El debate entre precandidatos del Partido Demócrata demostró un punto a su favor: el de poder establecer un diálogo y críticas; lo que no pudo ser en los dos debates entre los 16 precandidatos republicanos hace unas semanas, por el número de participantes y por Donald Trump con sus enfrentamientos de personalidad e insultos.

Los cinco aspirantes a la candidatura demócrata por la Casa Blanca (Hillary Clinton, Barnie Sanders, Martin O’Malley, Jim Webb y Lincoln Chafee) estuvieron durante dos horas contrastando sus propuestas abordando las problemáticas que enfrenta Estados Unidos.

Fue en Las Vegas, donde Clinton y Sanders se dieron la mano, sonrieron y mostraron una postura solidaria, por momentos en el debate presidencial demócrata organizado por la cadena de noticias CNN y Facebook.

Como ya era de esperarse, Clinton, exsecretaria de Estado, exsenadora y exprimera dama, y el senador Sanders dominaron el escenario; en ellos se concentró la mitad de las dos horas que duró el debate, mientras que entre el exgobernador de Maryand, Martin O’Malley; el senador Jim Webb; y el exsenador Lincold Chafee sumaron 41 minutos.

Clinton reforzó su liderazgo que las encuestan han reflejado, en los primeros sondeos realizados por los medios de comunicación, mientras que Sanders también ganó porque por primera vez tuvo un impulso nacional para sacar ese estilo “revolucionario” que ha cautivado a miles de personas que acuden a sus presentaciones públicas y sorprendido en las campañas, muestra de ello es que su nombre fue el más buscado en Google la noche del martes.

Sin embargo, Sanders enfrenta la crítica que le hacen sobre todo los sectores conservadores y el partido Republicano, de ser un “socialista”, palabra que tiene una connotación equivocada en la jerga política estadounidense, ante lo que el precandidato ha explicado que se trata de un “socialismo democrático” que se inspira en los países nórdicos europeos.

Su constante de atacar a los “ricos” y “superricos” y la amenaza de elevar impuestos a los multimillonarios y grandes corporaciones puede hacer que muchos lo vean con desconfianza independientemente de que también admiren a Dinamarca.

La coherencia y el respeto dominó en el debate

La amabilidad que persistió en el encuentro de demócratas al final no quiere decir que los contrincantes no tratarán de aprovecharse de los errores históricos y debilidades de los otros para promover sus opiniones.

“Lo más destacable fue ver a cinco demócratas enfocados en atacar las ideas y no las personas y, sobre todo, en no dañar al partido al actuar con coherencia y respeto”, consideró en entrevista con Voz de América el director de Maza Communications y experto en campañas y debates políticos, Javier Maza.

Un ejemplo claro de esto fue cuando Clinton cuestionó el historial de votos que Sanders ha emitido en contra de propuestas que buscaban limitar el acceso a armas y profundizar controles y chequeos para los compradores; por su parte, Sanders en tono cordial dijo que el país “está harto de los malditos mails” que persiguen a Clinton.

“Basta con los mails, hablemos de los verdaderos asuntos que afectan a los estadounidenses”, insistió Sanders respecto al tema de las comunicaciones electrónicas que tuvo Clinton siendo secretaria de Estado y sobre las que deberá responder la próxima semana ante un comité del Congreso que investiga si puso en riesgo la seguridad nacional al usar un servido privado.

“Su experiencia y confianza (…) la pusieron al frente conforme ella y cuatro de sus menos conocidos rivales estuvieron lado a lado por primera vez”, dijo Karen Tumulto en The Washington Post.

Al final del encuentro, la encuesta realizada, que no pretende ser un estudio científico y rigurosos de opinión pública, colocó al senador por Vermont como ganador absoluto, con el 75% de los votos; Clinton logró el 13%.

Entre los demás candidatos, O´Malley parece que fue el que menor aceptación obtuvo porque al parecer no se presentó como una opción suficientemente “presidenciable”; dejó ir una oportunidad que muchos consideraban para trascender a lo nacional.

Además, ni Webb ni Chafee pudieron engancharse en las discusiones, por la dinámica del debate y por la moderación que insistía en centrarse en Clinton y Sanders, lo que visiblemente molestó a Webb, pese a lo que no hubo punto de comparación con el encuentro ofrecido por los republicanos ya que permitieron mayor tiempo para profundizar en varios temas de la agenda política, aunado a que no tuvieron que preocuparse por atacar o defenderse de un compañero, como Donald Trump.

Información del Informador, Voz de América y BBC