Entrevista a Fernando de la Peña/Presidente de Aexa Aerospace
Moisés Castillo
Dicen que un gobierno ineficaz es un sexenio anticipado. Y pareciera que la administración de Enrique Peña Nieto, ávida de buenas noticias, está condenada al infortunio. El pasado 16 de mayo el satélite Centenario voló 490 segundos y se desintegró en la atmósfera después de su lanzamiento desde el cosmódromo de Baikonur, Kazajistán. La misión de la agencia espacial rusa Roscosmos falló: el cohete ruso Protón-M, propiedad de la empresa International Launch Servicies ILS, explotó en su tercera fase. En pocos minutos se esfumó un satélite valuado en 300 millones de dólares en equipo tecnológico y otros 90 millones más por los costos de transportación al espacio.
Sobre aviso, no hay engaño. Las fallas en la tercera fase de los cohetes portadores rusos Protón-M, y del carguero espacial Progress, se habían presentado a finales de abril rumbo a la Estación Espacial Internacional con suministros para su tripulación. Los constantes problemas técnicos de Rusia están dañando su posición en el mercado espacial. La causa principal es que no hay nuevos talentos: la plantilla aeroespacial rusa está integrada por veteranos expertos de la escuela soviética e inexpertos especialistas formados en Rusia en lo que va del siglo. En el último medio año, el programa espacial ruso tuvo una decena de problemas y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes lo sabía.
Ante el inminente fracaso, ¿por qué no se buscó otra empresa? si el satélite Bicentenario (fabricado por la compañía estadounidense Orbital Sciences Corporation) fue lanzado exitosamente en diciembre de 2012 por la francesa Arianespace, ¿por qué acudir con la ineficaz Roscosmos?
La Secretaría de Comunicaciones y Transportes (Comunicaciones y Transportes) se justifica al decir que el programa de inclusión digital México Conectado se mantiene en ruta, ya que la misión que tenía el satélite Centenario será cumplida por el satélite Morelos III (será lanzado el próximo 22 de octubre en el cohete Atlas 5, utilizado por el gobierno estadounidense en sus programas satelitales).
Además, Comunicaciones y Transportes presume que la fallida misión del satélite Centenario se encuentra cubierta por las pólizas de seguro contratadas en 50 millones de dólares, por lo que México no perderá los recursos invertidos. Es decir, se preparó para el fracaso.
“Cuando se firmó este contrato con ILS, en febrero de 2012, el porcentaje de éxitos de la empresa con el lanzamiento del cohete Protón era del 95%; se hizo entonces un estudio de mercado donde se definió con los costos, los tiempos y las ventajas, y entre esos criterios se definió que iba a ser lanzado por ILS. Se analizó la posibilidad de salirse de ese contrato y buscar una alternativa, y había que pagar una garantía de 60 millones de dólares; se consideró que incurrir en ese costo no era prudente. Ésta es una industria de probabilidades y desgraciadamente nos tocó la probabilidad negativa”, explicó la subsecretaria Mónica Aspe Bernal.
De acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación, el satélite Centenario estaba almacenado desde noviembre de 2013 y le costó al gobierno mexicano más de 5 mil 300 millones de dólares por gastos en los controles de limpieza, temperatura y seguridad.
El órgano fiscalizador en la revisión de la cuenta pública 2013 detalló que el lanzamiento estaba previsto originalmente para el periodo comprendido entre el primero de noviembre de 2013 y el 19 de marzo de 2014. Sin embargo, no se cumplió con esa fecha debido a fallas reportadas por la empresa ILS, lo que derivó en que el plazo para el lanzamiento se modificara hasta en tres ocasiones.
“La SCT con su equipo de asesores no contemplaron una alternativa para minimizar los riesgos y costos asociados con el retraso mencionado… En caso de que no se lance alguno de los satélites (Centenario o Morelos III) antes de mayo de 2016, se tiene el riesgo de perder las posiciones geoestacionarias 113.1° Oeste y 116.7° Oeste, o en su caso, se tendrá que reubicar nuevamente el satélite Bicentenario en las posiciones mencionadas, con la implicación de pérdida de su vida útil y los costos de maniobra correspondientes”, concluyó la auditoría.
Hay que recordar que los contratos del sistema integral MexSat, con los tres satélites se firmaron en el gobierno de Felipe Calderón con un presupuesto aprobado de 13 mil millones de pesos, pero con la llegada de la administración de Enrique Peña Nieto los costos del proyecto se elevaron descomunalmente a 24 mil millones de pesos. ¿Dónde quedaron más de 10 mil millones de pesos?
Problema de tres administraciones
Para Fernando de la Peña, presidente de Aexa Aerospace, en el caso del satélite Centenario pierden todos los mexicanos, porque son muchos los millones de dólares que ha costado el programa MexSat y advierte que el desenlace involucrará al siguiente sexenio: es un problema de tres administraciones.
“Veremos cuánto dinero se van a gastar, porque se estima que 38 meses se podrían tardar en fabricar un nuevo satélite igual al Centenario. Aún no se sabe cómo será utilizado el dinero del seguro. Se van a gastar dinero en asesorías, y el remplazo va a estar en órbita en 4 años. Es un problema que compró la administración de Calderón, se pasó a la de Peña Nieto y el conflicto se va a traspasar a la siguiente administración federal”.
¿Estamos frente a un gran negocio?
El proyecto del satélite se va a pagar a precios de 2012, no a precios de 2019. A final de cuentas esto involucra al gobierno pagar el costo de 4 años de asesores y todo lo que implica un proyecto así. Dicen en Comunicaciones y Transportes: recibimos los 6 mil millones de pesos, pero no pagan un satélite sustituto, esos 6 mil millones no serán suficientes, tendrán que ponerse otros mil millones. Es importante ver qué van a hacer, si se necesita el respaldo o si ese dinero se usa en programas sociales que requiere la población. Si quieren arreglar el problema en este sexenio, ya hay satélites hechos que se pueden adecuar y comprárselos a empresas antes de que se lancen. Hay también satélites que están en órbita y que se pueden comprar de cualquier forma, son seguros y ahorran tiempo. Si no se lanza el satélite se pueden perder las órbitas. Hay que recordar que México ya perdió las órbitas. Son como terrenos en el espacio. De entrada México no va a usar en 4 años la órbita designada. Hay varios problemas colaterales más grandes que esos 60 millones de dólares de multa: el tema de seguridad nacional, que si ese satélite se hubiera lanzado en 2013 con otra empresa, las agencias de seguridad nacional tendrían comunicaciones seguras, habría telefonía rural y todos los programas que se contemplaban en México Conectado.
¿Quiénes son los responsables del lanzamiento fallido?
Lo primero es que los responsables son los mismos. El Centenario se contrata en la administración anterior. Nosotros, como Aexa Aerospace, asesoramos a una parte del gobierno, en específico al gabinete de seguridad, y dimos la recomendación de que no lo lanzaran. Pero los asesores que traen a Comunicaciones y Transportes dijeron que iba a costar 60 millones de dólares retrasar el lanzamiento que hacerlo con otra compañía.
Una de las cosas que nosotros indicamos es que la compañía que lo lanza —que es ILS— usa un cohete que se llama Protón-M, es un cohete que funcionaba, pero es un cohete viejo de tiempos de la Guerra Fría, y lo actualizaron en 2007. Le cambiaron el sistema de aviónica, motores, cambian tanques de combustible, le reducen el peso. El problema que tiene este cohete es que cada vez más lo cargan con más peso y lo adecuan con resultados fallidos.
Como parte asesora del gabinete de seguridad advertimos que el lanzamiento iba a fallar, que era inviable y costoso. Emitimos un documento y dijimos que esos 60 millones de dólares ya habían rebasado los costos. El proyecto se encareció. Gastaron muchísimo en asesores, que son los mismos que han traído los de la administración pasada.
Tener dos satélites no es la práctica
¿Cómo explica este fracaso?
A la nueva subsecretaria le dije: entiendo que herede el problema, pero la gente que está detrás, como Mauricio Ávila y José Hernández —el astronauta—, los traían ya en ese movimiento. Gastaron muchos millones de dólares en asesores, gastaron porque la compañía ILS les decía sí lo voy a lanzar pero surgían retrasos. El lanzamiento se retrasó de 2012 a 2015, eso le costó mucho almacenamiento al gobierno federal, es como tener un avión en un hangar. Todo fue gastos: costos de retrasos, de no lanzarlo, de quemar combustible. El primero que se lanzó, el Bicentenario, es un satélite que controla al Centenario y al Morelos III, pues ya tienes un satélite gastando combustible, gastando vida útil, gastando en almacenamiento, millones en asesores; esos 60 millones de dólares que aparentemente iban a perder, gastan 50 millones más en un seguro, que al final de cuentas tenían que hacerlo.
¿Salía más caro cancelar la operación, como afirma Comunicaciones y Transportes?
Mauricio Ávila es el que está encargado en Comunicaciones y Transportes del tema, junto con José Hernández, ellos dicen vamos a hacer dos satélites gemelos: Centenario y Morelos III. De esos dos vamos a tener uno de reserva por si se nos cae. No es una práctica común, nunca se ha visto esto, que se gasten otros 6 mil millones de pesos por tener un respaldo por si se te cae. Curiosamente las condiciones se dieron idóneas: se cayó el Centenario, cobran el seguro con Marsh Ltd.
De tener muchas opciones de lanzadores, el Morelos III se va a lanzar en Florida que hay probabilidad cero de fallas, y el Bicentenario con la francesa… lo curioso es que hayan elegido la rusa. El detalle es que se pudo cancelar el lanzamiento un día antes, había muchas advertencias. Se iban a perder 60 millones, te la compro, pero ya gastaron más por el retraso.
Información limitada y opaca
¿Coincide con la subsecretaria Aspe Bernal en que las fallas del cohete Progress no tienen relación con las fallas de la nave Protón-M?
Tiene en parte razón. Todas las fallas que enlisté son ciertas. Ahora, el Progress evidentemente ha tenido fallas, voy a decir por qué sí hay una relación y eso lo dijo un funcionario de la Agencia Espacial Rusa: “el problema que ha pasado en Rusia es que no se dejó entrar nuevas generaciones, las que tenemos están muy viejas. El programa carece de nuevo talentos y así se sacrifica todo el programa espacial. No hay personal capacitado.” Sí hay relación, porque es la misma agencia, es el mismo programa espacial que se está usando. No hay relación porque es distinto el fabricante.
¿Las funciones que iba a realizar el Centenario ahora le tocan al Morelos III?
Es correcto. Lo primero es que son gemelos y va a realizar las mismas funciones, es decir, comunicaciones seguras. Hoy en día el proveedor es Telcel, todas las comunicaciones acaban bajando por la red de Telmex o Telcel u otras privadas que no son seguras, que son fáciles de interceptar. Los equipos codificados son muy pocos. Luego del lanzamiento se iban a tener terminales fijas entre todo el gabinete de seguridad nacional: teléfonos, GPS, datos, voz; y terminales móviles encriptadas, seguras y de nueva generación. Actualmente los equipos que utilizan son como walky talkies. Todo esto lo iba a proveer el satélite y se va a retrasar. Hay que recordar que en octubre se lanzará el Morelos III y tardará unos meses en dar los servicios y en total funcionamiento.
Ante la información que ha ofrecido Comunicaciones y Transportes, ¿qué explicaciones sigue debiendo el gobierno federal?
Hay información limitada y opaca. Deberían de dar a conocer cuánto se gastó en asesores para que llegara a la conclusión de lanzar el Centenario. ¿Cuánto dinero solicitó el difunto Juan Molinar Horcasitas al Congreso y cuánto se ha ejecutado hasta hoy? Verás que hay más de 200 millones de diferencia, se ha incrementado el programa. Está incompleta la información de los costos y el retraso del lanzamiento. Eso hay que ponerlo en la balanza con los 60 millones de dólares. En una lista de países de Latinoamérica es la primera vez que pasa esto: que un satélite de esa capacidad, lanzas dos gemelos pensando que se te va a caer uno. Ese dinero tuvo que ser utilizado para desarrollar un satélite que sustituya al Morelos III en unos años y que siga teniendo cobertura o ampliar capacidades.