Los acuerdos son fundamentales
El sabio puede sentarse en un hormiguero,
pero sólo el necio se queda sentado en él.
Proverbio chino
José Fonseca
A poco más de cuatro semanas de que empiecen los trabajos de los diputados elegidos en las elecciones del pasado julio no está claro si los partidos de oposición estarán dispuestos a negociaciones productivas con la mayoría.
Sería lamentable que, amedrentados por los dichos de un sector de la opinión ilustrada y publicada que les califica como “oposición sometida” por los acuerdos que hicieron posibles las reformas estructurales, la oposición se negara a negociar.
La incapacidad para hacer acuerdos o la negativa a tenerlos por sólo tomar en cuenta las coyunturas electorales sería un error que pagaría caro la ciudadanía.
Cuando menos deberían ser un acicate para los acuerdos las cifras de la desigualdad y la pobreza hechas públicas en la semana que terminó.
Más lamentable que las elites ilustradas, a quienes toca aportar las grandes ideas para empezar a atender los históricos rezagos sociales que significan la desigualdad y la pobreza, se ahoguen en la bilis de sus prejuicios ideológicos y políticos.
Atender la consigna de don José María Morelos: atenuar la riqueza y la pobreza, es tarea históricamente pospuesta que exige de todos la disposición a los acuerdos que sean necesarios, si queremos cumplirla.
Es tiempo de que nos acostumbremos a que el principio de la dinámica de los acuerdos es tan fundamental en una democracia como lo es el de la mayoría.
Resolver los problemas y tomar las mejores decisiones exige cumplir con la premisa esencial de la democracia, la premisa de la negociación y el compromiso.
Aceptar que a veces las decisiones serán limitadas, pero siempre preferibles a la perversa inacción que produce la falta de acuerdos.
Como sentenció el filósofo vasco Daniel Inneratiry: “Está incapacitado para la política quien no haya aprendido a gestionar el fracaso o el éxito parcial, porque el éxito absoluto no existe”.
jfonseca@cafepolitico.com