A un año de la guerra en Gaza, la tercera en seis años, más de 100 mil palestinos de la franja siguen sin hogar; el enfrentamiento político, la falta de financiación y el bloqueo israelí impiden la reconstrucción de las 18 mil casas que quedaron destruidas en su totalidad.
Israel lanzó la operación Margen Protecto, que atacó por aire, mar y tierra, luego del asesinato de tres israelíes y un palestino. Las calles quedaron vacías al ser escenario de la violenta ofensiva que dejó 2 mil 251 palestinos muertos, la mayoría de ellos civiles; 551 eran niños y 305 mujeres; además de 70 israelíes, principalmente militares.
En octubre de 2014, se organizó una conferencia de donantes en el Cairo, pero de los 4 mil 900 millones de euros prometidos para la franja solo han llegado mil, aunado a esto el bloqueo que Israel mantiene sobre Gaza ha impedido la entrada de los materiales para su reconstrucción.
Las casi dos millones de personas que viven en 362 kilómetros cuadrados están en situación alarmante, denuncian organizaciones humanitarias: el 90% de la población carece de agua potable, un 73% vive con inseguridad alimentaria, y el desempleo es del 40%, pero entre los jóvenes sube al 60%.
En medio de los desacuerdos entre Hamas, que gobierna la Franja de Gaza, y la Autoridad Palestina del presidente, Mahmud Abbas, el comité establecido para supervisar la reconstrucción no consigue establecer ningún proyecto.
“La verdadera conclusión un año después de la guerra en Gaza es que es un territorio difícil de doblegar, al igual que Hamas, y eso hace que todas partes internacionales concernidas mantengan la tregua que nos hace pensar que el fantasma de la guerra está muy lejos”, aseguró Sami Abu Zuhri, portavoz de Hamas.
La entrada del autodenominado Estado Islámico, que amenaza con derrocar al régimen de Hamas en Gaza eleva la tensión y dificulta el bienestar de los ciudadanos.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), asegura que sin una acción política y humanitaria decidida, este panorama de Gaza, se repetirá año con año; la lenta reconstrucción, el trauma que sufren los más vulnerables –de acuerdo con unicef, 370 mil niños y jóvenes de Gaza necesitan apoyo psicológico-, y el desempleo disparado, Gaza es una “bomba de relojería para la región”.