Aquella mañana del 7 de julio de 2005, hoy hace 10 años, cuatro jóvenes británicos se reunieron en la estación de Luton para matar, pero también acabar con sus vidas.

Shehzad Tanweer (22 años), Hasib Hussain (18), Jermaine Lindsay (19) y Mohammed Sidique Khan (30) abordaron el metro para dirigirse a la estación de King´s Cross; al llegar se abrazaron y se separaron para ejecutar, cada uno por su parte, el atentado.

Poco antes de las 8.50 de la mañana, Tanweer detonó su bomba cuando el tren de la Circle Line en el que iba a bordo arribaba a la estación de Aldgate, lo que acabó con la vida de siete personas; Khan activó la suya en un tren de la misma línea en Edgware Road, por lo que también hubo siete muertos; mientras Lindsay, en un vagón de la Piccadilly cerca de Russell Square hizo estallar su artefacto para matar a 26; y Hussain que se hizo explotar en el autobús número 30 en Tavistock Square dejó 13 personas sin vida. También murieron los cuatro individuos vinculados al grupo terrorista Al Qaeda.

Además, 784 viajeros más resultaron heridos, algunos de los cuales sufrieron amputaciones y cicatrices de por vida; fue el acto más sangriento de terrorismo en Reino Unido desde el derribo del vuelo 103 de Pan Am sobre Lockerbie en 1988, y el peor bombardeo sobre Londres desde la segunda Guerra Mundial.

Este martes, la ciudad rinde homenaje a las víctimas de ese terrible ataque conocido como 7/7 con diferentes actos que han empezado desde la mañana; el primer ministro David Cameron y el alcalde de Londres, Boris Johanson, han participado en una ceremonia para colocar las coronas de flores junto a los 52 pilares de acero levantados en Hyde Park en memoria de cada una de las personas que perdieron la vida.

Asimismo se guardará un minuto de silencio, en el que se detendrá la red de transportes de la ciudad; se ha pedido a los viajeros que se bajen de los trenes una estación antes de su destino para terminar sus trayectos a pie. Y se celebrará una misa en la catedral de Saint Paul y, por la tarde, otro servicio en Hyde Park en donde participará el príncipe Guillermo.

“Hoy el país se une para recordar a las víctimas de una de las peores atrocidades terroristas cometidas en sueño británico”, expresó el primer ministro, “diez años después de aquellos ataques, la amenaza del terrorismo continúa siendo real y mortal, como demuestra el asesinato de 30 turistas británicos en Túnez. Pero no permitiremos que el terrorismo nos acobarde. Seguiremos haciendo todo lo que podamos hacer para mantener seguro al pueblo británico”.

El enemigo permanece cerca

Según la ministra del Interior, Theresa May, la policía ha impedido hasta 40 planes para atentar en suelo británico en estos años; desde actos aislados a pequeña escala hasta muy planeados y pretendidos ataques relacionados con grupos internacionales. El nivel de alerta terrorista sigue elevado, el segundo más alto de una escala de cinco.

Hace diez años se dio inicio a un profundo cambio en los servicios de seguridad británicos para enfrentar ese escenario de incertidumbre y temor; Bin Laden murió en 2011 pero la amenaza no desapareció, mutó al Estados Islámico (EI), grupo terrorista al que se han enfilado ciudadanos británicos.

Se ha calculado que al menos medio millar de británicos han viajado clandestinamente a Irak o Siria para combatir al lado del EI contra la sociedad en la que han crecido.

En la actualidad los esfuerzos del Gobierno buscan combatir la silenciosa radicalización entre sus propios ciudadanos; el enemigo se ha creado dentro del país para combatir desde fuera o incluso vive dentro.

Los actos de este martes se conmemoración se dan casi dos semanas después de que 30 turista británicos murieran acribillados en una playa en Túnez junto a ochos de otras nacionalidades.

El alcalde Boris Jonson estimó que los autores de los atentados en la capital británica “no lograron su objetivo”; los agresores “no cambiaron ni un ápice la esencia de Londres, y eso es lo que hace a esta ciudad grande”.