Jaime Luis Albores Téllez
Página tras página, Ni un dólar partido por la mitad, de Sergio Sinay, es una novela donde lo inesperado atrapa al lector. Simplemente porque es una historia, podría decirse policiaca, donde un tipo que trabaja en una corporación importante argentina, es secuestrado. A partir de este hecho se desarrolla la trama, rica en situaciones, donde los lectores van de sorpresa en sorpresa, porque la realidad resulta igualmente afectada por la imaginación como por la realidad. Muy parecido a las historias del escritor brasileño Joaquín Machado de Assis (1839-1908) donde hay un aparente desapego e incluso cierta indiferencia del escritor hacia la tragedia que muestran sus cuentos: “Un hombre célebre”, “Singular ocurrencia”, e incluso el cuento “Misa de gallo”, al parecer tan ambiguo y simplón de una relación que se da entre la dueña de la casa y un muchacho pueblerino, pero de una fuerza erótica fuerte que poco a poco termina en la nada, en una simple anécdota.
En Ni un dólar partido por la mitad (Editorial Navona Negra; Barcelona, España) la tragedia del rapto del personaje principal está rodeada por conflictos que se establecen en cada acto de la vida humana. Y es así que vemos a la mujer de Robert Chambers Stone que aprovechando el rapto tiene un amorío con Méndez Travis, amigo de ambos; y su amante de Robert, Ana María, que al sentirse insegura al no tener el apoyo de su jefe, busca tener otros amoríos en la corporación, etcétera. Además, la novela retrata a unos personajes donde el miedo disfrazado de inseguridad e insatisfacción, los lleva a cometer insensateces: “…Llevaban diez años así. Al principio se había sentido confundida y culpable porque Robert no le despertaba ningún tipo de apasionamiento, y sobre todo porque las imágenes de sus veraneos y sus viajes la asaltaban con cierta frecuencia. Después eso fue reemplazado por una difusa inquietud y una angustiante ansiedad. Su matrimonio era una transacción cómoda e inclusive beneficiosa, pero sintió crecer la necesidad de resucitar una vez… Aunque sólo fuera para que quedara en claro su calidad de mujer”.
En fin, Sergio Sinay cuenta una historia donde sus personajes son dominados por sus creencias sobre la seguridad que puede dar en cierta forma el dinero, el amor y el poder. Y que un solo hecho como es el secuestro, puede transformar toda esa seguridad “fantasmal”, falsa, en una nueva forma de sentirse seguro a través de buscar nuevas formas o creencias que den cierta “seguridad”. Y en este caso y en todos termina siendo pura imaginación en un mundo donde la “realidad” es afectada por nuestras inseguridades. Sí Ni un dólar partido por la mitad, es un libro que todos debemos leer.


