Ya se quiere ir a su casa
Yazmín Alessandrini
No cabe duda, para ser cínico no hay que estudiar. Y si no, pregúntenle a este señor de nombre Rogelio Ortega, “gobernador” interino o sustituto de Guerrero, quien como Poncio Pilato, una vez transcurridas las elecciones del pasado día 7 de julio y que arrojaron que el priista Héctor Astudillo será el próximo mandatario de esta maltrecha entidad, decidió lavarse las manos ante un severo cúmulo de crisis políticas provocadas y heredadas por su antecesor, Ángel Heladio Aguirre, y agravadas por su irresponsabilidad y chabacanería.
Salvador Rogelio Ortega Martínez, más identificado en ámbitos académicos que en entornos políticos, supuestamente, en estos pocos nueve meses y días que lleva al frente del gobierno guerrerense lastimosamente ha enseñado el cobre para la mala fortuna de los habitantes del estado que le encomendaron gobernar, para empezar porque no tiene ni la más ligera sospecha de dónde está parado y para terminar porque simple sencillamente no le importan los compromisos y responsabilidades que debió desde que el Congreso de Guerrero lo eligió como gobernador. Lo suyo, para no irnos más lejos, únicamente ha sido pavonearse y comportarse superficialmente ante las diversas problemáticas que aquejan a aquéllos que en apariencia tiene la obligación de gobernar.
Pero eso sí, él ya se quiere ir a su casa y adelantar la toma de posesión de Héctor Astudillo para que sea éste quien resuelva la gravísima crisis financiera que amenaza con hacer explotar esta entidad, pues una deuda por alrededor de 5 mil millones de pesos no es cosa chica. Sin embargo, en política no debemos olvidar jamás que forma es fondo y es aquí donde este señor Ortega se equivoca olímpicamente al evidenciar una terrible falta de oficio político, pero sobre todo de sensibilidad social, ya que presumir que gracias a él Guerrero regresó al cauce institucional (?), por lo que ya tiene ganado su lugar en los anales de la historia guerrerense y que gracias a él se pudieron celebrar las pasadas elecciones es de, una de dos, ignorantes o sinvergüenzas.
El boquete financiero referido no es el único problema grave que enfrenta Guerrero en estos momentos. Del mismo modo no se puede obviar la complicada situación referente a la seguridad y a la violencia que en los últimos meses se ha recrudecido al saber el crimen organizado que en la entidad no hay autoridad alguna que les impida seguir haciendo de las suyas. Y ante este terrible vacío de poder también habría que cuestionarnos cuál es la real aportación que Ortega le ha hecho a la entidad durante su “gestión”.
Pero eso no es todo, el señor Ortega también debe aclararle a todo Guerrero y a todo México cómo es que pretende desviar más de 30 millones de pesos pertenecientes al Fondo de Aportaciones para el Fortalecimiento de las Entidades Federativas para beneficiar a algunos legisladores locales, priistas y perredistas y así “pagar” el favor que éstos le hicieron al ratificarlo en abril pasado como gobernador interino o sustituto hasta el próximo 27 de octubre.
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