ENTREVISTA EXCLUSIVA PARA SIEMPRE!
De las definiciones
Nora Rodríguez Aceves
Llegó la hora de las definiciones y de las decisiones de gran trascendencia que contribuyan a construir el camino que Miguel Ángel Mancera ya eligió para 2018: competir en la elección presidencial con o sin partido político que lo apoye en su aspiración personal y política. Sin embargo, para cumplir con esta aspiración tendrá que ganarse nuevamente la simpatía, primero, de los militantes del PRD, partido que lo llevó a ser jefe de Gobierno del Distrito Federal, pues hoy las opiniones están divididas, y mientras unos lo apoyan otros lo acusan de ser el responsable de perder la capital, luego de más de 18 años de gobierno perredista, por las constantes fallas en su administración y los escándalos de corrupción que se han venido dando a lo largo de tres años que lleva al frente de la Ciudad de México.
De igual forma tendrá que ganarse el apoyo, no sólo la simpatía de todos aquellos citadinos que sin una preferencia partidista le dieron su voto hace tres años al candidato externo de los perredistas, pues hay que recordar que Mancera no está afiliado a ningún partido político e incluso ha reiterado en varias ocasiones su rechazo a pertenecer al PRD, que fue quien lo llevó al triunfo en la ciudad en 2012 al lograr el más alto resultado que se haya visto en el DF con el 63.5% de los votos.
Pero hoy a la mitad de su mandato el panorama luce diferente, ya que de acuerdo con la última encuesta del Grupo Reforma la aprobación ciudadana a Miguel Ángel Mancera hasta el mes de abril subió 8 puntos en los últimos cuatro meses, para situarse en 40 por ciento. No obstante, la desaprobación sigue siendo mayoritaria, con 54 por ciento. Entre los líderes de opinión, la evaluación negativa está todavía más amplia, de 66 por ciento, y el nivel de apoyo es de 34 por ciento.
A todo esto hay que sumarle que después del reacomodo de fuerzas en el Distrito Federal, luego de la debacle del PRD que ya no tendrá el control en la Asamblea para aprobar presupuestos y leyes a modo, a Miguel Ángel Mancera le llueven críticas y acusaciones tanto de los propios perredistas que lo responsabilizan de perder la capital, como por parte de los partidos de oposición, como el PAN y Morena, que ven una falta de autoridad del GDF que ha dejado crecer los problemas, así como ven también la amenaza de ingobernabilidad en la ciudad.
Obstaculizan su trabajo
A este escenario en contra del exprocurador del DF hay que apuntar que en los trascendidos y en los pasillos del gobierno capitalino así como algunos columnistas han señalado que Mancera no sólo tiene enemigos fuera de su gobierno sino también en el interior del PRD, e incluso en su mismo equipo de trabajo, que obstaculizan sus proyectos y su trabajo al frente de la capital. Entre estos enemigos que se mencionan y que son visibles a la opinión pública están René Bejarano y sus huestes, Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard, de quien anteriormente era incondicional.
Frente a este ambiente en contra de su administración y la exigencia de los actores políticos de que es necesario cambiar la política pública y parte de su gabinete para relanzar su gobierno, Miguel Ángel Mancera tomó una decisión que nadie esperaba: pedir la renuncia a todo su gabinete legal, con el fin de proceder a una etapa de evaluación que él mismo hará para determinar su rendimiento y su alcance en los dos años y medio de haber arrancado la administración.
Así lo anunció el mandatario capitalino: “Hoy he solicitado estas renuncias a fin de poder analizar y evaluar, a la mitad del ejercicio de gobierno, el cumplimiento de las tareas, de las metas y compromisos, sobre todo con la ciudadanía”.
En este sentido, hay que recordar que, de acuerdo con la prensa nacional, legisladores del PRD, entre ellos el coordinador de los perredistas en el Senado, Miguel Babosa, pidieron a Miguel Ángel Mancera las renuncias del secretario de Gobierno, Héctor Serrano Cortés, la de la secretaria de Desarrollo Social, Rosa Icela Rodríguez, y la del director del Sistema de Transporte Colectivo Metro, Joel Ortega Cuevas.
Para analizar este escenario en el Gobierno del Distrito Federal, Siempre! entrevistó a expertos en partidos políticos, procesos electorales, instituciones, políticas públicas y acción colectiva. Aquí sus declaraciones sobre el tema.
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“Difícil administración de Mancera”: Reyes del Campillo
Juan Reyes del Campillo Lona, profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana. Unidad Xochimilco (UAM-Xochimilco) declaró en entrevista exclusiva para Siempre! que considera que “la administración de Mancera ha sido un tanto difícil sobre todo en relación con las fuerzas políticas y la división que existe políticamente. En la ciudad no hay una fuerza hegemónica, la hubo en términos de la Asamblea pero era muy endeble, y se perfilaba hacia la elección del 7 de junio una situación en la que el PRD difícilmente conservaría la mayoría; entonces, por alguna razón Mancera no va al cierre de campaña del partido, prefiere mantenerse de manera distante porque sabe perfectamente que la situación en el Distrito Federal políticamente cambiará con la elección, y en efecto, así fue”.
La situación es que hoy nos encontramos con una distribución de diputados muy diferentes, una ALDF —que es la instancia política que hace interlocución con el jefe de Gobierno— muy diferente, y el resultado además es que Morena termina siendo el partido con mayor número de diputados, tiene la tercera parte de los diputados con 22 de los 66; es la tercera parte exactamente de los diputados en la Asamblea.
A partir de esta situación lo que observa con claridad “es que el jefe de Gobierno ha tomado decisiones políticas importantes en términos de la propia configuración de su gabinete, de su fuerza o de su grupo político, o de lo que es prácticamente la composición interna del gabinete o de los secretarios que tiene, la decisión es inmediatamente cambiar; se ve que habrá un cambio y lo hace de una manera muy específica, que es pedirle la licencia a todos y los va a evaluar, están siendo evaluados, pero cualquiera de las lecturas es que en esa evaluación habrá unos que se queden y otros que se van”.
“Desde luego hay una situación en donde hay un reacomodo de las fuerzas políticas por lo tanto es muy probable un nuevo gabinete, es muy probable que responda a todo esto y tendrán que abrirse espacios y algunas gentes tendrán que dejar estos espacios para que se pueda dar una mejor gobernabilidad en la ciudad, eso es lo que pasará.”
El experto en partidos políticos y procesos electorales agrega: “de alguna manera es una respuesta a la nueva conformación de las fuerzas políticas, en primer lugar puede ser gente con mayor o mejor visibilidad pública, por ahí puede venir gente que tenga más reconocimiento en la ciudad, o políticos que tengan cierta presencia y no estén coludidos o vistos como parte de la corrupción”.
Indudable que habrá cambios
De acuerdo con el académico detrás de esta decisión política está su aspiración al 2018: “desde luego, pero a partir de una sensibilidad que tiene Mancera, más que debilidad, en el sentido de que no puede mantener, sobre todo, ese vínculo tan sólido con el PRD que había en términos del gabinete; lo cierto es que hoy tendrá que recomponerlo de acuerdo con los resultados electorales, no en términos de persona sino en términos de políticas, de qué tipo de políticas se aplicarán y quiénes son los más adecuados para cumplirlas. Esto es lo más importante ya que en este momento no se sabe qué hará exactamente o a quién propondrá, pero es indudable que habrá cambios y que de alguna manera responderán a los resultados de la elección”, y también a las presiones de ciertos personajes de su partido.
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“A la derecha o a la izquierda del PRD”: José del Tronco
Por su parte, José del Tronco Paganelli, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede México, divide en dos la gestión de Mancera: uno, la gestión propiamente institucional o técnica, la capacidad del Gobierno del DF para resolver los problemas públicos, y dos, la capacidad del Gobierno del DF de lograr a partir de este nuevo periodo una mayoría en la Asamblea que le permita sacar adelante todas aquellas leyes que se proponga. Empiezo con este último punto diciendo que Mancera ya declaró que es uno de los anticipados aspirantes a la Presidencia de la nación en 2018, y para eso tendrá que imprimirle a estos últimos tres años de gobierno una intensidad, una dinámica y, sobre todo, una imagen de gobierno que responda a los intereses y a los problemas de la ciudadanía mucho más fuerte, mucho más decidida que la que ha mostrado en sus primeros tres años, en la primera mitad de su mandato”.
Para lograr esto, declara a Siempre!, “necesitará sacar adelante muchas leyes, tomar decisiones que dejen en la ciudadanía una impronta de cuál ha sido su legado, que hoy no la tiene, y para eso necesita apoyo político; entonces, de dónde obtendrá Mancera ese apoyo político dado que el poder del PRD, que es su partido, en la Asamblea del DF se ha dispersado, el PRD ya no es el partido mayoritario en la Asamblea en la legislatura del Distrito Federal; y, para poder alcanzar una mayoría legislativa que le permita sacar adelante esas leyes que le permitían a su vez dejar una impronta positiva para poder aspirar a la Presidencia, necesitará acordar, necesitará generar coaliciones de gobierno. La pregunta es si esas coaliciones de gobierno estarán a la izquierda del PRD o a la derecha del PRD; a su izquierda claramente está Morena con 22 legisladores más un legislador del Partido del Trabajo; y a la derecha están el resto de los partidos, el PAN, el PRI, el Partido Verde y el Partido Nueva Alianza, además del Partido Encuentro Social que todavía es un poco difícil ubicar dentro del espectro ideológico”.
Hasta ahora ha sido conciliador
Por lo tanto, la primera decisión que tendrá que tomar el jefe de Gobierno es ¿con quiénes gobernará?, si gobernar con la —llamémosle así— oposición de izquierda o con la oposición de centro derecha, y no es una decisión fácil porque de alguna manera los primeros tres años de gobierno de Miguel Ángel Mancera han sido tres años en los que se ha mostrado conciliador, cercano y políticamente podríamos decir amigo del gobierno federal”.
De hecho muchas de las críticas que se le han hecho desde la izquierda es que ha sido un gobierno que no se ha caracterizado por seguir en la línea más de centro izquierda de sus antecesores Marcelo Ebrard, Andrés Manuel López Obrador o el mismo Cuauhtémoc Cárdenas, que era una línea crítica y distanciada del gobierno federal, sino que ha adoptado la postura opuesta, una línea conciliadora y de colaboración, algo que en principio no tiene nada de malo si no fuera porque el tipo de votante del PRD no espera justamente esto sino algo diferente.
Lo que nosotros vimos durante los primeros tres años de gobierno “es que Mancera no tuvo un ataque claro, no hubo una oposición clara en el DF que cuestionara severamente su proyecto, excepto los medios de comunicación, algunas organizaciones ciudadanas, etc., pero en términos partidarios no se ha visto una oposición que deslegitime a Mancera como gobernante, esto es mucho más probable ahora por lo que decía previamente, pues Mancera tendrá que decidir con quién gobernar, porque ahora no será tan fácil poner la señal a la izquierda y girar a la derecha o viceversa”.
Por lo tanto, el jefe de Gobierno “tendrá que enviar señales claras de con quiénes quiere gobernar y en ese sentido se volverá un actor mucho más predecible y, por lo tanto, confiable para un sector del espectro político, y se volverá un actor más lejano y, por lo tanto, menos confiable para el otro sector; entonces, hay una definición pendiente que el jefe de gobierno tiene que dar, repito, es muy importante esta definición porque los resultados logrados hasta ahora en estos primeros tres años no son como para festejar”.
Si él pudiera ofrecer una gestión a todas luces exitosa lo más probable es que no tuviera que decidir de manera tan problemática con quién aliarse, él tendría que decir con quiénes de todos los que lo vienen a buscar, sentarse a platicar y a dialogar, pero “ahora nadie está buscándolo, todos están esperando que él los vaya a buscar a ellos para gobernar, y ahí hay un talón de Aquiles con el cual Mancera tendrá que enfrentarse; y no puedo decir si es un buen o mal negociador de antemano; de su capacidad para gestionar este dilema político frente al que se encuentra dependerá el juicio de valor que podamos dar, es decir, si Mancera logra sortear exitosamente este dilema que tiene enfrente, que no es nada fácil, podremos hablar muy bien de su capacidad de negociación y de liderazgo político, de lo contrario será muy difícil decir algo por el estilo”.
Deficiencia en la comunicación
Además para Del Tronco, otro tema que el gobierno de Mancera debe corregir de manera muy rápida es el aspecto comunicacional, porque ni siquiera se puede decir que es un gobierno que comunica mal sino que es un gobierno que casi no comunica el conjunto de decisiones y de políticas públicas que lleva adelante, por lo tanto la ciudadanía muchas veces no se entera, sólo se entera de los escándalos, sólo se entera de los problemas, sólo se entera de las cosas no resueltas; pero no se entera de las cosas que pueden estar funcionando bien. Entonces, dos tareas inmediatas que tiene su gobierno es alinear la gestión política con la gestión técnica del gobierno y transformar de manera radical los déficit de comunicación de los que adolece este gobierno, que son muy marcados.
El investigador de la Flacso deja claro a Siempre! que no da juicios de valor al cuestionarlo sobre el tipo de líder político que es Miguel Ángel Mancera, “muy difícil responder, en primer lugar porque no soy quién para encasillar o para adjetivar qué clase de líder político es, porque debería conocerlo más de cerca. Lo que creo es que él debe mejorar su imagen de una persona que es capaz de resolver problemas, de alguna manera López Obrador tuvo esa imagen y en buena medida Marcelo Ebrard también; la imagen de Mancera no se ha consolidado todavía como alguien capaz de resolver los problemas de la ciudad, y si yo fuera su asesor, ése sería el punto en que tendríamos que trabajar, construir una imagen de alguien capaz de resolver de manera pertinente y oportuna los problemas a los que todo gobierno se enfrenta. Si sólo analizamos algunos de los casos a los que se ha tenido que enfrentar este gobierno, el más emblemático, el de la Línea 12, no podríamos decir que estamos en presencia de un líder que resuelve problemas de forma pertinente y oportuna ni siquiera que se pone al frente de los problemas, y no porque no lo haya hecho sino porque no es la imagen que tienen los ciudadanos; entonces lo que hay que hacer es consolidar o reconstruir o empezar a construir esa imagen porque de lo contrario sus aspiraciones para 2018 se pueden ver rápidamente truncadas”.