La economía no está para jugar
Mireille Roccatti
En la semana que concluye, la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados de manera previa y posteriormente en reunión plenaria aprobaron la Ley de Ingresos para el año próximo. El análisis, discusión y aprobación se dio dentro de los plazos constitucionales previstos, y refleja los intereses representados en el cuerpo colegiado; y ahora deberá ser enviada a la colegisladora para ser aprobada antes del fin de este mes de octubre.
La ocasión fue propicia para que algunas formaciones políticas reivindicaran sus propuestas de campaña y ratificaran su oposición a la reciente reforma hacendaria de inicio del régimen, la que califican de “tóxica”, lo cual es válido en cualquier régimen democrático. La discusión permitió entrever también el pluralismo ideológico y las diferencias de proyecto de país de los bloques parlamentarios, aunque a algunos observadores les pareció de bajo nivel el intercambio de argumentos con sustento científico económico que debe privar en la construcción de acuerdos en materia tan delicada como definir los ingresos del Estado.
Entre los cambios y modificaciones relevantes destacan varias que resultan difíciles de entender porque su complejidad y consecuencias repercutirán, y no debieran obedecer a una mera compulsión por aumentar los ingresos fiscales, aunque en sus cálculos no modifican la expectativa de crecimiento de la economía de entre 2.6% y 3.6%, lo cual obedece más bien a buenos deseos.
Veamos: el valor del dólar. La previsión original era de 15.90 pesos y se modificó a 16.40, lo que representa ingresos “adicionales” de alrededor de 17 mil millones de pesos. La alteración de esta variable pareciera más cercana a la realidad cambiaria, pero no debe desasociarse del servicio de la deuda o el alza de los precios de las importaciones.
En cuanto a otras variables macros, pese a los cambios realizados, que impactaran quieran o no en el presupuesto de egresos, se mantienen las previsiones de 3% para la inflación, y el déficit presupuestario en 0.5% del PIB.
En relación con la expectativa de ingresos, se habla de mayores ingresos, aunque los expertos saben que las maromas contables realizadas carecen de sustento sólido; se esperaba obtener cuatro billones 746,945 millones de pesos; las modificaciones otorgan un aumento de 16 mil millones de pesos; por lo cual la recaudación sería de cuatro billones 763,889 millones de pesos. Y lo paradójico de la adecuación recaudatoria es que ésta disminuye en 13,684 millones de pesos debido a beneficios fiscales y reducción en algunas tasas impositivas.
Respecto del controvertido tema de las gasolinas, el impuesto quedará estable todo el año, ya que se actualizará anualmente. Se fijó una cuota por litro en la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) de: 4.16 pesos para la gasolina magna; 3.52, para la Premium, 4.58 para el diésel y 3.52 para los combustibles no fósiles como el etanol. Una vez más, la mayor fuente de ingresos será la venta del petróleo; la estimación del precio de barril de petróleo crudo se mantuvo en 50 dólares, con una producción estimada de 2,247 millones de barriles en 2016.
Existen otros muchos temas que la tiranía del espacio nos impide comentar pero que reflejan las presiones de diversos grupos de interés, como la disminución en las cargas fiscales, que beneficia a las refresqueras o a los ingresos de bolsa. En fin, esperemos que en el Senado se revise con cuidado, la economía no está para jugar y el tema es toral para el futuro del país.