La CNTE
Félix Fuentes
Es el problema del cual ya no quieren los periodistas escribir o hablar, porque hiere en lo profundo. Es el tema que perfora las entrañas del gobierno federal y le causa tanto daño como ningún otro. Pero se carece de decisión para finiquitarlo.
Enardece escribir el nombre de Rubén Núñez Ginez, líder de la Sección 22 de la CNTE de Oaxaca, gavilla que no enseña porque no sabe ni quiere hacerlo. Es el parásito al que le pagan las extorsiones con dineros nuestros.
La capital del país y Oaxaca son territorios ocupados por la CNTE para delinquir y doblar a débiles autoridades hasta arrancarles cuanto exigen. La población de ambas comunidades los repudia hasta el vómito.
Núñez Ginez no es luchador social, es guía de una banda que desprecia a la niñez y la sume en la ignorancia. Sigue empeñado en destruir la reforma educativa, la joya de cuantas reformas estructuró el Congreso de la Unión.
Es el individuo que se burla de los legisladores, del secretario de Educación Pública, Emilio Chuayfett, y de jefes de familia carentes de dinero para llevar a sus niños a escuelas de paga. A Chuayfett le chifla hasta el SNTE.
La CNTE incendia patrullas policiacas, autobuses y automóviles particulares; quema negocios e instalaciones de instituciones públicas. Nadie le sale al paso.
Núñez provocó la quiebra de miles de negocios, principalmente de contornos de la Plaza de la República y Oaxaca. Las víctimas han elevado quejas en más de dos años y gritan para ser escuchados. Nadie los oye y se sienten despreciados.
Prefiere el jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, que los dueños de restaurantes y otros negocios quiebren y se los lleve el diablo.
Manera ofrece entrevistas a diario para anunciar su deseo de ser presidente de la república… ¡si la población se lo pide!
¿Alguien en su sano juicio pediría a Mancera convertir México, como tiene la capital, atrapada por mafias de microbuseros y taxistas, con avenidas y plazas públicas ocupadas por extorsionadores de la CNTE, de electricistas liquidados y vándalos del Distrito Federal?
Véanse algunos encabezados de primera plana del diario Reforma: “Gana $100 mil ¡y no da clases!”, “Cancela SEP evaluación”, “…Y ahora la SEP emplaza a CNTE”, “Si regresan a clases hay diálogo. Segob”, “Exigen plazas para venderlas”, “Repliega CNTE a… ¡militares!¸ “Paga SEP a CNTE por… ¡vandalismo!”, “Anuncia la CNTE una ola de protestas”, “Dobla CNTE a SEP…”, “Rechaza CNTE ¡Internet en escuelas!”, “Dicta la CNTE nómina a la SEP”… y muchos más.
Son enunciados que causarían vergüenza en cualquier otra nación. No en México, donde los arreglos oficiales con la CNTE trascienden a todas las capas sociales y no hay visos de acabarlos.
Este asunto de los maestros comenzó con el plantón en el Zócalo, en mayo de 2013 y continuado en el Monumento a la Revolución… y allí sigue.
Anunció dicho individuo la reanudación de clases en Oaxaca, pero fue otra farsa porque luego promovió nuevas movilizaciones de rechazo a los exámenes de maestros. Se mofa incluso de la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que valida las evaluaciones.
En los días 20 y 21 pasados fueron iniciadas las evaluaciones en 229 sedes. Según la SEP, sólo faltó el 17% de los maestros registrados. Lo lógico es que suspenda a los faltistas y se proceda contra la CNTE, por ser una minoría derrotada. Pero esto no sucederá porque el temor a los disidentes es evidente.
El gobierno federal carga dos pesadas lozas: Ayotzinapa y la CNTE. Son un lastre político que jamás será olvidado.
