La insoportable levedad de ir a las urnas
Santiago I. Soriano Condado y Viridiana Vega
—I-II—
Son las 05:00 horas; el despertador suena insistente y los párpados se niegan a ceder ante el repiqueteo. Es como si una fuerza invisible —pesada, inamovible— se instalara sobre los hombros. La espalda. Las piernas. La cabeza… hay que levantarse pues el camino es largo rumbo a la escuela. Cursa el último semestre de la licenciatura en relaciones comerciales en el Instituto Politécnico Nacional; hoy tiene examen, el último para entonces comenzar a dejar de ser universitario.
La fuerza invisible, tras varios minutos de intentar no escuchar, es el desvelo de haberse ido a la cama hace dos horas. Los proyectos finales, estudiar para la prueba que más tarde tendrá (y un poco la procrastinación), cobran una factura difícil de cubrir, incluso, para un joven de 19 años. Las 05:25; cinco minutos más y se hará tarde. Hay que salir de la cama… hay que ser joven en México.
Él, junto a otros 22 millones 995 mil 611 millones de jóvenes, forma parte de los casi 78 millones de hombres y mujeres que estarán en posibilidades de votar el próximo 7 de junio.
Antes de salir, bebe un poco de leche tibia mientras ve la televisión; ya vio cuatro spots donde el PRI acusa al PAN de ineficiente y éste a su vez los acusa de corruptos; en otro anuncio, Marcelo Ebrard dice que “tú habrías votado por mí para presidente” pidiendo que ahora lo hagan por Movimiento Ciudadano. El joven está asqueado. Otro día más de campañas donde no ve una sola propuesta; lo mismo pasará cuando salga a la calle.
Sin embargo, le piden que vote pero no cree en los políticos, tampoco confía en las instituciones. No necesita pensarlo… no acudirá a las urnas.
Juventud diversa pero apática
En entrevista para Siempre!, los investigadores del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, los doctores Juan Pablo Aguirre Quezada y Christian Uziel García Reyes coinciden en algo, en que “es importante entender a los jóvenes como parte de una sociedad mexicana que es muy diversa, que es plural”.
Pese a esta diversidad, hay una coincidencia entre buena parte del sector joven de México: la indiferencia.
Basta con escuchar a algunos de los jóvenes que sin importar su condición social, económica o educativa consideran que “todos estos discursos ya están manejados, ya están prefabricados”, señala Iván, estudiante de sexto semestre de la carrera de relaciones comerciales en el IPN, respecto a los spots propagandísticos del día, “los políticos ya no aportan nada nuevo, los políticos sólo te dicen lo que quieres escuchar, sin embargo, es muy difícil que lo hagan”.
Tanía, compañera de Iván, lo apoya al decir que “la cuestión que a los ciudadanos nos interesa más es sí lo van a cumplir, si de verdad lo que están proponiendo es lo que van a realizar en un determinado plazo”.
Datos de la Encuesta Nacional de Juventud de 2005, la última que realizó esta medición, revela que los jóvenes manifestaron su apatía hacia la política argumentando que simplemente no les interesaba (39% de los encuestados) y la falta de honestidad de los políticos (22%), mientras que un sector más reducido (6%) dijo no comprender el tema o simplemente no tener tiempo para éstos (4.2%).
La misma encuesta, en su edición de 2010, arrojó que 63.1% de los jóvenes consultados (de entre 12 y 29 años) considera poca o en lo absoluto necesaria la participación de partidos políticos para que la democracia funcione; el rechazo se incrementa conforme la edad de los jóvenes va en ascenso, pues éste se acentúa (67,6%) en el grupo de edad de entre 25 a 29 años.
Sin embargo, hay jóvenes que aún ven una esperanza. “La cuestión electoral para mí es muy importante”, expresa Angélica —también estudiante del IPN—, “porque de ahí viene nuestro derecho en el sentido de que podemos cambiar la forma de pensar y hacer algo por nuestro país”.
El primer voto, un encanto fugaz
El doctor Juan Pablo Aguirre señaló que en un estudio realizado por el entonces IFE, hoy Instituto Nacional Electoral, tras las elecciones intermedias de 2009 reveló que “había un interés especial entre los jóvenes que tenían 18 a 20 años en votar; aparte de que era su primera elección, por conseguir su credencial para votar con fotografía; si bien no todos ellos iban a acudir al llamado de las urnas si era importante ese detalle, pues era un símbolo de pertenencia, de que podrían participar, y alrededor del 77% de los jóvenes tenían esta identificación”.
En esas elecciones intermedias, los ciudadanos de entre 20 y 29 años fueron los que mostraron la menor tasa de participación frente a otros grupos de edad. Y como menciona Aguirre Quezada, fueron los jóvenes que votaron por primera ocasión quienes se mantuvieron a la par con la media general de participación que fue del 44%, sin embargo datos del Estudio censal sobre participación ciudadana del IFE demostraron que conforme pasan los años, los jóvenes pierden ese ánimo.
Pero este fenómeno no es exclusivo de los mexicanos, pues también ocurre en otras latitudes del mundo. Un ejemplo específico de esto es el caso de Estados Unidos, sobre el cual conversó con Siempre! el profesor Nicholas Maher de la Universidad Oglethorpe en Atlanta, Georgia.
El también investigador en historia de Estados Unidos y su relación con América Latina define a los jóvenes votantes del país norteamericano como unos donde “hay demasiada apatía e indiferencia. Esto me sorprende, pues cuando yo era universitario en verdad sentía que tenía mi voto y que nadie me lo podía quitar. Me emocionaba, no podía esperar para votar; era una actitud que veía entre mis compañeros. Pero ahora hablo con mis estudiantes y en verdad percibo apatía por parte de ellos”.
Asimismo, según datos del Latinobarómetro realizado en 2013, “el 28% de los ciudadanos de América Latina estaba algo o muy interesado en política, en México únicamente el 30% lo refirió; esto coincide con un dato que también indicó el Instituto Mexicano de la Juventud a través de su encuesta nacional, que en 2010 sólo 30.3% de los jóvenes mexicanos consideraba contar con mayores oportunidades para ejercer sus derechos políticos en comparación con sus padres, contra 26.1%, que consideraba estar peor”, subrayó el doctor Aguirre Quezada.
Para Brenda, estudiante del IPN, “lo único que tenemos que hacer para emitir un voto es informarnos, saber de lo que nos hablan y no sólo dejarnos guiar por lo que los demás nos dicen”; en la misma línea, Alberto, estudiante de sociología de la UNAM, dice que “lo idóneo sería tener un pensamiento crítico frente a la situación actual del estado de cosas de nuestro país y que bajo ese esquema nosotros seamos capaces de tomar una decisión”.
Aunque Alberto cree que hoy la situación que está atravesando México no se va a transformar con ir a votar.
Las presidenciales llaman más
“Una participación en las urnas para los jóvenes es más motivante cuando hay cambio de presidente, que las elecciones intermedias como el caso del próximo 7 de junio”, señala Juan Pablo Aguirre, “no obstante —añade— y coincidiendo con lo qué pasó en 2009, existe mayor participación de jóvenes en entidades donde eligen gobernadores”.
El 7 de junio serán las entidades de Baja California Sur, Colima, San Luis Potosí, Guerrero, Michoacán, Nuevo León, Querétaro, Campeche y Sonora donde se elegirán a los nuevos titulares del gobierno estatal.
En 2009, los ciudadanos de entre 20 y 39 años alcanzaron participaciones que rebasaron el 50% en Campeche, Colima, Nuevo León, Querétaro y San Luis Potosí; mientras tanto en Baja California Sur, Guerrero y Michoacán se presentaron tasas menores al 30% en el sector comprendido de los 18 a los 39 años.
Ante esto, Christian Uziel García Reyes señala que “el tema del desencanto con la democracia se ha venido gestando a raíz de que se le dio demasiadas expectativas a lo que se denominó como la transición democrática; pensamos que al tener elecciones libres e imparciales tendríamos desarrollo económico, mejora de las condiciones sociales, así como las de seguridad dentro del país y esto no lo da la democracia. La democracia es procedimental, un método para elegir a los gobernantes y se le dio demasiadas expectativas que vinieron a contrarrestar este sistema democrático. Cuando hay grandes desigualdades y asimetrías entre las condiciones económicas y sociales en la población esto viene en automático a menguar la confianza que se tiene en la democracia”.
MICHOACÁN Y GUERRERO: BAJO LA LUPA
Michoacán y Guerrero llaman la atención pues en ambos estados se presentaron tasas de abstencionismo joven cercanas al 70% en las elecciones intermedias de 2009.
Los últimos seis años fueron turbulentos para la zona de Tierra Caliente; los gobiernos emanados de dichos comicios no vieron concluir sendos mandatos. En el caso de Fausto Vallejo, en Michoacán, su delicado estado de salud le alejó por completo de la casa de gobierno dejando el estado en medio de una crisis de seguridad y descontento social que se vio acentuado por el surgimiento de autodefensas; misma suerte corrió Ángel Aguirre Rivero, quien tras el caso Iguala se vio en la necesidad de solicitar licencia para separarse del cargo y posteriormente hacerlo de forma definitiva, dejando así una crisis política difícil de conciliar.
¿Este escenario acentuará o inhibirá la participación joven en los comicios para elegir nuevos gobernadores?
El pulso universitario
Fue a través de mesas de diálogo organizadas por Siempre!, en las escuelas públicas más destacadas de México: la UNAM y el IPN, donde que se recogieron testimonios que plasman parte del descontento generalizado que permea en un sector que representa la tercera parte del total de ciudadanos que podrán ejercer el voto en las próximas elecciones intermedias del país: los jóvenes.
“La política no está manejada correctamente porque los que se postulan para tomar cargos como en las presentes elecciones que se vienen no son aptos para tomar ese puesto”, considera Tania, alumna de la Escuela Superior de Comercio y Administración del Politécnico, al ser testigo del escenario político actual.
Por su parte, Ana Karen, su compañera, refiere que “actualmente los jóvenes en las votaciones han visto que hay fraudes, entonces dices ‘si voy a votar, pero no toman en cuenta mi voto, entonces para qué lo haces’. Hoy muchos dicen que van a votar por el que menos robe”.
Alberto, alumno de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, asegura que “todos los partidos políticos atienden agendas particulares. En todo caso, el que te den una tarjeta o una beca no es más que la clientelización de una ciudadanía que es considerada como tonta, que no tiene capacidad de reflexión profunda”.
Para Javier, miembro del Comité Estudiantil de Ciencia Política en la FCPyS, “el nivel de discusión política que se ha visto ha sido muy bajo; sólo se han visto ataques entre los partidos, no ha habido esa confluencia de proyectos ni el contraste de ideas, y creo que eso va en detrimento de un espacio democrático en el país”.
Zamná, también estudiante de Ciencia Política, dice que “la política y los políticos le han fallado a los jóvenes, han hecho que las condiciones básicas de existencia sean limitadas y deleznables hasta cierto punto”.
Los medios, otro factor determinante
“Al igual que los ciudadanos influyen mucho, las coyunturas sociales previas a una elección también dependen de la oferta política; para que en éstas los jóvenes se sientan atraídos hacia las campañas, es importante también el grado de desconfianza de los jóvenes hacia las instituciones”, indica el doctor Juan Pablo Aguirre, a la vez que indica que “esto influirá, además de los medios de comunicación; uno de los datos que resaltó la encuesta del Colegio de México es que los jóvenes se informan de las cuestiones políticas mayoritariamente por televisión”.
Alberto, alumno de la FCPyS, manifiesta al respecto que “el arribo de las tecnologías de la información nos ha permitido a los jóvenes tener mucho más acceso a ésta que antes (además de permitir) ya no creerle a los medios oficialistas, teniendo un punto de vista más crítico leyendo cada vez más publicaciones”.
Por su parte, el doctor Christián Uziel García revela que “en prácticamente el 80 por ciento de los mexicanos el medio número uno para informarse de política es la televisión, tanto jóvenes como adultos”, y que hay una creencia generalizada de que los jóvenes se informan más a través de las redes sociales, sin embargo, las distintas mediciones que se han realizado desmienten estos datos.
Las cifras son claras: los jóvenes creen en votar, pero no en el sistema, lo cual se refleja en los índices de participación donde no se refleja el peso específico de su robusta presencia; es una contradicción que existe y se ha mantenido durante varios procesos electorales.
Así lo deja en claro la opinión de Zamná, uno de los jóvenes a los que Siempre! se acercó para conocer de cerca su opinión: “La política existe en la medida de que nos podemos gobernar, transformar y delinear ciertos horizontes para vivir una vida pacífica y calmada entre todos. Eso en México ha fracasado”.
Hay desencanto y desánimo; el camino para que esta tendencia cambie, coinciden expertos y jóvenes, no se logrará de la noche a la mañana.