El papa da inicio a su primera visita a Bolivia, segunda parada de su gira de ocho días por América Latina que comenzó este domingo en Ecuador, donde abogó por los “excluidos”, criticó los “liderazgos únicos” e instó a proteger a la “madre Tierra”.

El pontífice tomó el avión que lo llevaría a La Paz cerca de las 13:00 horas, tiempo local; el presidente Rafael Correa, junto con algunos de sus ministros, acudieron al aeropuerto Mariscal Sucre para despedirlo.

En Bolivia, una ciudad a 3.640 metros sobre el nivel del mar, dará una misa frente a miles de feligreses, tendrá reuniones con sacerdotes y participantes del II Encuentro Mundial de Movimientos Populares, y asistirá a una prisión; allí visitará La Paz y Santa Cruz hasta el viernes 10, para después viajar a Paraguay, donde cerrará su gira por Sudamérica.

El presidente boliviano, Evo Morales, recibió al papa Francisco en el aeropuerto junto a colaboradores, mientras miles de personas están a la expectativa de reunirse con el religioso en el campo papal, territorio de la base aérea de El Alto. También las calles y avenidas de La Paz están colmadas de gente; muchas personas durmieron en carpas la noche del martes soportando bajas temperaturas.

En el discurso a su llegada, Francisco habló sobre la belleza de Bolivia y dijo que su diversidad natural y étnica le recuerda que “el mundo es algo más que un problema a resolver, es un misterio gozoso, una tierra bendecida en sus gentes”; asimismo, enfatizó en la necesidad de custodiar a los “descartados” por los intereses del dinero, como tantas minorías en la región, “Bolivia está dando pasos importantes para incluir a amplios sectores en la vida del país”.

En el encuentro con la sociedad civil en la Catedral de Nuestra Señora de la Paz, el papa refirió al reclamo marítimo de Bolivia, “una nación que busca el bien común no se puede cerrar en sí misma, las redes de relaciones afianzan a la sociedades, el problema de la inmigración en nuestros días nos lo demuestra, el desarrollo de la diplomacia con los países del entorno que evite los conflictos entre pueblos hermanos y contribuya al dialogo franco y abierto de los problemas hoy es indispensable. Y estoy pensando acá en el mar: el dialogo es indispensable”.

Francisco se dirige a Santa Cruz para llevar a cabo una misa este jueves.

Da último mensaje a Ecuador

Francisco, de 78 años, antes de partir de Ecuador visitó un asilo de ancianos en los límites de Quito y cumplió su última actividad en el santuario de La Virgen de El Quinche, a 30 km., al este de la capital; allí pidió a sacerdotes y obispos estar al servicio de los fieles y cuidarse del “Alzheimer espiritual” que hace olvidar los orígenes humildes.

Además, durante media hora, el papa habló sobre la “gratuidad” con la que la Iglesia debe servir en su misión evangelizadora y del riesgo que enfrenta al olvidar sus raíces.

Yo también “siento muchas veces la tentación de olvidarme de la gratuidad con la que Dios me eligió y de olvidarme de donde me sacaron”, expresó antes de partir de Ecuador en donde permaneció cuatro días.

El primer papa latinoamericano de la historia, que presidió dos multitudinarias misas,  fue besado y homenajeado con lluvia de pétalos de rosas por fieles que a pesar del calor extremo de Guayaquil (suroeste) y el frío y la lluvia en Quito permanecieron para escuchar sus mensajes; miles de ecuatorianos salieron a las calles de Quito y de Guayaquil para verlo pasar en su papamóvil.

Durante su estancia en Ecuador, Francisco expresó fuertes advertencias a los gobernantes y a la esfera política, en un mensaje pragmático en el presente político de esa nación.

En un acto interpretado como una manera de arrancar una bendición papal a su gestión, el presidente Correa –confeso admirador del pontífice-, aprovechó para aliviar tensiones y suscitó reacciones encontradas al asomarse el lunes acompañado por el papa en el balcón del palacio de Gobierno.

Sin importar los diferentes actos que encabezó –visita al santuario de la Divina Misericordia y reuniones con viejos amigos del colegio de los jesuitas en Guayaquil, representantes de la sociedad civil y jóvenes-, Francisco mostró siempre vitalidad y fuerza de voluntad en todos los encuentros.

Fue a través de sus mensajes que instó a la ”unidad” y al “diálogo”; el papa logró bajar los ánimos entre oficialistas y la oposición en un escenario de protestas desde hace un mes. También pidió que el crecimiento económico llegue a todos “y no se quede en las estadísticas macroeconómicas”.