Patricia Gutiérrez-Otero

Curiosamente desde hace varias semanas me he enchufado a la serie Infames producida por Argos, productora independiente ligada con el querido Epigmenio Ibarra. Su argumento gira en torno a una sucesión presidencial en México y a todo lo que se relaciona con ello: la lucha electoral, los carteles, el lavado de dinero, la influencia de los Estados Unidos, el papel de las mujeres con cargos importantes en la Secretaría de Finanzas, el manejo de los medios de comunicación, las falsas bodas entre políticos y bellas mujeres, actrices o no.

En Infames un joven diputado homosexual de clóset del partido Conservador en el poder —y futuro presidenciable— está comprometido con una reina de palacio donde tiene su sede la Secretaría de Finanzas. Este diputado se casará con la joven para taparle el ojo al macho a su reprobable orientación sexual, según la moral de su partido. Ella, a consabiendas de la orientación sexual de su novio, acepta el trato por conveniencia, pero se ilusiona con la idea de la boda, y organiza algo desmesuradamente costoso. Puesto que la contienda electoral ya ha iniciado, el candidato ordena detener estos preparativos antes de que la oposición los vuelva un escándalo. El equipo del partido Conservador organiza una boda fast track.

Justo al día siguiente de ver el episodio 110 de la primera temporada, y de pura casualidad, vi en Aristegui Noticias la sorpresiva noticia del anuncio de la boda del gobernador de Chiapas Carlos Velasco Coello con Anahí (sin apellidos) en el horario menos adecuado para una boda: las 8 de la mañana. Se celebró, sí, en una Catedral, pero no en la de México, lo que podría esperarse dado que ese gobernador había mandado cubrir el Distrito Federal con sus espectaculares para dar cuenta de su primer año de gobierno, por lo que fue multado (multa pagada por los impuestos de los chiapanecos), pero de que su rostro se había visto fuera de su terruño, ¡se había visto! Ahora, se dio un baño de modestia en uno de los pueblos más significativos del territorio nacional: San Cristobal de las Casas porque ahí estuvo uno de los frailes del siglo XVI que más defendió a los indios y porque ahí estalló el Movimiento del Ejercito Zapatista en 1994. Por eso no podían faltar, a la salida de la Iglesia, las mujeres indígenas ataviadas de color morado. Recordemos que en los altos de Chiapas los indígenas se dividen grosso modo entre priistas y otras denominaciones, entre ellos los católicos y los zapatistas. Los priistas son fuertemente apoyados por este partido para causar rupturas en el tejido indígena.

¿Cuál es la estrategia de los ideólogos del PRI al vendernos esta boda sencilla, popular, entre un gobernador güerito, de ojos claros (¿a qué etnia pertenece?) flaquito, que algunos dicen que es guapo, y una actriz de Televisa de la que no se menciona el apellido, pero que es reconocida por muchos por haber participado en telenovelas y en un grupo musical? ¿Una mujer que puede actuar su dicha al casarse y por estar con el pueblo? ¿Creen que les funcionará la estrategia Peña y Gaviota? Los Estados Unidos tuvieron un presidente actor, y creo que lo pensarán dos veces para volver a hacerlo. Además, en México, perros más adiestrados ya afilan los colmillos y ya se dan baños en las estéticas para competir en la palestra de la violencia y la apariencia, ¿no es cierto, Moreno Valle?

Seguiré viendo Infames que ha mostrado un vuelo profético, y que tiene un excelente guión, dirección y actuación.

Además, opino que se respeten los Acuerdos de San Andrés, que se respete la Ley de Víctimas, que se investigue seriamente el caso de Ayotzinapa, que el pueblo trabajemos por un Nuevo Constituyente, y que se haga justicia al equipo Aristegui.

 

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