Entrevista a Jeremy Slack | Profesor de la Universidad de Texas en El Paso | Exclusiva para Siempre!
Ofelia Alemán García
En México estamos viviendo la posguerra del Estado contra el narco. Una sanguinaria guerra que ha alcanzado ciertas treguas y zonas apaciguadas en contraste con regiones completamente secuestradas por los cárteles y, en general, por el crimen organizado. Uno de esos espacios son definitivamente las cárceles nacionales. Prueba de ello es la fuga del Chapo.
“Todos estamos de acuerdo en que para que saliera el Chapo tuvieron que ver otros factores”, asegura en entrevista telefónica para Siempre! Jeremy Slack, especialista en estudios internacionales sobre violencia, narcotráfico, migración y seguridad en relación con Latinoamérica, de la Universidad de Texas en El Paso, Estados Unidos.
Supermax, concepto muy criticado
¿Qué le falta a las prisiones en México?
Cualquier prisión del mundo puede tener muchos vicios de seguridad, malos muros, celdas. Pero si tienes una prisión mucho mejor construida y a una persona con mucho poder y mucho dinero que puede sobornar con la frase “aceptas mi dinero o te mato”, también tendrá posibilidades de escaparse. Aunque tengas muros altos, más bardas, un piso más grueso, si se abre el portón de enfrente, tenemos otro problema. Falta la voluntad política para controlar las prisiones. Si estás al frente de una prisión y cuentas con el respaldo político, entonces nada te puede amenazar. Éste es el gravísimo problema de la justicia en México. Si eres capitán de policía o presidente municipal, en realidad no tienes el control de tu propia seguridad, ni de tu propia familia. Es un problema de facto, en México no se puede gobernar.
¿Cuál es su opinión del sistema penitenciario en México?
Aunque tengo más conocimiento del sistema penitenciario en Estados Unidos, también he trabajado en prisiones en México. Y me considero un amplio crítico de ambos sistemas. Si en México están pensando en una reforma al sistema penitenciario no deberían copiar el modelo norteamericano, en especial el concepto de prisiones de súper máxima seguridad (supermax prisions, en inglés).
¿Por qué no copiar ese sistema penitenciario?
La condición de supermax es un concepto muy criticado porque genera muchos problemas con los internos y con la sociedad. Además son muy costosas. Hay un fuerte problema con los reos que se quedan en solitario completamente en pequeños espacios. Esto nos genera una enorme lista de problemas de salud mental que no son reversibles.
¿Entonces la fuga del Chapo tuvo que ver con el tipo de prisión?
El caso del Chapo es muy distinto porque tiene que ver más con la voluntad política que con la forma de proteger a la gente. Tiene que ver con extorsión y sobornos, es un sistema diferente de cómo manejar una prisión que funcione según la ley.
¿Cuáles serían los primeros pasos para una reforma de prisiones?
Debemos pensar en grande. Una reforma de prisiones es una reforma al sistema judicial también. Es muy importante que se combata la corrupción, hay que tratar de asegurar a las personas que trabajan en las prisiones porque temen por su vida.
De miedo, privatizar prisiones
¿No necesitaríamos más prisiones?
Ése es otro problema, la población de las prisiones está muy mezclada. Cuando estuve trabajando en prisiones en México, la mayoría estaba encarcelada por no pagar la manutención de sus hijos, gente que por una demanda se iba a la cárcel. Encarcelar a la gente por este tipo de delitos no ayuda a la sociedad, quien paga los impuestos por estos presos. Se necesita encontrar otras maneras de manejar la justicia.
¿La población de las prisiones en Estados Unidos es similar al caso de México?
En Estados Unidos tenemos la idea fija de que encerrando a la gente vamos a estar más seguros. Y realmente no ha sucedido así. Tenemos la población encarcelada más grande del mundo: 2 millones de personas. Tenemos prisiones privadas que han manejado una política para encerrar a más gente, especialmente a migrantes; dan sentencias más largas por delitos menores; todo esto para ganar más dinero. Éste es un problema enorme en Estados Unidos Es un camino que ustedes no deben de seguir.
¿Privatización de las prisiones?
Es de miedo, no deben manejar esto. Es puro dinero, lucran con gente encerrada. Entre más gente encerrada, reciben más contratos de gobierno. México debe tener mucho cuidado con esto. Resultaría mucho más efectivo en costos tener otras maneras de reestructurar el sistema, en especial, supervisar quiénes están encerrados, si son delitos graves o no.
¿Cuáles serían algunos otros vicios del sistema de prisiones en Estados Unidos?
Otro camino que no deben seguir es el de las sentencias mínimas. Esto es que hay sentencias mínimas que se castigan con cárcel. Hay gente que nunca ha cometido un delito grave en su vida y tiene encima 50 años de cárcel, por portar un arma o cierta cantidad de droga. También hay sentencias de reincidencia, por ejemplo, gente que ha sido sentenciada tres veces por delitos menores, es condenada a cadena perpetua automáticamente. Esto no ayuda a nadie. Una de cada 100 personas está recluida en prisión. Y esa población discrimina a ciertos grupos. Los latinos y afroamericanos son la mayoría.
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Jeremy Slack es doctor en geografía por la Universidad de Arizona y politólogo especializado en estudios hacia la frontera de México con Estados Unidos. Su más reciente publicación es el libro A la sombra del muro. Familia, separación, migración, leyes y seguridad, publicado por la Universidad de Arizona en 2013.
@ophelyas
Ninguna prisión es perfecta
Todos los países tienen problemas con la seguridad penitenciaria. No es sólo la estructura sino la coordinación con el personal corrupto que labora en las prisiones. No afirmo que los agentes del Altiplano sean completamente culpables; eso lo decidirán las instancias correspondientes.
Hasta en Estados Unidos tenemos problemas de vez en cuando. Sólo les digo que un poco antes de que el Chapo se escapara, dos prisioneros se fugaron por un túnel —sin duda no con la fineza del Chapo— de la prisión de súper máxima seguridad Clinton, de Nueva York. Tengo entendido que no había habido una fuga en ese penal desde hace un siglo. El éxito de esta fuga dependió de la corrupción. La búsqueda y recaptura le costó al gobierno norteamericano un millón de dólares junto con otros trescientos mil por daños al penal.
En relación con el Chapo. No importa en dónde sea enjuiciado, si en México o en Estado Unidos. Se trata de un criminal internacional de alta peligrosidad por lo que debe ser encarcelado en una prisión de clase mundial. Podría sugerir la prisión Colorado o Marion, ambas de súper máxima seguridad. Las personas más temibles en el mundo están recluidas allí.
Ninguna prisión es perfecta. Pero en una prisión como las anteriores, las apuestas están a favor de la seguridad de la gente.
Arduas lecciones han de aprenderse del Altiplano y de Clinton. Ambas necesitarán más recursos para mejorarse y, al final de todo, estarán mucho más reforzadas.
Carl W. Pike, exagente de la DEA

