Norma Salazar

Tres notables invasiones humanas han penetrado Europa, fuerzas llegadas de Asia; la primera de éstas fue la de los árabes que se apoderaron de España durante casi ocho siglos pero no lograron avanzar hacia el norte porque fueron vencidos en Francia por Carlos Martel en el año 732, la segunda fue de los mongoles en tiempos de Genghis Khan durante el siglo XVIII conquistando parte de la Rusia europea y tiempo más tarde dominó Hungría y Alemania, la tercera invasión penetró enérgicamente por los turcos otomanos, cuyo imperio estuvo en su apogeo durante el siglo XVI y que aún quedan vestigios en la Turquía europea, situada en el extremo sudeste de Europa. El mundo árabe no es un mundo fácil para los extranjeros que quieren comprenderlo, en el año 2004 Francia fue el reflector de atención por discusiones concernientes a la libertad religiosa.

El estado francés, laico por naturaleza prohibió el uso de vestimentas religiosas, ostentaciones de símbolos religiosos judíos, cristianos y musulmanes en los espacios públicos, fue un detonante que los musulmanes se sintieron discriminados. Sumisión Lunes 30 de mayo. “Es cierto que hubo muchísimas batallas entre la cristiandad y el islam, luchar ha sido desde siempre una de las grandes actividades humanas, la guerra es ‘por naturaleza’, como decía Napoleón, pero creo que ha llegado el momento de cerrar un pacto, una alianza, con el islam”.

En el marco de la compleja diplomacia moderna, el pacto hoy en día es altamente estudiado e implica un quid pro quo. Por ello, ante las rápidas transformaciones y profundos cambios que están ocurriendo en la sociedad internacional, así como el interior del país, la política exterior debe tener funciones nuevas y más amplias que cumplir.

Michel Houellebecq, poeta, ensayista y novelista todo lo puede cambiar con su batalla escritural, presentándonos una novela aplicada al malestar interno. Francia tendrá elecciones presidenciales en el 2022, los partidos tradicionales se hundirán en las encuestas y personaje político Mohammed Ben Abbes, complaciente líder de una nueva formación islamista moderada derrota con el apoyo de los socialistas y la derecha del Frente Nacional en la segunda vuelta.

Cada país, cada estado presenta una realidad y una dinámica distintiva y es ésta la idea que debe servir como eje para el diseño de política exterior hacia dicha zona geográfica. Un aspecto vital de cualquier análisis sobre el fenómeno del islamismo es evaluar en qué medida éste es producto de la manipulación que hace la élite de las actitudes y acciones populares. Capítulo IV: “El gran público supo así durante las semanas siguientes que el distribuismo era una filosofía económica aparecida en Inglaterra a principios del siglo XX bajo los auspicios de los pensadores Gilbert Keith Chesterton e Hilaire Belloc. Pretendía ser una ‘tercera vía’ tan alejada del capitalismo como del comunismo, asimilada a un capitalismo de Estado. Su idea era la supresión de la separación entre el capital y el trabajo. La forma normal de la economía era así la empresa familiar cuando era necesario, para ciertas producciones, reunirse en entidades más vastas, debía hacerse lo necesario para que todos los trabajadores fueran accionistas de su empresa y corresponsables de su gestión”.

Sumisión detallada con temática de entelequia-política combina lo cotidiano, lo frívolo y con referencias a un pasado en el cual muchos experimentaron la crueldad, otras afrentas en donde muchos sueños estuvieron forzados. “Si el islam no es político, no es nada”: Ayatola Jomeini. Quizás una de las leyes esenciales e inevitables tanto del individuo como de la sociedad sea la ley del cambio, todo está en continua trasformación, aunque no se quiera admitir, pocos podrán pensar que el islam del tiempo del profeta es realmente el mismo que el islam de hoy. Si pasamos al campo de la acción y de la práctica encontraremos que los cambios a través del tiempo son múltiples y se adecuan a las condiciones históricas e ideológicas de cada época en aspectos familiares, sociales, políticos y económicos.

El nuevo éxito de Sumisión —Michel Houellebecq narra con seguridad como un escritor maduro— no quedó exento de críticas y de ser una voz más en el blanco de una controversia político-literaria al relatar minuciosamente y cuidado todas las pericias de la historia humana. “—Hay pocos forjadores de imperios… —añadió pensativamente Rediger—. Mantener unidas a naciones separadas por la religión y la lengua, lograr que se adhieran a un proyecto político común, es un arte difícil. Aparte del imperio romano, sólo se me ocurre el imperio otomano, a una escala más reducida. Napoleón sin duda habría tenido las cualidades necesarias, pues su gestión del asunto israelí fue notable y en la expedición a Egipto demostró que también era capaz de tratar con el islam”.

Finalmente, Sumisión es una novela futurista. François, un profesor universitario, pronunciará las palabras que le abrirán las puertas de la religión islámica y de una nueva vida: “No hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta”.