Seremos más amigos de los gringos

Félix Fuentes

Al Chapo Guzmán se le engrandece si, con motivo de su búsqueda, refuerza voluntad y compromisos de México y Estados Unidos, como dijo el secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade.

Si de eso se trata, que se fuguen los demás capos y, con su búsqueda, crecerán nuestra amistad y compromisos con los primos. Hasta Trump frenaría agravios a mexicanos e inmigrantes en general.

Sorprendió el responsable de la política exterior su versión ante cámaras y micrófonos al referirse a un asunto policiaco. Es señal de que la señora y demás miembros de la seguridad nacional están exhaustos, sin poder decir nada más del evasor.

El señor Meade no ha sido capaz de sugerir un prospecto para la embajada de México en Estados Unidos, la cual quedó acéfala hace ocho meses, cuando la dejó el ahora ministro de la Corte, Medina Mora, pero habla del Chapo y presume un trato con Estados Unidos exitoso, de maravilla.

Meade podría correr la misma suerte del titular de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien al regresar de Francia intentó explicar la fuga del Altiplano y redundó en la palabrería hueca.

¿Cómo explicar la realización de un túnel de más de kilómetro y medio, con instalaciones eléctricas y de ventilación, además de rieles para vehículos de extracción de tierra por miles de metros cúbicos, y nadie de las autoridades federales supiera nada de nada en por lo menos un año de excavaciones?

La historia de no saber nada en las alturas supera a los cuentos de Caperucita, Blanca Nieves y cuantos se quieran de ficción.

Debido a ello se preguntó de entrada a Osorio Chong si renunciaría y él, seguro de continuar en su puesto, repuso que en tiempos de crisis no se renuncia.

Sin embargo, cuando un funcionario deja de servir al Estado, quien lo nombró debe enviarlo a su casa. Esto no es de caprichos, de seguir viviendo del presupuesto y cada quien decida si se va o se queda.

En este caso no vale investigar quiénes son culpables. La preparación y consumación de la fuga demuestra en exceso la responsabilidad de cada quien, sin ninguna vuelta de hoja.

Osorio Chong se apresuró a ordenar despidos menores, entre el personal del presidio. ¿Y en eso debe quedar todo, hasta que el Chapo caiga por tercera vez y vuelva a escapar?

Éste no es juego de policías y ladrones. El prestigio de México, debilitado de por sí, está por los suelos y es de vergüenza internacional el desdén, el desprecio. Nos ven como a una turba vendedora de drogas, con armas AK-47 y matando a diestra y siniestra.

No es con la captura del Chapo, si sucede, como va a quedar limpia nuestra dignidad. El daño profundo está hecho y el pueblo, a semejanza de lo dicho por Diego Fernández de Cevallos, está cansado de la palabrería.

Si el propósito es exhibir al Chapo Guzmán como el peor humano del planeta, tampoco eso borrará el coraje y la frustración.

Descargar culpas en un Monte Alejandro Rubido, invento policiaco del sexenio de Felipe Calderón, es acentuar la burla. Si este presunto investigador dijo que la fuga lo sorprendió “por impredecible”, que lo amordacen.