cuyos territorios poseen las mayores reservas de hidrocarburos del mundo.
Por todas estas razones, el presidente Enrique Peña Nieto tiene la ingrata tarea de gobernar en tiempos difíciles, en tiempos de crisis, lo cual exigirá de temple y serenidad.
Mucho temple, serenidad y talento político exigirá la reingeniería presupuestal anunciada por la Secretaría de Hacienda. Temple y serenidad para hacer la tarea, dolorosa, pero necesaria, de cumplir con la eliminación de programas inviables o redundantes.
Talento político exigirá convencer al Congreso para que apruebe el presupuesto para 2016, porque es innegable que la planeación presupuestal es un ejercicio de política, no un simple ejercicio de alta y compleja contabilidad.
Y, sobre todo, mucho coraje político del presidente Peña Nieto exigirá la decisión de arriesgar su imagen personal con tal de preservar la estabilidad macroeconómica de la república, la cual, a pesar de tantas opiniones negativas aquí, es reconocida por los más distinguidos expertos financieros internacionales.
Todo lo anterior es políticamente incorrecto, porque muchos han hecho de la crítica, aun la más irracional, un deporte nacional.
Son muchos los que tienen una visión sombría de la realidad mexicana. No la comparto, porque he vivido otros tiempos difíciles, económicos y políticos y sé que cuando se toman las decisiones necesarias, por políticamente riesgosas que sean, el país ha salido adelante.
En eso confío. A eso le apuesto. No soy de los que se solazan con los fracasos de los gobiernos, porque la mayoría de los mexicanos sufre las consecuencias. No soy de los que llevan el luto en el alma.
jfonseca@cafepolitico.com
