Carlos Ángel Arrieta
Enrique Krauze y Carmelo Mesa-Lago apretaron el botón del nuevo embate latino contra el candidato republicano de los Estados Unidos, Donald Trump.
La declaración de guerra de intelectuales, científicos y académicos contra el discurso de odio del norteamericano detonó a la par decenas de reacciones de los cibernautas que por un lado avalan la defensa del honor latino, y, por otro, defienden el derecho del gringo por decir lo que quiera cuando quiera.
El manifiesto desata la furia de 67 notables, “hispanos que ocupamos puestos en la academia de los Estados Unidos, así como intelectuales, artistas y científicos de México, América Latina y España”, como se presentan ellos mismos.
Líderes de opinión conocidos, unos más que otros, varios de ellos señalados por ser integrantes de la plana mayor del anticastrismo iberoamericano, como Mario Vargas Llosa, Fernando Savater, Gabriel Zaid, Antonio Muñoz Molina, Jorge Edwards, Rosa Montero y Enrique Vila Matas.
Otros de reconocido pensamiento conservador, a quienes les gana su desprecio por la vena republicana del zar norteamericano, quienes se negaron a guardar silencio. Todos firmaron la carta de guerra.
Los susodichos enumeran los terribles desaciertos del aspirante a dirigir los rumbos de los Estados Unidos de Norteamérica, desde que anunció precisamente sus aspiraciones.
Los defensores del honor latino rechazan el discurso de odio de Trump, el que, aseguran, apela a las más bajas pasiones, como la xenofobia, el machismo, la intolerancia política y el dogmatismo religioso.
El mensaje que emitieron los 67 no es, sin embargo, para Donald Trump. La carta va dirigida más bien a todos en cuyas manos descansa la posibilidad de que el magnate pudiera llegar a la presidencia de los Estados Unidos.
Contrario al lenguaje y actitud soez del republicano, los defensores sustentan su dicho en números, fríos y contundentes:
En California, por ejemplo, los inmigrantes cosechan 200 productos agrícolas, sirven en hoteles y restaurantes y ejercen oficios que los nativos se niegan a desempeñar.
“California es el principal fabricante de vino y de muchos productos agropecuarios en el país. Es también el primer destinatario de turismo. Estos sectores generan US$70.000 millones anuales, pero sin los trabajadores mexicanos la economía del estado se iría a la ruina”.
Ese escenario bien podría repetirse en el resto de los estados norteamericanos.
“La conducta del Sr. Trump es indigna de un candidato a la presidencia del país más poderoso del mundo. Condenamos esa actitud y esperamos que el pueblo estadounidense cese de tolerar sus absurdas posturas”.