Yogi Berra el cátcher que escribió su nombre en el Salón de la Fama por su inmejorable récord con los Yanquis de Nueva York ha muerto a los 90 años por causas naturales en su casa de Nueva Jersey. El deporte estadounidense está de luto.
Un hombre que se convirtió en leyenda y que resume en gran parte la historia del deporte de Estados Unidos. Bajito y con un rostro amable, Berra se ganó un lugar de privilegio en el beisbol.
Un jugador legendario que ayudó a su equipo, los yanquis, a llegar a 14 Series Mundiales durante sus 18 temporadas y que ostenta el récord de 10 títulos conseguidos en las Series Mundiales. Fichó en el conjunto de Nueva York en 1944 y un año más tarde mientras servía en la Armada estadounidense, participó en la invasión del Día D en Normandía en Francia.
Hijo de una familia humilde de inmigrantes italianos y el cuarto de cinco hermanos, Berra disputó más juegos de las Series Mundiales que ningún otro jugador de las mayores, y fue nombrado en tres ocasiones como el jugador más valioso de la Liga Americana. En 1956 consiguió el único juego perfecto en la historia de las Series Mundiales.
Pero en su vida no todo giraba en torno al deporte, el estadounidense se convirtió en un icono de la cultura popular, autor de frases memorables que fueron conocidos como los famosos “yogismos” recopilados en un libro conocido como “El libro de Yogi”.
Vida al personaje
La imagen del deportista estadounidense dio el nombre a otro célebre personaje de las tiras cómicas: el oso Yogi (con la u en la adaptación al español). Su forma de ser, tranquilo y entrañable, además de su gran sentido del humor inspiraron a los creadores del famoso dibujo al momento de darle vida.
Después de sus días como jugador, Berra no pudo cortar sus lazos con el beisbol y continuó como entrenador y manager de los Yanquis, los Mets de Nueva York y los Astros de Houston. Las cosas resultaron bien para él en su nuevo cargo. Llevó a los Yanquis y a los Mets a ganar títulos.
Su nombre y figura también alcanzó el ámbito universitario después que en 1996 recibió un doctorado “honoris causa” en la ciudad de Montclair, Nueva Jersey, donde vivía con su familia, su esposa Carmen y sus tres hijos.
La universidad también le puso su nombre a su estadio de futbol. El Museo Yogi Berra abrió en 1998, y es allí donde se guardan recuerdos del jugador, incluido lo que consi-deraba su posesión más preciada: el guante que utilizó para atrapar la pelota durante el juego perfecto de Larsen. Una hazaña que siempre definió como algo grandioso y que no podía explicar las sensaciones que sintió cuando atrapó la última pelota del histórico y memorable partido.
Fuente: Abc.es/s.d./bbb