El papa Francisco llegó este viernes a Paraguay, en el último tramo de su gira oficial por Sudamérica, procedente de Bolivia, donde hasta ahora ha dado uno de los principales mensajes de su viaje por la región.
El pontífice estará tres días en la nación sudamericana, donde se entrevistará con el presidente Horacio Cartes y tendrá encuentros con autoridades nacionales y eclesiásticas, además de que dará dos misas multitudinarias.
Visita la cárcel andina más violenta
El papa Francisco llegó la mañana de este viernes a la cárcel de Palmasola, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, como parte de su última jornada en el país y antes de partir hacia Paraguay.
El pontífice argentino saludó a los presos y sus hijos, cerca de 120 niños, que viven en la prisión junto a sus padres, que ya lo esperaban en una zona abierta del penal; Palmasola es considerada la cárcel más violenta de Bolivia, donde un agosto de 2013 murieron 36 presos y un niño de dos años en una pelea entre los internos, además de que está sobrepoblada con más de 4 mil personas cuando fue pensada para albergar a 800.
En sus pláticas con los reos, le contaron al papa Francisco la desesperación y penas que pasan dentro de la cárcel de Palmasola; uno de ellos testificó el asesinato de otro prisionero, mientras otro describió su sorpresa al ver a tanta gente dormir en el suelo como animales.
Bolivia tiene la mayor cantidad de presos sin sentencia en toda Latinoamérica, con 84%, seguido de Paraguay, con 71% en esta situación, según la Defensoría del Pueblo.
Luego de la visita al penal se reunió con obispos de Bolivia.
Pide perdón por abusos de la Iglesia Católica
El miércoles celebró una multitudinaria misa en las calles del centro de la ciudad y se encontró con líderes indígenas y de movimientos populares del mundo ante los que pidió perdón por los abusos de la Iglesia Católica en la colonización de América.
“Pido humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia, sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América”, dijo el jerarca católico.
Además, pidió “tierra, techo y trabajo” para todos, “son derechos sagrados. Hay que luchar por ellos. Que el clamor de los excluidos se escuche en Latinoamérica y en toda la Tierra”.
Durante casi una hora, el papa escuchó con atención los testimonios de los grupos de excluidos (indígenas, cartoneros, trabajadores precarios del mundo rural y de las periferias de las ciudades) de todo el mundo.
También se pronunció el presidente de Bolivia, Evo Morales, contra los colonialismos pasados: “en 1492 sufrimos una invasión europea y española”, y los contemporáneos.
Francisco siguió con su mensaje y expresó que “cuando el capital se convierte en ídolo y dirige las opciones de los seres humanos, cuando la avidez por el dinero tutela todo el sistema socioeconómico, arruina la sociedad, condena al hombre, lo convierte en esclavo, destruye la fraternidad interhumana, enfrenta pueblo contra pueblo y, como vemos, incluso pone en riesgo esta nuestra casa común”.
“Necesitamos un cambio positivo, un cambio que nos haga bien, un cambio redendor. Necesitamos un cambio real. Este sistema ya no se aguanta. Y los humildes, los explotados, pueden hacer mucho. El futuro de la humanidad está en sus manos”.
El papa clamó contra “la imposición de medidas de austeridad que siempre ajustan el cinturón de los trabajadores y de los pobres” y contra “el colonialismo, nuevo y viejo, que reduce a los países pobres a meros proveedores de materia prima y trabajo barato, engendra violencia, miseria, migraciones forzadas”
No es la primera vez que un papa pide perdón a los indígenas, aunque no con la misma contundencia; antes también Juan Pablo II y Benedicto XVI se pronunciaron con discursos parecidos, aunque la diferencia recae en las palabras de Francisco que dijo que “para ser justos” tenía que reconocer a los sacerdotes que “se opusieron a la lógica de la espada con la lógica de la cruz”.
“Digamos juntos desde el corazón: ninguna familia sin vivienda, ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ningún pueblo sin soberanía, ninguna persona sin dignidad, ningún niño sin infancia, ningún joven sin posibilidades, ningún anciano sin una venerable vejez. Sigan con la lucha y, por favor, cuiden mucho a la Madre Tierra”.