Tres tipos de seres humanos

José Elías Romero Apis

Todos los días nos surge la inevitable reflexión sobre la aplicación intensa que, en ocasiones, los políticos abonamos a los asuntos menores y la escasa aplicación que otorgamos a los problemas mayores. Es decir, la duda de hasta donde hemos hecho de nuestro mundo político un mundo invertido.

Dependiendo del “lugar en el tiempo” donde tiendan a posar su mirada, hay tres tipos básicos de seres humanos. Los que ven hacia atrás se llaman retrógradas. Los que ven hacia los lados se llaman imbéciles. Los que miran hacia delante se llaman políticos. No omito mencionar a los que no miran nada. Esos en política, en ciencias, en artes, en negocios y en oftalmología, se llaman ciegos.

Cada sociedad y generación tiene sus propias tendencias generalizadas que la caracterizan y le imprimen su sello de trascendencia, dependiendo de los perfiles peculiares a los que me he referido. Así, cuando una generación es proclive a ver hacia delante, será una generación rica en políticos y, por lo tanto, equipada para los grandes acuerdos fundacionales o renovadores.

Pero inevitablemente nos asalta una duda. ¿Qué tan equipada está nuestra generación para operar ejercicios de tal envergadura? No sería yo el indicado para dar una respuesta terminante. Creo que ella es producto del muy particular criterio de cada observador. Pero hay un ejercicio muy viejo y creo que, hasta la fecha, eficiente.

Tome el lector la primera plana del periódico del día. Descuente las notas informativas y concéntrese en las declaraciones de los políticos. Luego piense cuales de ellas valdrían el esfuerzo de recortarlas y conservarlas. Si no encuentra ninguna que lo amerite, allí termina su tarea y saque sus propias conclusiones.

Si, por el contrario, encontró algunas piense cuales serían recordadas en un mes, cuales en un año, cuales en una década y cuales se convertirán en libros y vivirán en las bibliotecas.

Si su selección resulta muy escasa significa que le tocó vivir momentos irrelevantes en la vida de su nación. Significa que se vuelve noticia porque no hay más que, políticos con discurso, pensamiento y acciones bofos y guangos. Si es muy abundante tendrá la fortuna de ver tiempos interesantes. Frente a la evaluación que hacemos de los políticos, al final de cuentas todos tenemos la razón. La diferencia es que algunos la tuvimos a tiempo y otros cuando ya no hay remedio.

Esa es la verdadera ecuación de la política y del poder. La suma de todo lo que debemos pensar, decir y hacer, menos la resta de lo que no debemos alucinar, ni discursear ni emprender. Si, de esa operación de suma y resta todavía nos queda algo, eso se llama política. Si no nos queda nada, pues resulta que no es nada y que no somos nada.

@jeromeroapis