A punto de cumplirse 70 años del final de la II Guerra Mundial, Edda Göring, ahijada de Hitler, realizó una petición por la vía legal a las autoridades bávaras para que le sea devuelta la fortuna que dejó su padre Hermann Göring, un comandante supremo de la Luftwaffe, que reunió a lo largo de su vida una gran colección de obras de arte. Ella considera ser la legítima heredera de una herencia que nunca llegó a sus manos por ser intervenida durante los juicios de Nüremberg.
Hermann Göring fue el segundo hombre más poderoso del Tercer Reich, era dueño al final de la guerra de casi mil 400 cuadros, 250 esculturas y 168 tapices antiguos, 200 muebles antiguos, 60 alfombras persas y francesas y 75 vidrieras, entre ellas gran cantidad de la Edad Media. Además poseía decenas de miles de valiosos libros, mapas y manuscritos. A mediados de los años 30, trabajaba ya en un organizado proyecto de colección de arte, con agentes rastreadores distribuidos en toda Europa y una secretaria que se dedicaba exclusivamente a coordinar las compras.
Por su parte, Edda solo reclama una suma modesta en comparación con este enorme patrimonio que dejó su padre, y que le hubiera permitido una vida digna, así lo señaló en la solicitud que ella misma firmó.
Entre las pertenencias que solo reclama la ahijada de Hitler, sobresale el cuadro “La Virgen con el niño” de Lucas Cranach “el Viejo”, una obra maestra del siglo XVI que fue sustraída del Museo Wallraf-Richartz para agasajar a la niña Göring. Además de una Casita de Juegos que fue construida gracias a miles de oficiales de las Fuerzas Aéreas alemanas que enviaron dinero para instalarla en el bosque que rodeaba la residencia de Carinhall. Se trataba de un pequeño castillo en cuya sala de teatro actuaría el ballet de la Ópera del Estado de Berlín ante la todavía lactante.
Los intentos de Edda han sido varios por recuperar al menos parte del tesoro de Göring y suyo propio, pero sin éxito, ya que el parlamento de Baviera, siguiendo la recomendación del Ministerio regional de Finanzas, ha denegado por unanimidad su petición, a pesar de que es considerada la legítima heredera.
El motivo por el que, a estas alturas, Edda Göring decidió acudir de nuevo a los tribunales es un misterio, según el diario El Mundo.es, señala el periodista muniqués Wolfgang Wittl que quizá es presionada por quienes desean a su vez heredarla, o quizá los años la hacen aún más nostálgica de la vida de lujo que llevó de niña.
En esta última, Edda aquella niña a la que los domingos se le permitía sentarse a la mesa de los adultos, incluso sobre las rodillas de Hitler, acudió esta vez a presentar su solicitud engalanada con algunas de las joyas que recuperó en 1954, gracias a una petición similar a la actual.


