Morelos: “moderar la opulencia y moderar la indigencia”

 

 

Para que tu mano derecha ignore lo que hace la

izquierda, habrá que esconderla de la conciencia.

Simone Well

José Fonseca

El gran reto para las elites políticas, económicas y sociales de la república es encontrar los puntos de coincidencia para alcanzar el objetivo que debiera ser de todos: atender el enorme lastre histórico de la pobreza y la desigualdad.

Es cierto que en la democracia representativa con una pluralidad de fuerzas políticas en su sistema de partidos eso implica un acuerdo político que, por ahora, parece no hay disposición para alcanzarlo.

No existe esa disposición porque en la mira de los dirigentes de los partidos, de todos los partidos, lo único que importan son las coyunturales luchas electorales, la lucha por el poder.

En esa rencilla eterna, nadie parece tener la humildad ni la generosidad que un acuerdo exige, porque somos presa de las ambiciones de poder que les impide a todos sentarse a negociar.

Quizá porque negociar significa conceder que los adversarios pueden tener razón, porque negociar significa ceder. Y nadie quiere hacerlo.

No es sólo la cerrazón de las fuerzas políticas a unirse en torno a las instituciones políticas para combatir la pobreza y la desigualdad.

Muchas de las confrontaciones son azuzadas por intereses económicos y políticos poco dispuestos a ceder un gramo de poder. No sólo no quieren ceder, sino que se aprestan a disputarle al sistema de partidos el privilegio de contender hasta por la Presidencia de la República.

A diferencia de España, donde al restablecerse la democracia las fuerzas políticas, económicas y sociales tuvieron la generosidad de privilegiar los intereses nacionales, por ejemplo, al respaldar la incorporación de España a la OTAN, lo cual era anatema para las izquierdas. Sin embargo cedieron, en aras de un interés superior.

Habría que preguntarnos, independientemente de nuestras convicciones políticas, de nuestros prejuicios ideológicos, si no es en el interés superior de México que atendamos con seriedad, todos juntos, los lastres históricos de la desigualdad y la pobreza.

Cada quien puede tener una visión distinta de cómo hacerlo, pero de todas las visiones se puede obtener una conjunta, una que por fin consiga la gran aspiración de José María Morelos: “moderar la opulencia y moderar la indigencia”.

jfonseca@cafepolitico.com