Lucha por el poder
Humberto Musacchio
Fernando Moreno Peña, exgobernador de Colima y actual delegado del PRI en Guanajuato, Michoacán y Jalisco, quien antes fuera rector de la Universidad del estado, recibió varios balazos mientras desayunaba en un concurrido restaurante. Dos pistoleros se le acercaron para dispararle a muy corta distancia, pero con tan mala puntería que el agredido pudo ir al hospital donde se le declaró fuera de peligro. Por supuesto, los agresores huyeron.
El atentado contra Moreno Peña cobra especial significación por su peso específico en la vida pública del estado. Surgido de la Federación de Estudiantes Colimenses, grupo gangsteril que en los años setenta impuso su dominio a sangre y fuego, tenía 23 años cuando el PRI lo hizo diputado federal y desde entonces ha sido una figura protagónica de la política colimense, en la cual la Universidad juega un papel de primera importancia, tanta, que se dio el caso insólito de que Jorge Humberto Silva Ochoa fuera rector y simultáneamente ocupara una curul federal entre 1982 y 1985.
A Silva Ochoa lo sucedió Moreno Peña en la rectoría (1989-1997) y de ahí saltó a la gubernatura del estado. Desde ese cargo acabó por imponer su dominio en la Universidad local lo mismo que en el PRI, lo que implica que todo cargo importante, sea en la casa de estudios o en la administración pública, debía ser palomeado por él.
Ese poder le permitió imponer como sucesor a Gustavo Vázquez Montes, pero éste mostró una excesiva independencia, pues, por ejemplo, desplazó de sus cargos a todos los funcionarios que le heredó su antecesor. Vázquez Montes murió en un accidente aéreo en 2005. La nave en que volaba le había sido facturada a su gobierno en dos millones de dólares, cuando en realidad había costado sólo 800 mil, según declaró el panista Jorge Luis Preciado, candidato oficialmente derrotado en la pasada elección de gobernador, algo inexplicable, pues Acción Nacional ganó 13 de 25 diputaciones locales y las alcaldías de seis municipios donde vive más de 90 por ciento de la población, por lo cual llegó el caso hasta el Tribunal Electoral Federal, que debe resolver antes de que termine octubre.
A Vázquez Montes entró a sustituirlo Silverio Cavazos, quien fue asesinado a las puertas de su domicilio en 2010. Curiosamente, el actual gobernador en funciones, Mario Anguiano, quien ha tenido repetidas fricciones con Moreno Peña y las tuvo también con los dos mandatarios asesinados, involucró en la muerte de Cavazos a Samuel Rodríguez Moreno, sobrino de Moreno Peña.
En fin, que dos gobernadores asesinados y un atentado contra otro que ocupó el mismo cargo parece demasiado. Como es obvio, se trata de una lucha por el poder, lo que cobra una relevancia especial por el hecho de que Manzanillo es la puerta de entrada de las mercaderías asiáticas, chuecas o derechas, lo que ha desatado la lucha de las mafias por controlar ese puerto colimense, como lo indica la presencia de La Familia Michoacana, Los Caballeros Templarios y el Cártel de Jalisco Nueva Generación.
¿Y el gobierno federal? Como el chinito: nomás milando.