Nadie va más allá de una economía petrolera. No mientras haya petróleo allí.

Dan Simmons

Juan Pablo Aguirre Quezada*

Brunéi es un país con una vida independiente de apenas tres décadas pero que gracias a sus riquezas naturales de petróleo y gas mineral ha logrado alto grado de desarrollo humano, además de buenos indicadores de producto interno bruto, de desarrollo humano y bajo endeudamiento. Si bien el país tiene tan sólo cinco mil 765 kilómetros2 (similar al área del estado de Colima), los cerca de 430 mil habitantes gozan del noveno mejor PIB per cápita anual a escala mundial, con 73 mil 200 dólares estadounidenses al año.

Las razones de este desarrollo de Brunéi no sólo están en el desarrollo de su industria de hidrocarburos. El país tiene una pujante clase empresarial tanto extranjera como nacional, lo que ha vitalizado la economía con una sana diversificación. Ejemplo de ello es que Brunéi fue miembro fundador de la Asociación Trans-Pacífico (TPP) que  consiste en negociaciones de acuerdos de libre comercio de 12 naciones, entre ellos México, Estados Unidos, Canadá, Australia, Japón y Nueva Zelanda. Asimismo, las inversiones han contribuido a este crecimiento económico, pese a que los ciudadanos de esta nación no pagan impuestos. En materia de desarrollo humano los servicios médicos y la enseñanza (hasta la universidad) son gratuitos, ya que el gobierno absorbe estos gastos.

La abundancia del gas natural y el petróleo crudo permiten a Brunéi ser una potencia en energéticos y tener como clientes principales a Japón, Corea del Sur, Australia, Indonesia, India o Tailandia, que tienen una alta dependencia con la producción de hidrocarburos de Brunei. 70 de cada 100 dólares que ingresan a este país es gracias a la extracción de estos yacimientos, además de ser un importante exportador de vestido. Debido a estas características seis de cada cinco trabajadores bruneises laboran en la industria, cerca de la tercera parte en el sector de servicios y únicamente 4.2% en la agricultura o sector primario. La fortaleza económica ha permitido que este país asiático tenga una tasa de desempleo de 2.7% en los últimos años, una de las veinte menores a escala mundial. Además hay otras bonanzas como una inflación negativa (-0.2% en 2014), una muy ventajosa balanza comercial en los últimos años y cero dólares de deuda externa.

Pese a esta imagen de bonanza el gasto militar de Brunéi es cercano a 2.5% de su PIB (entre los doce porcentajes más altos de Asia), cifra similar a lo que se destina en salud, es decir, uno de los más bajos a escala mundial (En comparación, Estados Unidos destina 17% y México 6.1%). Curiosamente, el nombre de Brunéi significa “morada de la paz”, además de no tener conflictos violentos durante los últimos 55 años. Al formar parte de la Comunidad Británica de Naciones (Commonwealth) tiene importantes alianzas y relaciones políticas y comerciales con el Reino Unido y los países miembros, por lo que es difícil que en Brunéi pueda suceder un conflicto armado. No obstante, este sultanato tiene una reclamación territorial por el archipiélago de las islas Spratly, que si bien únicamente suman cinco kilómetros2 de superficie (algunos islotes solamente visibles con marea baja), su mar patrimonial le otorga una extensión de 410 mil kms.2 Lo que podría aumentar sus potenciales riquezas de petróleo, gas natural y pesca. No obstante, otras naciones también tienen intereses en esta área, tales como China, Taiwan, Vietnam, Malasia o Filipinas; aunque la marina de Estados Unidos también navega en esta región pese a los reclamos de los países asiáticos y China se reservó “el derecho de actuar” ante el tránsito de sus buques militares en el conjunto de islas.

En el aspecto social, al ser un sultanato constitucional únicamente los padres de familia son considerados ciudadanos, por lo que las mujeres y los solteros están marginados de la toma de decisiones políticas. Otra crítica que a escala internacional ha recibido Brunéi es su escasa participación en la firma y ratificación de tratados internacionales en materia de Derechos Humanos. Por otra parte, la aceptación popular de la familia real y la abundancia de recurso económico permiten fiestas fastuosas como la boda de diez días del príncipe celebrada el pasado mes de abril, o el festejo, en agosto, por los 69 años del sultán con todo tipo de lujos, en la cual acudieron cuatro mil invitados. Asimismo, las relaciones de los habitantes de Brunei no han sido exentas de conflictos sociales con sus vecinos, como es el caso de Malasia donde se han registrados algunas fricciones entre los conductores de vehículos y policías de ambas partes.

La abundancia del capital ha permitido la inversión de Brunéi en campos de educación, ciencia y tecnología, además de fortalecer las inversiones financieras. Sabedores de eventuales crisis de energéticos en el futuro esta nación apuesta al desarrollo de otras fuentes de ingresos para afrontar su destino. La enseñanza que han adquirido en pocos años de su vida independiente con la bonanza de sus recursos naturales puede ser un equilibrio que permita mejorar la calidad de vida en las siguientes generaciones de los habitantes de Brunéi.

*Profesor del ITESM (Tec de  Monterrey).