Por Nora Rodríguez Aceves
En medio de una crisis de credibilidad y la derrota electoral en el Distrito Federal frente a Morena, el 7 de junio pasado, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) llegó a su XIV Congreso Nacional Extraordinario que bajo el lema: ¡Cambiar para ser mejor! aprobó la actualización de sus documentos básicos: Estatutos, Línea Política, Programa y Declaración de Principios con sólo dos finalidades, elegir a su nuevo dirigente nacional y tratar de recuperar su fuerza política-electoral, así como la simpatía, la confianza y la credibilidad de la sociedad de cara a las elecciones del 2016 donde en 12 estados de la República se elegirá gobernador, pero sobre todo para la elección presidencial del 18.
Como es sabido ya, el Sol Azteca es controlado por la corriente Nueva Izquierda (NI), mejor conocida como Los Chuchos, de ahí que se asegure que estos cambios en los documentos oficiales del perredismo llevan dedicatoria para algunos personajes dentro y fuera del partido. Por ejemplo, entre los cambios que se dieron está uno que ya estaba más que cantado, modificar el artículo 256 que quita el candado para ocupar la Presidencia, ahora ya no será necesario contar con una militancia mínima de dos años para aspirar a ese cargo, lo que abre la puerta para suceder a Carlos Navarrete al político mexicano, expriista y diputado federal, hoy por el PRD, Agustín Basave, que apenas el 25 de agosto pasado se afilió a sus filas y cuenta con el respaldo de Nueva Izquierda y de Alternativa Democrática Nacional (ADN), que lidera Héctor Bautista.
Guadalupe Acosta Naranjo, miembro de Los Chuchos está a favor de esta reforma, ya que afirma a Siempre! que se tenía que eliminar ese candado para ser el Presidente Nacional del Comité Ejecutivo que no existía cuando nombraron a Cuauhtémoc Cárdenas Presidente. Acababa de nacer con el registro del Partido Mexicano Socialista (PMS) el Partido de la Revolución Democrática cuando Cuauhtémoc, que apenas se había sumado, fue nuestro dirigente y no dijimos, tiene que ser alguien de la izquierda, es decir, tenía exactamente un día de afiliado cuando lo hicimos Presidente y venía del PRI. Es una decisión política la que uno toma de acuerdo a la circunstancia y hoy tenemos que mandarle un mensaje a la ciudadanía de que estamos dispuestos a abrirnos a restablecer el diálogo con alguien que pueda ir a las universidades, dialogar con los jóvenes, con los empresarios, con las organizaciones no gubernamentales, que no tenga ese cuestionamiento que tenemos muchos, que esté sin ese conflicto, que tenga una formación de izquierda y que nos represente”.
Aun cuando asegura que todos los que aspiran a dirigir a los perredistas son “muy buenos candidatos, todos mis compañeros, yo respaldo a Agustín Basave”.
A diferencia de Acosta Naranjo que gritar a los cuatro vientos que él votará por Agustín Basave, el líder de su expresión política, Jesús Ortega Martínez, se cuida de pronunciarse por alguno de los aspirantes al máximo cargo, al asegurar que no tiene aún un candidato, que esto sucederá hasta que se emita la convocatoria que tiene que ser antes de que termine el año y se vea quiénes son los que se inscriben formalmente.
Entre las propuestas para la presidencia que hay están: “Fernando Belaunzarán, Agustín Basave, Beatriz Mujica, David Razú Aznar, entonces habrá varias propuestas, incluso están ya debatiendo y discutiendo ante los medios de comunicación, pero en el momento que se convoque al Consejo Nacional, que es el órgano que elegirá al Presidente Nacional, en ese momento previa emisión de convocatoria se elegirá dentro de todos los propuestos con los mismos derechos y con las mismas obligaciones al que la mayoría del Consejo Nacional decida”, explica Ortega Martínez.
En ese mismo tenor defiende la reforma estatutaria al 256 y rechaza que lleve dedicatoria para alguien en especial, ya que esto “se había pensado antes de que incluso Carlos –Navarrete- presentara al Consejo Nacional su propuesta de dejar el cargo. Porque hay muchos ciudadanos que quisieran ingresar al partido y que quisieran ocupar responsabilidades y un requisito para que puedas ocupar una responsabilidad es hasta que tengas cuatro años lo que dificulta el ingreso de ciudadanos. ¡No! si eres miembro hace 26 años o desde el día de ayer gozas exactamente de las mismas obligaciones y de los mismos derechos, por eso no lleva dedicatoria”.
Además, agrega que con estos cambios a los documentos oficiales que pocos partidos lo hacen a fondo, radicales, se está “haciendo un rompimiento con viejas prácticas con viejos métodos con concepciones añejas con pensamientos anacrónicos, esto hará que el Partido de la Revolución Democrática se presente como un partido contemporáneo, del Siglo XXI, como un partido de una izquierda que tiene respuestas y soluciones a los problemas del país, por eso veo en buen ánimo la perspectiva del partido”.
En el marco del debate a las reformas de los Estatutos, Agustín Basave sí esperaba que “se eliminara el candado famoso de la antigüedad” para que él pudiera ser elegible porque “yo quiero contender”.
Añade que “la gente a veces se va, me refiero a la opinión pública, se va solamente con el tema de quién presidirá el partido, pero hay que ver primero qué PRD llegará alguien a dirigir”. En este sentido, comenta a Siempre! que él ve “un partido en ebullición, un partido vivo, con diverso contrastantes, a veces contradictorio, pero muy lejos de estar desahuciado. Hay más de cuatro millones de militantes, de afiliados, en todo el país y se manifestó con sus representantes en el Congreso Nacional, vimos los debates en las mesas digo, esos que dicen que ya todo está cocinado y que hay una especie de consigna etc., pues nada más hubieran escuchado las discusiones en las mesas para que se dieran cuenta que eso no fue así, que hubo un debate de verdad”.
Por su parte, Alejandro Sánchez Camacho, miembro activo de la corriente Izquierda Democrática Nacional (IDN), que encabeza René Bejarano y Dolores Padierna, expone a Siempre! la posición de su tribu, “más allá de nombres se requiere una dirección nacional que tenga cierto perfil de independencia al Gobierno Federal, al PRI y al PAN, que sea una dirección política que transmita confianza a nuestra militancia, pero sobre todo que sea un polo de atracción para toda la izquierda electoral y para los movimientos sociales para que esta dirección tenga la suficiente autoridad política y moral de convocar a constituir un Frente Político Nacional Electoral rumbo al año 2018”.
Entre los cambios a los Estatutos que aprobó también el Pleno del XIV Congreso Nacional Extraordinario es el que tiene que ver con los Coordinadores Parlamentarios en el Congreso de la Unión, los cuales a partir de que el Instituto Nacional Electoral (INE) de el aval a estas reformas los coordinadores podrán ser cambiados por la directiva perredista, claro, luego de “un proceso de análisis”.
Una modificación que ha levantado una serie de análisis, suspicacias, especulaciones de los analistas políticos, académicos y columnistas que interpretan este cambio como un mensaje para el senador Miguel Barbosa que mantiene “un enfrentamiento con sus antiguos aliados Los Chuchos”.
Los congresistas reunidos en el Deportivo Plan Sexenal de la delegación Miguel Hidalgo, también aprobaron por mayoría su Línea Política que incluye las alianzas con miras a los procesos electorales de 2016, en la cual se sostiene que el Sol Azteca podrá ir en coalición con el Partido Acción Nacional (PAN) sólo ante determinadas condiciones y para propósitos específicos, se considerarán excepcionalmente alianzas más allá de la izquierda y las fuerzas progresistas, pero en ningún caso con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y será el Comité Ejecutivo Nacional quien las apruebe.
De acuerdo a la votación emitida por los perredistas se contabilizaron 31 votos en contra y cero abstenciones, y uno de esos votos en contra fue el de IDN porque “tiene que haber una definición perfectamente clara de que nuestras alianzas deben ser con los partidos de Morena, Movimiento Ciudadano, el Partido del Trabajo y con el Movimiento Social, estas son las verdaderas alianzas que pueden dar un impulso a construir una nación diferente a la que nos ha dejado el PRI y el PAN”, asegura Alejandro Sánchez Camacho.
Sobre el tema, Acosta Naranjo fija su posición y apunta que el partido tiene que ser de una oposición firme al Gobierno Federal y para eso se tendrá que hacer una política de alianzas donde se unifique a la oposición, con quien comparta un programa y una política pública que resuelva los problemas de la gente. “Tenemos que ponernos de acuerdo en el programa, pero no ir unidos nos hará fiesta Peña Nieto”.
Por lo tanto, “en primerísimo lugar con la izquierda no sólo con Morena, la izquierda no es Morena, hay muchos más de izquierda en el PRD, pero con Morena también yo no digo que no, a ver porque si Andrés dice que los derechos de las minorías hay que ponerlos a consulta ¿qué partido de izquierda es ese? Un partido de izquierda que no reconoce las libertades es más un partido conservador, sin embargo Andrés es un opositor que tiene una política social de beneficio a la gente que menos tiene, ahí tenemos muchas coincidencias, entonces hagamos acuerdos con él”.
El PRD ha insisto en esto, aunque hay gente que nos dice: no le rueguen tanto, no es rogar es una política correcta, si Andrés Manuel no quiere unificarse que él explique ¿por qué no? ¿por qué divididos es mejor? Él piensa que está en la ante sala de la Presidencia, pero sacó un millón de votos menos que nosotros. No obstante, el Partido de la Revolución Democrática no quiere llegar “con las cuentas de gran capital, pero evidentemente necesitamos la unidad al igual que Andrés Manuel, deberíamos de unirnos y también unirnos con Movimiento Ciudadano y con los compañeros que estaban en el Partido del Trabajo y con muchos partidos políticos locales y movimientos sociales que son de izquierda y que no tienen partido. “Nosotros queremos la unidad de las izquierdas en su conjunto si Andrés no la quiere qué explique, ese es el primer tema, si el PRD se une con Morena no necesitamos hacer alianza con nadie más, ¡ah! pero si Andrés no quiere y en su sectarismo, en eso de que él es el único iluminado no quiere, el partido no puede ir solo a la contienda que viene porque le haremos el favor al PRI”.
Ante este escenario se debe vislumbrar una segunda opción, si podemos unirnos con otras fuerzas a partir de un programa de gobierno que corrija lo que se ha hecho mal anteriormente, pero que no le facilite el triunfo al PRI. Si alguien dice que yendo solos estamos a punto de ganar los 12 estados, miente, si vamos solos estamos a punto de que el PRI gane los 12 estados, de que se lleve carro completo rumbo al 2018”, precisa uno de los líderes de Nueva Izquierda.
Puesto sobre la mesa el tema de la alianza con Morena, Alejandro Sánchez afirma que “Morena no es nuestro enemigo principal, nuestro contrincante programático es la derecha de este país. En el Distrito Federal, de 16 delegaciones Morena gobernará cinco, el PRD seis, el PRI y el PAN uno tres y el otro dos, esto es, aunque como partido perdimos delegaciones cuando esta derrota es con Morena hemos de tener una cierta sensación que fuimos derrotados en las urnas, mas no debemos preocuparnos programáticamente porque finalmente la mayoría de las delegaciones en la ciudad igual que la Asamblea Legislativa están gobernadas por una visión de Izquierda por un programa democrático y progresista que es el de Morena y el del PRD, es decir, finalmente los habitantes de la ciudad siguen teniendo un pensamiento democrático y progresista, eso es lo importante por eso decimos que nuestro contrincante no es Morena es la derecha de este país”.
Por lo visto hay algunas corrientes y simpatizantes perredistas que no pierden la esperanza de que “las izquierdas” divididas hoy se unifiquen para formar un gran frente de izquierda tanto en el Congreso de la Unión como de cara a los comicios del 2016. De ahí que están dispuestos a seguir esperando a que Andrés Manuel López Obrador se decida a darles el tan anhelado sí.
En opinión de Agustín Basave, si Morena quiere hacer alianza con ellos, “yo no tengo problema, yo encantado de la vida”. Además, considera que la salida de militantes perredistas hacia Morena ya no se dará “redefiniendo la identidad del partido, en la medida en que nos quedé claro ¿qué somos y por qué luchamos? En la medida en que todas estas deserciones o escisiones que ha sufrido el partido sean contrarrestadas por esas definiciones puntuales tanto ideológicas como programáticas la gente se quedará. Hay más de cuatro millones de perredistas, no se nos olvide, es un partido que está lejos de vaciarse, sacamos un millón de voto más que Morena al cual yo no pienso combatir al contrario ojalá que podamos transitar juntos en algunas cosas y en otras no porque tenemos diferencias, pero de manera respetuosa espero que podamos hacerlo”.
De igual forma, Jesús Ortega, el líder de Los Chuchos, reflexiona sobre la división de la izquierda, la salida de Andrés Manuel del PRD y lo que necesita hacer hoy su partido para diferenciar su proyecto de cualquier otra propuesta que resulte demagógica. “Desde luego que sería inútil desconocer que la salida de Andrés Manuel del PRD constituyó una división del partido, pero habiéndose dado este caso por decisión del propio Andrés Manuel López Obrador lo que nosotros necesitamos hacer es diferenciar nuestras propuestas muy bien de aquellas que, de cualquier partido, resulten demagógicas o afianzar nuestras propuestas que a ciertos partidos les parecen no importantes por ejemplo, al dirigente de Morena Andrés Manuel López Obrador no le parece importante el tema de los derechos humanos de las personas con preferencias sexuales diferentes a las de los heterosexuales, el derechos de las mujeres a hacer con libertad uso de su cuerpo, el derecho a la libre expresión, como él mismo ha dicho, bueno a mí me parece que el asunto de los derechos humanos es fundamental y no puede estar sujeto a referéndum o plebiscito como sugiere el propio López Obrador, si Morena no le da importancia me parece que se equivoca López Obrador”.
Por eso, indica Jesús Ortega, que habiéndose dado ya esta división lo que nosotros tenemos que hacer es presentar al PRD que pensamos le sirve al país, un PRD que se opone con firmeza a lo que afecta al país y a la gente, pero que también tiene propuestas alternativas para la solución de los problemas, que actúa en congruencia, que actúa en consecuencia, que hace lo que dice, de esa manera podremos superar ese hecho lamentable que fue la salida de Andrés Manuel de nuestro partido”.
Para recuperar la credibilidad perdida, la confianza de los lectores, el exdirigente del Sol Azteca asegura que “a la ciudadanía hay que convencerla con buenas propuestas que sean realizables no con promesas que nunca se cumplen, hay que convencerla de que somos opción de cambio. Si aparte de las propuestas habladas o escritas lo hacemos en los hechos pongo un ejemplo, el Gobierno del Distrito Federal es digamos la gran ventana del PRD hacia el país, entonces necesitamos demostrar con hechos no solamente con palabras el combate a la opacidad, el combate a la corrupción, poner énfasis en el desarrollo social para combatir en el Distrito Federal la desigualdad y la pobreza. A los ciudadanos los convenceremos más que con consignas con hechos, que la gente observe que lo que decimos lo estamos haciendo y que lo que hacemos es parte de nuestra propuesta como partido político”.
Pero no es sólo la salida de López Obrador lo que ha provocado la división de la izquierda o el debilitamiento electoral del PRD también son los actos de corrupción, de impunidad, el caso Ayotzinapa, la relación de algunos de sus candidatos, mandatarios o servidores públicos con el narcotráfico sino la falta de una verdadera autocrítica como lo expone un grupo de perredistas encabezados por Fernando Belaunzarán en el Manifiesto por la Transformación Radical del PRD que plantea: “…El PRD debe ser el partido más transparente del país, combatir implacablemente la corrupción en su interior y no tolerarla en sus gobiernos. Sólo así nos mostraremos distintos y tendremos la autoridad moral para denunciar en donde se presente. Nunca más volvamos a proteger impresentables ni admitamos candidatos que tengan como única tarjeta de presentación el dinero que piensan “invertir” en la campaña”.
“Pero el partido no podrá cambiar y estar a la altura de las circunstancias si no se trasciende la lucha facciosa. Ningún militante es mejor o peor por pertenecer a una u otra corriente. Construyamos espacios transversales que desafíen las fronteras entre grupos, donde se discuta libremente y nos escuchemos todos. Es tiempo de valorar ideas, argumentos, perfiles, trayectorias y capacidades por encima de pertenencias e incondicionalidades. Al partido le hace falta más meritocracia y menos canicocracia”.
De ahí que de acuerdo a este grupo de perredistas “el cambio de la dirección del partido representa la última oportunidad para la transformación pospuesta y tantas veces simula del partido. Lo hacemos ahora o los votos nos relegarán, en el mejor de los casos, a la marginalidad. Podemos ser parte del amplio bloque opositor que derrote al oficialismo en el 2018 y recobre el entusiasmo y pasión del cambio por la izquierda, siempre y cuando seamos capaces de construir desde abajo y con la sociedad civil, abriéndonos incluso a la posibilidad de que ese esfuerzo lo encabece un candidato ciudadano”.
En el documento se plantea que “para cambiar y tener resultados distintos estamos obligados a actuar de manera diferente desde la elección del nuevo presidente. Un acuerdo entre corrientes no da legitimidad social; tampoco el sufragio de clientelas movilizadas con dinero y despensas. Llevemos a cabo un intenso ejercicio de deliberación pública e involucremos a la sociedad en la discusión sobre el futuro de la izquierda, obliguémonos a respetar el voto libre y secreto de los consejeros nacionales, a quienes llamamos a una insurrección de conciencias para que voten de acuerdo a su criterio y no al que le dicte su corriente”.
Alejandro Sánchez Camacho coincide con esta posición y agrega que este XIV Congreso Nacional Extraordinario era una “oportunidad para superar la crisis en la que se encuentra el PRD producto de dos acontecimientos: el primero, el de Ayotzinapa, que fue hace un año, el 26 de septiembre. Segundo, el resultado de las elecciones del proceso reciente, el 7 de junio, de tal forma que para el Partido de la Revolución Democrática está era la última llamada para dar un mensaje a la militancia de confianza, de transformación, pero sobre todo a la población electoral de que el partido sí se transformará”.
Sin embargo, tal parece que la corriente controladora del partido ni vio ni escucho y mucho menos puso en práctica estas propuestas de algunos de los líderes de las expresiones políticas internas del partido.
Hay que comentar que después de que se conocieron los resolutivos de este Congreso Nacional y en espera de que el Instituto Nacional Electoral avale las reformas a los documentos oficiales del PRD, ya hubo reacciones de algunos de sus miembros como son las de los senadores Armando Ríos Piter que el pasado martes dio a conocer que se retiraba del proceso interno del PRD para la elección del nuevo presidente nacional, pues consideró que los cambios aprobados a los estatutos no significan una transformación que sirva al partido.
Por eso, junto con el Coordinador del Grupo Parlamentario del PRD en el Senado, Miguel Barbosa, que al igual que Ríos Piter manifestó su inconformidad por los cambios a los Estatutos, anunciaron que analizaran los puntos que impugnarán ante el Tribunal Electoral y “los vamos a ganar”.