Entrevista a Gabriel Regino / Criminólogo / Exclusiva para Siempre!

 

Irma Ortiz

El pasado 31 de julio fueron asesinados, en un departamento de la colonia Narvarte, cinco personas, en un hecho que conmovió por la crueldad con la que fueron ultimadas; pero lo que prendió las alarmas fueron los perfiles de las víctimas. Entre éstas se encontraba el reportero gráfico Rubén Espinosa, la promotora cultural Nadia Vera, ambos activistas y quienes trabajaban en Xalapa, ciudad de la que salieron huyendo de las amenazas proferidas por el gobierno veracruzano.

En ese mismo departamento, Espinosa y Vera compartían gastos con Yesenia Quiroz, estudiante de estética, de 19 años, Milé Virginia Martín, de origen colombiano, de 31 años, mejor conocida como Simone, y una chica más llamada Esbeidy, quien se salvó de la muerte al salir a trabajar. Cuando regresó, comprobó que su apartamento se había convertido en una morgue.

En una de las habitaciones fueron asesinadas Yesenia y Nicole, en otra, Nadia y Rubén, y en el baño fue ultimada la empleada doméstica Alejandra Negrete, de 40 años. Algunas versiones señalan que las dos primeras chicas fueron violadas y atadas de pies y manos. El departamento fue saqueado, cámaras de vigilancia de la zona captaron a tres individuos que salían del edificio, uno llevaba una pesada maleta y subió a un automóvil, propiedad de Simone, y los otros dos sospechosos se fueron a pie. Las autoridades, hasta ahora, no descartan ninguna línea de investigación.

La procuraduría capitalina anunció que fue detenido un sospechoso, cuyas huellas coinciden con las encontradas en el lugar de los hechos; se trata de un exreo, preso 9 años por violación y lesiones y quien aceptó haber robado en el departamento y haber sustraído una maleta, pero negó haber participado en el multihomicidio.

Representantes de medios de comunicación y de organismos defensores de derechos humanos demandan que en las investigaciones no se fabriquen culpables. La delegación de la Unión Europea y la Unesco condenaron los asesinatos e instaron a las autoridades a esclarecer los hechos y motivos por los que salió de Veracruz el reportero gráfico.

Una de las ramas de la investigación se aboca al poder que ejerce el gobernador de Veracruz, Javier Duarte, en una de las entidades más violentas, no sólo por el poder del narcotráfico —ejercido por Los Zetas— sino también por el asesinato y amenazas a periodistas que cubren temas de seguridad. De 2011 a 2015, han sido asesinados al menos 15 periodistas, además de que decenas de reporteros han tenido que abandonar esa entidad, considerada como la más peligrosa para los comunicadores.

Siempre! entrevistó en exclusiva al criminólogo Gabriel Regino, ex subsecretario de Seguridad Pública en el gobierno capitalino y quien explica los intríngulis y líneas de investigación que surgen de este multihomicidio, hasta ahora (jueves 6 de agosto) no resuelto.

¿Su opinión como criminólogo sobre los homicidios en Narvarte?

Hay que lamentar el nivel de violencia que se presentó. En segundo lugar no podemos hacer un análisis aislado del evento independientemente del perfil de las víctimas porque eso nos conduciría a hipótesis erróneas. Estamos inmersos en una dinámica criminal violenta desde hace varios años motivada por los fenómenos de corrupción, impunidad, adicciones, inequidad social y complicidad. Cuando nos impacta un evento es por la cantidad, la manera y el perfil, y en este caso se juntan las tres variables: son 5 personas asesinadas, en la Ciudad de México, y el perfil de las víctimas; una de ellas pertenece a un gremio vulnerable, que ha sido víctima de abuso de autoridad, de poder y de eliminación, lo cual prende las alarmas.

La deficiente comunicación social del gobierno capitalino hace que las organizaciones legítimamente organizadas en el reclamo establezcan en la agenda que la principal línea de investigación son las amenazas sufridas por el reportero gráfico Rubén Espinosa; luego se suma el caso de Nadia, no con la misma fuerza, pero también con amenazas por su activismo, que tienen como epicentro el estado de Veracruz, lo que le da una connotación distinta al hecho y lo lanza al ámbito internacional, donde se recuerda que México es uno de los países de mayor riesgo para ejercer el periodismo.

Eso es muy cierto, pero no puede ser la hipótesis que de manera superior acompañe los datos duros, la evidencia que a cuentagotas y de manera parcial ha filtrado la autoridad encargada de la investigación, y a casi una semana del evento nos damos cuenta de que hay indicios sólidos o robustos, por el modus operandi, de que es la forma de actuar del criminal y la firma de que el evento está encadenado a una actividad delictiva.

Sí hay una vinculación con una organización criminal…

Absolutamente sí, donde pudieron participar cinco, tres, dos personas, son variables que tendrán que añadirse e irse eliminando. Las líneas de investigación que surgen tienen que ser posteriores a una visualización de la escena del crimen.

Esta visualización tiene que darse con una mentalidad abierta y libre de prejuicios, de opiniones y de creencias personales, sociales, grupales o cuestionamiento político, porque hay cinco cadáveres. Antes de entrar en la “perfilación” se debe preservar el lugar de los hechos, establecer las causas de la muerte que permitirán determinar una línea de tiempo: ¿en qué momento murieron?, ¿cómo?, ¿por qué murieron?; incluso la forma en que fueron encontrados los cuerpos es reveladora y su ubicación dentro del inmueble genera diferentes hipótesis. ¿Por qué una persona estaba en el baño, dos en una recámara? Eso genera información que no puede estar sujeta a especulación alguna.

¿Qué información es la importante?, la causa de la muerte, en el término netamente casuístico y no entendido como el móvil. La causa de la muerte, de lo que hasta ahora sabemos, son disparos de arma de fuego, pero esa mención nos abre otras variables, que son el calibre, el tipo de arma, si está relacionado o no con eventos delictivos, distancia, posición víctima-victimario, zona del impacto. La información cuando se recaba a través de dictámenes periciales aporta datos certeros, no de quién fue, sino de cómo fue el hecho. A esto le sumamos —por una foto que vi— pisadas en un área del departamento que dejaron huellas de sangre.

Esa imagen permite establecer el peso, aproximadamente la edad, el sexo, tipo de calzado de la persona, la dirección de dónde a dónde caminó antes y después. Si existe un gran desorden; si no somos expertos diríamos sí robaron, pero la respuesta del experto es: no necesariamente. Pudieron generarlo para crear la idea de que hubo un robo. Hay desorden, sí, pero no necesariamente lo tenemos que vincular con el evento luctuoso, pudo ser previo, durante o posterior.

Hay un desorden, sí, pero ¿cómo es?, parecería que lo que le digo es contradictorio, porque hay desorden organizado y otro desorganizado; el primero se advierte cuando hay la intención de desviar la información, abren cajones, puertas, desacomodan muebles que no tienen relación con una búsqueda; el desorganizado es donde buscan algo, levantan las cosas, colchones. Eso da un indicativo de que algo se está buscando. ¿Qué hubo en la escena de los hechos?, no lo sabemos porque sólo se han filtrado unas imágenes —indebidamente, desde luego— que forman parte del seguimiento de la investigación.

 

Perfil de las víctimas

Ahora debemos pasar a la siguiente etapa: quiénes son los muertos, perfiles de las víctimas, son cinco y nos salta la primera alerta: cuatro son mujeres; hay un protocolo de feminicidio, y los medios lo compran rápidamente. Sí hay un protocolo, pero es lo mismo para cualquier delito, se investiga primero el homicidio y luego si hubo violencia sexual, luego brinca el siguiente dato, un personaje vinculado con los medios…

Espinosa, quien además había sido asediado por el gobierno de Veracruz…

El hecho de que sea persona relacionada con los medios de comunicación enciende una segunda alerta, que cubre a la del feminicidio, y cuando se descubre que Espinosa tiene antecedentes de amenazas y de riesgo, dispara las alarmas al más alto nivel. Sí, pero en una investigación eso no significa que ya se resolvió el caso, decir ¡ah!, por eso lo mataron y también a las mujeres, no es un caso cerrado.

Tercera alarma: una de las mujeres —dentro del protocolo de feminicidio— es activista y aparece con amenazas. Hay identidad de origen de las amenazas del gobierno de Javier Duarte, en Veracruz. El estado con mayor número de homicidas en contra de activistas y periodistas. Es un dato, sí, y genera otra línea de investigación que debe ser investigada.

Hay otros perfiles: Yesenia, joven de Michoacán o de Baja California, no lo sé, hay confusión en los datos, de 19 años de edad. Primer dato que brinca: demasiado joven, vive aparentemente con gente que no es su familia, y se generan otras variables: huyó de su casa, viene de una familia desestructurada, huye de algo o de alguien.

Vamos a la siguiente: Alejandra, la persona que hace el aseo, feminicidio, sí, del Estado de México, claro, Eruviel acaba de declarar la alerta de feminicidio, ahí matan mucho.

El otro perfil: Nicole, la mujer colombiana, ¡ah, colombiana!, se trata de narco, todos son narcos y por eso los mataron; no, ése no es el tema. Sin embargo ya están en la mesa los datos duros y se empiezan a generar líneas de investigación, ¿cuál es lo robusto?, el modus operandi.

 

Modus operandi, lo básico

El modus operandi es lo básico; los ejecutaron, tienen el tiro de gracia; ¿hubo violencia previa?, aparentemente sí, ¿qué tan previa?, porque pudo ser posterior, no lo sabemos; ¿hay abuso sexual?, sí, aparentemente previo o aparentemente posterior, no sabemos, eso lo determinan los forenses; ¿hay residuos seminales?, no sabemos; ¿se practican pruebas de ADN?, no sabemos. Este escenario en una investigación seria, científica, nos dice que pesa más el modo en cómo los mataron, pero otros van a decir: Espinosa era el más amenazado, sí, pero a lo mejor los cinco estaban amenazados, no lo sabemos.

El tema es el modus operandi, es la firma; a la chica colombiana dicen que la violaron con un tubo analmente, eso indica sadismo, saña, parece que también la hirieron en los senos. Eso puede indicar que la hicieron sufrir más, sí; ¿de quién era el departamento?, y se investiga con vecinos, testigos, a ver quiénes estaban. Se vislumbra que la mujer colombiana acababa de llegar, tenía relativamente un mes. No tenemos la certeza, porque un día nos dice una cosa la Procuraduría, mañana otra, pero si esta chica colombiana llegó, sería ideal saber cómo y por qué llegó, quién la llevó, de dónde viene.

Ya sabemos que no hubo una reunión en el departamento, que los homicidas llegaron después, ¿a qué hora?, llegaron y Simone hizo una llamada, discutieron en el pasillo y mandaron a los sicarios a buscar algo. Son datos duros que nos dicen que participaron tres personas aparentemente, no lo podemos asegurar, ¿los tres que están en el video? Hasta ahora no tengo elementos para decir que son los homicidas.

Es la versión que corre…

No tengo los elementos, no se ve que traigan armas, no se hizo la prueba de rodizonato de sodio; no se sabe si corresponde su estatura a la posición víctima-victimario. Es una investigación que tiene mucho por delante, no sé si son ellos, pudieron estar antes en otro departamento. Sí vimos a esa persona salir, que se presume podría ser partícipe del evento y va con una maleta, hay que investigar si los vieron antes. Ya tenemos un elemento que nos ubica en el lugar, falta establecer si corresponde a su estructura física, a la distancia de los disparos, de acuerdo con el examen de criminalística. En una hipótesis de la línea de investigación decimos: son los sicarios, eso nos llevaría a generar hipótesis como móviles, que se trata de una actividad delictiva previa en la que uno, tres, cuatro o cinco estaban involucrados, en la que hay un reclamo, en la que no hay una respuesta favorable y detona la ejecución de todos quienes estén ahí, a quienes previamente tal vez les exigieron obtener información de algo que buscaban, con excepción, obvia, lógica de la asistente doméstica.

A ella la matan sí, no por rencor —en esta hipótesis— sino por no dejar testigos, ella les vio los rostros y no se le tortura quizá por empatía social, porque los casos criminales —al menos dos de ellos— provienen de hogares desestructurados, sin padre y que tienen una capacidad de coeficiente intelectual entre el término medio y debajo del término medio, con pocas habilidades cognoscitivas. Es probable que a esta mujer le hayan disparado en la nuca y haya sido la última en ejecutar.

El modus operandi determinará sobre quién iban los asesinos, si el reportero gráfico, la activista o la mujer colombiana…

Es una línea de investigación que debe agotarse, se debe preguntar al gobernador, a sus colaboradores, pero la experiencia y la interpretación propia —puedo estar equivocado— me conduce a que el modus operandi dice que el homicidio está completamente desvinculado de la actividad profesional que desarrollaban tanto Nadia Vera como Rubén Espinosa.