La actitud de la oposición
Sólo el necio confunde el
valor con el precio.
Antonio Machado
José Fonseca
Se han realizado los relevos en las dirigencias nacionales del PRI y del PAN y el próximo septiembre, de una u otra manera, se realizará el del PRD.
Para panistas y perredistas y otros partidos el dilema será empatar la retórica de campaña y la realidad de la política cotidiana.
Por ejemplo, las bancadas de la oposición decidirán cuál será su actitud en el desempeño de la tarea para la cual fueron elegidos.
Pueden cumplir con la obligación de todo político, tratar de descubrir las oportunidades para el acuerdo, pero también determinan cuáles serán sus límites para negociar acuerdos.
Ha escrito el filósofo vasco Daniel Innerarity que el desacuerdo goza de un prestigio exagerado en política. Las posiciones radicales de la oposición son método eficaz para hacerse notar en esa diaria lucha por la atención de los medios, pero quienes discuten y discuten no dialogan entre ellos. Y así, la negociación se dificulta, cuando no se hace imposible.
La opinión ilustrada y la opinión publicada se han escandalizado por la realidad social. Se escandalizan por la desigualdad y la pobreza.
Atenderlas exige de políticas públicas eficaces, de programas sociales más eficientes. Para tenerlos se necesita legislación adecuada y realista. Ésa es la tarea de los legisladores, los legisladores del partido en el gobierno y los legisladores de la oposición.
A veces se nos olvida que los miembros del Congreso, diputados y senadores, también forman parte del gobierno, la parte del gobierno que tiene la constitucional obligación de hacer las leyes.
Hacerlas exige, por supuesto, negociaciones que implican algún tipo de cesión mutua. Los intransigentes, como los fieles de Andrés Manuel López Obrador, son en realidad los más conservadores, porque los desacuerdos son conservadores, sólo con negociaciones y acuerdos políticos se puede aspirar a transformar la realidad.
Los partidos de oposición habrán de decidir si continuarán en campaña, con la exaltada retórica de las contiendas electorales, o seriamente se dedican a cumplir con la tarea de intentar hacer un común esfuerzo para aprobar políticas públicas y programas de gobierno que atemperen la desigualdad y la pobreza.
Insistimos, los legisladores de la oposición, al formar parte del Congreso de la Unión, también son gobierno.
Sus dirigentes decidirán si continúan en campaña o estarán dispuestos a hacer las concesiones que toda negociación política exige.
De su actitud no depende sólo el futuro de sus partidos, depende también la salud social de la República.
jfonseca@cafepolitico.com