Horas después de que arribaron a Panamá los presidentes Barack Obama y Raúl Castro, sus jefes de la diplomacia celebraron la noche del jueves el primero de los encuentros que deben concretar la reanudación de relaciones entre Estados Unidos y Cuba.

La reunión del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y del canciller cubano, Bruno Rodríguez, en un hotel de la capital panameña, es la de mayor relevancia entre Washington y La Habana en más de medio siglo.

Ambos tuvieron un diálogo “extenso y productivo” en el que constataron que se “han realizado avances” y se comprometieron a “seguir trabajando para resolver asuntos pendientes”, indicó el Departamento de Estado.

La última cita bilateral de cancilleres de EU y Cuba se celebró en septiembre de 1958, durante del régimen de Fulgencio Batista; en abril de 1959, Fidel Castro, en ese entonces primer ministro, se reunía con el vicepresidente estadounidense del momento, Richard Nixon, en Washington. Han tenido que pasar 56 años para que se vuelva a celebrar un encuentro Cuba-EU de alto nivel.

El récord de Kerry y Rodríguez tiene fecha de vencimiento, en vista de lo que supone la imagen más esperada desde que EU y Cuba anunciaron el 17 de diciembre la normalización de relaciones: la del encuentro entre Obama y Castro en las próximas horas.

La Casa Blanca reveló este viernes que ambos presidentes hablaron por teléfono el miércoles, antes de que Obama partiera de Washington; es la segunda conversación telefónica conocida entre ambos mandatarios desde diciembre.

La portavoz del Departamento de Estado, Marie Harf, publicó en las redes sociales una foto de Kerry y Rodríguez estrechándose la mano antes de la cita con la que se inicia un momento clave entre los dos países históricamente enfrentados con todos los países del hemisferio occidental de testigo en la Cumbre de las Américas que comienza este viernes.

En busca de prosperidad y Equidad

La séptima Cumbre de las Américas se viste de gala con la participación de Cuba por primera vez y con todo el interés respecto a lo que haga el líder de la isla comunista Raúl Castro y el presidente Barack Obama.

La atención estará concentrada en el mandatario venezolana Nicolás Maduro, quien llegó a Panamá en medio de un recrudecimiento de las tensiones con Estados Unidos, después de que el gobierno de Obama decretara sanciones y declarara a la nación petrolera una amenaza para la seguridad estadounidense.

El líder venezolano adelantó que entregará a su par norteamericano una lista con millones de firmas de compatriotas que piden el cese de esa medida, cuestionada por otros gobiernos en la región.

Maduro también escuchará, aunque no necesariamente dentro de los encuentros con sus pares, exigencias de críticos y opositores a su gobierno para que libere a presos políticos y asegure unos comicios parlamentarios libres y transparentes este año.

El presidente anfitrión Juan Carlos Varela, un centrista que ha tendido un canal panameño para el diálogo y resolver diferencias, inaugura la reunión por la noche, en un acto en que también intervendrán los secretarios generales de la ONU y la OEA, Ban Ki-Moon y José Miguel Insulza, respectivamente; la ceremonia se llevaría a cabo en un centro de convenciones ubicado a orillas de la bahía de Panamá, sobre la vertiente del Pacífico.

Los líderes discutirán en Panamá sobre prosperidad y equidad y cómo impulsar la cooperación para ayudar a mejorar la vida de los pobres en el hemisferio; de acuerdo con organismos de las Naciones Unidas, en América Latina y el Caribe persisten alrededor de 167 millones de pobres, a pesar de los avances que ha tenido la región en ese asunto y el crecimiento económico que evidenció la zona en la última década.

Paralelamente a la cita presidencial, grupos populares, sindicales e indígenas realizan sus propias cumbres, en las que esperan la asistencia de algunos de los líderes socialistas de la región.

Información de El Universal y El País, España