En vigor desde 1994

 

 

 

 

Antes de que los portugueses descubrieran Brasil,

el Brasil ya había descubierto la felicidad.

Oswald de Andrade

Juan Pablo Aguirre Quezada

El real brasileño es la moneda legal de Brasil, en vigor desde 1994 como efecto del Plan Real, una política pública diseñada y puesta en marcha en el gobierno del Presidente Itamar Franco bajo el Ministerio de Hacienda, encabezada por Fernando Henrique Cardoso, futuro mandatario del país carioca. Después de dos décadas de existencia, el Real Brasileño logró controlar la hiperinflación que sufrió la economía brasileña desde los años sesentas y que hizo que en cincuenta años existieran siete diferentes nombres y valores de moneda nacional. Esta situación también existió en la vecina Argentina, por lo que el valor del peso argentino o de un real brasileño en esa época era un dólar estadounidense. Pese a estos logros, variaciones económicas internacionales o el “efecto samba” produjo un aumento del desempleo y altas tasas de interés a fines del siglo XX. Estos factores influyeron para un deslizamiento del tipo de cambio que varió de 1.20 reales por dólar en octubre de 1998 a dos reales en enero de 1999, para después bajar a 1.60 en abril de ese año. En julio de 2004 la cotización era de 3.05 para bajar a 1.56 en agosto de 2008 y subir a 2.51 a fines de 2008. En noviembre de 2014 el tipo de cambio era de 2.53 reales por dólar y en marzo de 2015 a 3.23 (máximo histórico) para un descenso en junio de 2015 a 3.12 R$ por billete verde.

Diferentes monedas en 125 años

El país amazónico ha tenido diferentes monedas a lo largo de 125 años de vida republicana (1889). Cabe señalar que de 1822 a 1942 se uso el Real, aunque con diferentes devaluaciones; de 1942 a 1967 el cruzeiro (conocido como el antiguo cruzeiro), de 1967 a 1986 el Novo cruzeiro (equivalencia de 1000 antiguos a uno nuevo); el cruzado (uno por mil de los anteriores) se uso de 1986 a 1989; el nuevo cruzado de 1989 a 1990 (con equivalencia de un novo cruzado por mil cruzados); el cruzeiro real (tercer cruceiro) de 1990 a 1993 con la misma proporción de equivalencia, y finalmente el real, moneda en curso desde hace 22 años. Estos cambios han sido reflejo de altos indicadores de inflación y pérdida de poder adquisitivo en la población. Pese a las diferentes nomenclaturas y retos en su cotización frente a otras divisas, el Real brasileño ha mostrado fortaleza y estabilidad a lo largo de estos años, siendo un referente en las finanzas sudamericanas con una conversión aceptable, si bien no a la escala de monedas estables como el yen o el franco suizo, si con una aceptación similar a la del peso mexicano o el rubro ruso a escala internacional.

Únicamente el primer real (120 años) y el antiguo cruzeiro (25 años) han tenido mayor continuidad entre las siete monedas usadas en Brasil que la divisa actualmente en uso. En caso de que continúe su estabilidad y no exista una hiperinflación que genere una necesidad para crear una nueva unidad monetaria, el real cumplirá 25 años en 2019, un cuarto de siglo con una firmeza no vista en los últimos años.

 

Retos de la moneda amazona

La unidad monetaria de Brasil enfrenta diferentes retos, entre ellos el incremento del costo del dólar estadounidense en la economía brasileña en los últimos meses, que no sólo afecta a este país, sino a toda la región latinoamericana, ya que el Real es la moneda más intercambiada de Sudamérica y la de mayor valor. Por tanto, las naciones del Mercado Común del Sur (Mercosur) son vulnerables a una eventual depreciación del Real. Ejemplo de ello es que economías regionales vinculadas al comercio con Brasil tal como Argentina, Paraguay, Bolivia, Perú, Uruguay, Venezuela o Colombia podrán resentir la variación en productos, servicios y bienes procedentes de la nación carioca. Cabe destacar que en el transcurso de 2015 el valor de esta moneda cayó 15 por ciento, por lo que el volumen de la economía brasileña (de dimensiones subcontinentales) genera incertidumbre en el valor de la moneda, además de variables del incumplimiento de la meta fiscal, situación que impacta en la macroeconomía y aleja a los inversores. Esta situación no es nueva para Brasil, ya que durante 2013 la economía de ese país sufrió una desaceleración y el Real se depreció 15.25%, y 12% en 2014 frente al dólar estadounidense.

Un real con bajo valor frente al dólar podría elevar el número de exportaciones, siempre y cuando exista un escenario de oferta y demanda que permita a las empresas captar divisas internacionales para cumplir compromisos de pago fijados en la moneda local, situación que con economías con retos como las europeas o asiáticas no será sencillo. No obstante, la falta de acuerdos económicos entre los diferentes partidos políticos en el gobierno brasileño podría afectar aún más el valor del real, además de que como otras divisas están sujetas a variaciones de las tasas de interés en Estados Unidos, lo que define el costo del dinero en varios países de Latinoamérica. Así, un país con más de 202 millones de habitantes de los cuales la mitad son menores de 24 años, considerada como la octava economía más grande del mundo con una fuerza laboral de 111 millones de trabajadores, una tasa de desempleo de 5.5% (2014) enfrenta importantes desafíos, el mayor, quizás, disminuir la población que vive debajo de la línea de pobreza, que afecta a uno de cada cinco brasileños.