Artículo exclusivo para Siempre!
Carlos Arrieta
Más allá de la pobreza en la cifras que presentó el presidente de la República Mexicana Enrique Peña Nieto durante su mensaje del Tercer Informe de Gobierno y de las nimiedades mediáticas que intentaron viralizar en internet con temas sensacionalistas, la alerta nacional debería estar enfocada en lo que muchos usuarios de las redes sociales publicaron y que al menos de fondo, el mensaje era muy claro de sátira y sarcasmo en contra de la figura presidencial.
“Quiero vivir en el país del señor que está dando su informe”… “Yo quiero vivir en el país del que hablan en el Informe”… ¿De qué país será la persona que está dando ese informe?…
Estos solo son algunos de los ejemplos que escribió con raciocinio una gran parte de mexicanos, e incluso que radican en el extranjero, en torno a ese pobre e inverosímil, pero extenso discurso de EPN.
Ni fue “Informe”, ni fue “de Gobierno”. México vive en la actualidad una de sus peores crisis en las que inimaginablemente los que deberían llevar las riendas lo han destruido con cabal cinismo.
Y es que ante este escenario en el que el dólar estadounidense se disparó ante el débil peso mexicano, el aumento de pobreza extrema, la imparable corrupción de los gobernantes de todos los niveles, asesinatos de lesa humanidad, injusticias, nulo nivel de Educación Pública, exorbitante desempleo, ataques de las fuerzas federales, números rojos en los delitos de alto impacto, lo menos que puede pensar un mexicano es ¿en qué país vive esa persona desconocida que habla de un estatus de privilegios ciudadanos?
La información en muchos medios de comunicación fue basada en entrevistas de la clase política para que hablaran bien o mal del mandatario nacional; que lo criticaran o lo veneraran, pero muy pocos salieron a las calles y le preguntaron al ciudadano normal, en qué se reflejaban las cifras alegres y oficialistas o de qué manera impactaban en su vida.
Pero hubo quién refutó esa parsimonia mediática y lanzó su puntillosa crítica social. Le pegaron al grueso de los mexicanos donde más les duele; hubo trato indigno al pensar que el ciudadano no entendería el fracaso de la primera mitad del sexenio y que como siempre sucede, el presidente se saldría con la suya.
Se podrían citar los peores momentos: Tlatlaya, la fuga del Chapo Guzmán y el imparable registro de feminicidios en el Estado de México; las matanzas de Apatzingán, Aquila y Tanhuato en Michoacán; Ayotzinapa, Acapulco, Iguala, cambio de gobierno estéril y otros sucesos más en Guerrero; caso Ocotlán y múltiples enfrentamientos en Jalisco; violencia y conflictos magisteriales en Chiapas; la Casa Blanca de la primera dama y sus réplicas en funcionarios del gabinete. En fin…
Ese no es el caso. Finalmente la caja de resonancia de la inoperancia y corrupción de los que se dicen dirigir al Estado, además del grado de descomposición social y política más alto en la historia de México, son los niños. Nadie se ha preguntado qué piensan de sus gobernantes.
El proyecto realizado en conjunto por KidZania y la Universidad Anáhuac, publicado en el año 2010 los niños no tenían una imagen positiva sobre el futuro de México, porque los padres les transmiten su angustia acerca de los problemas económicos y de inseguridad que vive el país.
De acuerdo con la publicación en ese entonces de Terra.com, los psicólogos encargados de la investigación, José Antonio Tureño Senosiain y Diego Álvarez Muñoz, precisaron que muchos de los niños entrevistados, en un rango de 8 a 12 años, mencionaron querer vivir en otro país en el futuro porque “no están muy seguros si México va a ser un lugar mejor o no”.
Tureño Senosian explicó que la percepción que tienen los niños sobre el futuro del país obedece al “filtro” que representan los padres sobre la realidad actual en temas como la crisis económica o la inseguridad, ya que ellos no tienen una interpretación propia.
“Más bien transmiten lo que los padres les filtran, la angustia que ven que el tema requiere la emulan, aunque no entiendan la idea macro de eso”, expresó en rueda de prensa al presentar los resultados de la investigación.
Un ejemplo de esto, dijo, es que los niños de entre 8 y 12 años de edad prefieren ver los canales de televisión infantiles que enterarse de las noticias del día. Sin embargo tienen presente los problemas mundiales y del país porque “están en el ambiente” o sus padres les transmiten sus preocupaciones.
Álvarez Muñoz mencionó que en general, los infantes consultados como parte de esta investigación realizada en 2009, tenían conocimiento de la balacera en el Metro Balderas, del boliviano que intento secuestrar un avión, de las inundaciones en Iztapalapa o el accidente de avión en el que perdió la vida el entonces secretario de Gobernación, Juan Camilo Muriño.
Además, tienen preocupación por el “mundo adulto” con el que conviven todos los días, en particular sobre contenidos muy mediáticos, como el calentamiento global, la pobreza o los secuestros.
Tureño Senosian destacó que a pesar de este “mundo complicado y neurótico de los adultos”, los niños mexicanos del Siglo XXI se han adaptado a esta realidad y han desarrollado una capacidad para ejercer su autonomía y tomar decisiones propias.
Señaló que estos cambios empezaron durante la década de los 90, con el desarrollo de nuevas tecnologías y el surgimiento de una gran oferta de opciones de consumo, pero que ahora los niños que nacieron a partir de 2000 las ven como parte de su realidad y lo que les tocó vivir.
Conclusión: Han pasado seis años desde que se dio a conocer lo que reveló ese estudio y no se ha tomado nota de que algunos de esos niños ya son adolescentes y que lo único que podrán hacer ante ese gado de indefensión, es reprochar a varios de sus padres, haber tomado una mala decisión a la hora de elegir en las urnas a éste y a otros presidentes. No hay vuelta atrás: ni hubo Informe, ni se puede hablar que es de Gobierno. Lo ideal sería que se llamara “Informe del Gobierno”, como en los países fascistas.


