Entrevista a Antonio Sánchez Galindo | Experto en sistema penitenciario |Exclusiva para Siempre!
Nora Rodríguez Aceves
“La criminalidad ha evolucionado gradualmente a partir del despegue desarrollista de todos los países. El narcotráfico internacional, el crimen organizado, el transnacional, el ecológico, el político y el terrorismo reclaman una seguridad cada vez más científica y tecnológica, dentro del ámbito de los derechos humanos. Esto significa que los sistemas de seguridad tradicionales deben reforzarse íntegramente, para adelantarse al crecimiento delictivo y no seguir corriendo parejas con él, como antaño”, esto escribe en su ensayo Seguridad pública y prisiones en México, Antonio Sánchez Galindo, experto en sistema penitenciario.
Lo que nos lleva al problema del autogobierno que se ha agravado, en los últimos años, debido al aumento de internos vinculados con la delincuencia organizada, recluidos en centros estatales y municipales, quienes controlan a la población penitenciaria, sometiéndola a un régimen personal de favores y privilegios, generalmente mediante el pago de cuotas, situación que es tolerada por algunas autoridades, señalan estudios y diagnósticos realizados por institutos de investigación en ciencias penales y organizaciones civiles especializadas en derechos humanos y sistema penitenciario.
Legislación adecuada y humanitaria
En entrevista vía telefónica con Siempre!, Sánchez Galindo expresa su opinión sobre el sistema penitenciario, luego de la fuga del Chapo Guzmán: “El tiempo y la situación económico social nos han rebasado y en función a factores de ese tipo sociológico, que lo único que les importa es el dinero —con el dinero se puede comprar cualquier cosa—, y si no se tienen los suficientes valores, honestidad y honradez seguirá existiendo entre las prisiones, porque se establece un fenómeno en donde lo que vale no es hacer mejor al individuo, como era en nuestro tiempo, hacer mejor al individuo que entra en la prisión y no verlo como dice Jakobs, como un enemigo y hacerle la guerra, sino tratarlo con humanidad, con entrega, pero con plena honradez, esto es, muy lejos de la corrupción”.
Por lo tanto “si no se tiene el personal capacitado suficiente obviamente que fracasará cualquier intento de mejoría de las instituciones carcelarias; primero se tiene que tener una legislación adecuada y humanitaria que absorba los artículos 1º y el 18 de la Constitución, pero desde el punto de vista fundamentalmente del 1º en relación con los derechos humanos y después desde luego seguridad, pero sin herir los propios derechos humanos”.
Independientemente de esto, “se deben tener las instalaciones adecuadas que se deben vigilar con todos los medios tanto humanos como electrónicos; tiene que haber suficiente presupuesto porque, si no hay presupuesto suficiente, hay malos sueldos, mala atención a los internos, ya no existe tratamiento, solamente el castigo, porque una institución penal sin tratamiento —como decía el doctor Alfonso Quiroz Cuarón— es venganza, volvemos a los tiempos de la venganza, de la primitividad, entonces todo esto nos revela simple y sencillamente que las personas que están a cargo de estas instituciones no saben manejarlas o, por ejemplo, el director llega al escritorio, se sienta y no va a revisar ni a hablar con todo el personal, a motivarlo, a supervisarlo, también porque no solamente es la administración sino entrar en la institución y en contacto con los internos y los custodios. Estar nada más encerrado en la institución, en la oficina, eso no lleva a nada, las instituciones son absorbentes y además son contaminantes; si no se sabe eso, en un momento dado uno estará incluso enajenado, entonces tiene que haber también una especie de tratamiento constante para el personal desde el punto de vista biopsicosocial, y lo mismo para los internos”.
Ganó la corrupción
Por lo tanto dice Sánchez Galindo, “la corrupción ha ganado, ha rebasado los límites de la capacitación y la entrega que se debe tener en esas instituciones en donde el espíritu y la vocación deben ser de tipo apostólico, entregarse plenamente el que está al frente de la prisión o tiene algún puesto en dicha institución; el personal es también importantísimo, ésa es la clave fundamental para que funcione bien una institución y, desde luego, la preparación en psiquiatría, en psicología criminal, en criminología, etc., que ahora a veces se desprecian porque se dice en la criminología crítica que es un subjetivismo que hiere los derechos humanos y que desde luego no se puede utilizar dentro de las instituciones penales, hay siempre un estado de conflicto; si tenemos una ley también contradictoria que se deshumaniza y no hay preparación ni entrega ni vocación, tendremos que arribar al fracaso, un fracaso social terrible porque delito que no se purgue delito que se repite”.
Para el experto en centros de readaptación, México cuenta con penales de máxima seguridad funcionales donde no se podría escapar ningún reo, “no le hace falta construirlos, ya los tiene pero no los sabe atender” porque la clave para que funcionen está en el “espíritu que se tiene desde la cabeza hasta los pies, es decir, desde el director hasta el más humilde de los empleados. Recuerde que Álvaro Obregón, el general asesinado por las redes católicas de aquella época, porque creían que iba a ser peor que Plutarco Elías Calles, decía: no hay general que resista un cañonazo de 50 mil pesos, entonces en la actualidad imagínese los cañonazos que soltó el Chapo, uno de los hombres más ricos de este país”.
Sánchez Galindo es penitenciarista, experto en justicia de menores, penología y victimología. Entre otros cargos, ha sido director del Centro Penitenciario del Estado de México, director general de Prevención y Readaptación Social del Estado de México, director del Reclusorio Preventivo Norte del Distrito Federal, director general de Reclusorios y Centros de Readaptación Social del Distrito Federal.