Fortalecer el plan de manejo
…la hermosura de las calles es incomparable, sea que
se considere su extensión, figura y comodidad.
Leonel Waffer
José Alfonso Suárez del Real y Aguilera
A 35 años del decreto presidencial que reconoció el valor patrimonial de las 668 manzanas que conforman el Primer Cuadro de la Ciudad de México, y a 28 años de su Declaratoria por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad, es necesario atender la urgencia de fortalecer y reencauzar los mecanismos y el plan de protección de esta zona patrimonial, ante el embate de una corrupción que solapadamente está poniendo en riesgo el loable rescate y puesta en valor de este emblemático espacio de la capital de la república.
En 1987, el Estado mexicano se comprometió ante la Unesco a presentar un informe sexenal sobre el estado que guardan los bienes “declarados” por el Comité que, ex profeso, consideró y apoyó la nominación; reporte en el que las instituciones mexicanas encargadas de velar por dicho patrimonio deben garantizar su cumplimiento con las disposiciones jurídicas necesarias para su protección, contando con un sistema de gestión urbana que fortalezca su permanencia dentro del listado del Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Tanto el gobierno de la ciudad como los institutos federales responsables de la protección y salvaguarda del patrimonio monumental de México (INAH e INBA) decretaron en 2011 el Plan de Manejo del Centro Histórico, el cual contiene planes y políticas de coordinación entre instituciones gubernamentales y los sectores sociales y empresariales interesados en la protección patrimonial, así como las definiciones, mecanismos e instrumentos de planeación y ejecución que garantizan las acciones de recuperación, rescate y puesta en valor de nuevos hallazgos, con un apartado específico sobre la consolidación de edificaciones relevantes y su inserción en las nuevas formas de vida propias de la sociedad de nuestro tiempo.
No obstante estos aciertos de política de protección y salvaguarda, la ambición de gente sin escrúpulos viene alterando edificaciones en la zona poniente de este enclave monumental, a fin de construir “plazas comerciales”, fincadas por actos de corrupción, lo que representa, además de un peligro para sus ocupantes, un riesgo inminente para la declaratoria de la Unesco.
Así lo documentan los adefesios levantados en los predios de República de Venezuela 118, Rodríguez Puebla 19 y 21, Manuel Doblado 87 y 91, Peña y Peña 39, Torres Quintero 6, o incluso la pérdida de la histórica Plaza Alonso García Bravo —de las calles de Quintero y Republica de Bolivia—, copada por una concentración de locales semifijos, sin orden ni concierto, vejatoria del espíritu de quien efectuó la traza de la capital de la Nueva España que en el siglo XVII impactó al viajero galés Leonel Waffer, por la hermosura, extensión, figura y comodidad de esas calles que más de tres siglos después siguen maravillando a propios y a extraños.

