Julián le Barón/Líder mormón en Chihuahua
Moisés Castillo
Para algunos, fue “insólita” la reunión del pasado 23 de junio en el Castillo de Chapultepec; para otros, el escenario perfecto para que Felipe Calderón “justificara” su lucha contra el narcotráfico.
El diálogo entre el gobierno federal, el poeta Javier Sicilia y familiares de los deudos que integran el Movimiento por la Paz y Justicia con Dignidad, terminó entre promesas y la actitud testaruda del presidente Calderón al reiterar que su plan antinarco seguirá sin cambios. ¿Diálogo de sordos?
Calderón se siente incomprendido y lo reprochó. El único indicador que resalta son los 40 mil muertos de esta guerra que no tiene fin.
Javier Sicilia le dijo al Presidente: “Vean bien nuestros rostros, busquen bien nuestros nombres, escuchen bien nuestras palabras. Estamos una representación de víctimas inocentes, ¿les parecemos bajas colaterales?, ¿números estadísticos?, ¿el uno por ciento de los muertos?”.
Calderón no respondió. Sólo defendió una y otra vez su visión del problema. Alzó la voz y no pidió perdón como había exigido Sicilia.
“Coincido —dijo el Presidente— en que debemos pedir perdón por no proteger la vida de las víctimas, pero no por haber actuado contra los criminales, que están matando a las víctimas. Eso, definitivamente, es un error. En eso, Javier (Sicilia), sí estás equivocado”.
“Sí, sí es de pedir perdón —agregó— por la gente que murió a manos de los criminales. Si de algo en todo caso me arrepiento, no es de haber enviado fuerzas federales a combatir a criminales, (sino de) no haberlas mandado antes y no haber tenido un operativo justo en Cuernavaca, precisamente, que pudo haber atrapado primero a la banda que mató a Francisco (Sicilia)”.
Julián le Barón, partidario de la resistencia pacífica y fiel a la memoria de su hermano Benjamín y de su cuñado Luis Withman, a quienes mataron en el municipio de Galeana, luego de resistirse al pago del secuestro de otro de sus hermanos, invitó al presidente Calderón a que se una al movimiento por la paz que realizará una caravana por el sureste.
“Venga con nosotros a la caravana —le dijo—, escuchemos y humanicemos juntos a víctimas y victimarios. La lección debe quedarnos clara a todos, es tiempo de que mandemos un mensaje al mundo de que la violencia no termina nunca con la violencia y así no sea usted recordado como el presidente de los 40 mil muertos y nosotros como una nación de salvajes, cobardes y sinvergüenzas”.
El líder mormón de Chihuahua dice que no sabe qué vaya a cambiar con este movimiento, pero por lo pronto “me está cambiando a mí”.
Replantear la estrategia
¿Cuál es su balance del encuentro con el presidente Calderón?
Fue un evento muy importante en la historia de México. Acudió un grupo de víctimas a decir que estamos en nuestra propia casa y queremos que se nos escuche.
¿Queda conforme con las respuestas de Calderón?
Fueron una justificación, pero lo que queda claro es que él va a seguir con esta estrategia de guerra y nosotros estamos opuestos a eso y fuimos a decírselo. Es momento de replantear su estrategia militar y policial para dejar espacio a la acción civil.
¿Espera que con este diálogo se resuelvan los casos de sus familiares?
Tienen dos años diciendo que los casos de mi familia no iban a quedar impunes y eso lo prometieron tres procuradores: Eduardo Medina Mora, Arturo Chávez Chávez y ahora Marisela Morales. Pues ya va para dos años y estamos escépticos de eso.
¿Por qué invitó a Calderón a llamada caravana del sur?
Es una buena oportunidad para el Presidente a fin de convencernos que él está dispuesto a ver la situación de violencia desde una perspectiva ciudadana, y creo que sería un acto muy simbólico para el oficio de la presidencia que él esté dispuesto a ver el dolor de las víctimas directamente.
¿Cuáles son las expectativas para ir al sureste?
Va a multiplicar la fuerza y valor del significado moral de la caravana. Es un acto que busca la manera de encontrar la paz y hacer visible la violencia, que no sea aceptable para nadie.
¿Pretenden encontrarse con el subcomandante Marcos?
Pues no tengo idea, pero quisiéramos mucho que el presidente Calderón nos acompañara.
¿Y si no los acompaña?
Estaría desperdiciando una buena oportunidad para poder ser un ciudadano como nosotros. Si se considera un ciudadano comprometido con las víctimas, debería estar a lado de nosotros.
Solución sin violencia
¿Qué le dice a varios sectores de Juárez que están enojados y frustrados por la firma del pacto que derivó en relatorías?
Todos queremos una solución que no sea violenta y nosotros no sabemos dirigirnos de otra manera a la sociedad que no sea por la vía del diálogo y la resistencia pacífica.
¿Cuál fue su experiencia de la Caravana del Consuelo?
Fue precisamente una experiencia del sentir y ver el dolor. Eso fue importante, que viéramos todos el dolor de la gente, hacer visible a las víctimas para que todos empecemos a sentir. No debe ser aceptable como mexicanos que en nuestro país mueran 40 mil personas y que sigan muriendo día a día.
Cuando llegó la caravana a Monterrey, usted pronunció un fuerte discurso ante la poca respuesta de la gente… Dijo: “Es por eso que no hay en esta plaza 100 mil personas repudiando la muerte de 40 mil de nosotros. Yo me pregunto, ¿dónde están los demás? Todos los que no están aquí es porque hay algo que les importa más que la vida”. ¿Se molestó?
Claro, hay mucha gente agraviada en Monterrey y explicaba que el punto principal era que tenemos que estar unidos en esta lucha contra el olvido y no debemos dejarnos solos, por eso nos están matando poco a poco.
¿De qué forma puede involucrarse la sociedad civil en este problema de los miles de muertos que agravia a todos?
Todos podemos hacer visible la violencia. Y debemos proponernos tener más dignidad de la que tenemos. La apatía es precisamente es eso, una falta de dignidad.
Sicilia y su rebeldía
¿Cómo se encuentra su comunidad luego de los episodios de violencia que ha sufrido?
Hay mucha violencia y todos los días sucede alrededor de la comunidad. Hace unas semanas secuestraron un vecino de nosotros. No aquí en Le Barón, pero en Casas Grandes, una localidad cercana.
¿Hay presencia de federales o militares en la zona?
En Casas Grandes no están ni los federales ni los soldados. Casas Grandes es una ciudad mucha más grande que mi comunidad.
En su lucha contra la violencia y la impunidad, ¿no tiene temor de morir? ¿De algún acto de venganza?
Todos tenemos miedo, pero si todos nos quedamos con esa enfermedad nos quedamos con nada.
Rumbo a las elecciones del 2012, ¿se acercarán a algún candidato para entregarle sus propuestas que han recogido en sus recorridos por el país?
No soy un político, no estoy seguro de eso. Este es un movimiento ciudadano y no podemos pensar con la tentación de ser partidistas, porque eso nos alejaría de nuestro movimiento a la no violencia.
¿Sicilia ya fue cooptado como dicen algunas voces de la sociedad civil y en algunos medios periodísticos?
Se me hace una gran estupidez. No creo que él haya vendido su conciencia después de la muerte de su hijo.
¿Cómo describiría a Sicilia?
Me gusta mucho su personalidad. Es un hombre rebelde. Me gustó la manera en que fumó en la reunión que tuvimos. Hay que decirle a la gente que estamos en una emergencia nacional y no tenemos que perdernos en la simulación. Y me gusta eso de Javier: habla con la verdad y es un hombre íntegro.
¿Salió usted contento de la reunión celebrada en el Castillo de Chapultepec?
Los que estuvimos ahí nos sentimos bien porque fue un acto importante, de poder sentarnos con la autoridad. Creo que el Presidente debe ser el primer servidor de la nación y nosotros fuimos a recordárselo.