Entrevista a Pedro Dudiuk | Profesor de la Universidad de La Plata

Mauricio Macri, el expresidente del club de futbol Boca Juniors, con quien obtuvo siete trofeos nacionales y 11 internacionales, ahora levanta la máxima presea de la política de Argentina.

Antes de que fuera electo presidente, se desempeñó como jefe de gobierno de Buenos Aires y como diputado federal.

Para ganar la presidencia, Macri corrió el maratón con su propio partido bajo el lema de “Cambiemos”, un eslogan que resumía el sentir de los argentinos tras un periodo de Néstor Kirchner, de 2003 a 2007, y dos de su esposa, Cristina Fernández, desde 2007 hasta el domingo pasado.

La victoria republicana de Macri golpea los liderazgos de la izquierda progresista en Latinoamérica que, en el caso de Argentina, está más desgastada en el discurso económico que político.

En su momento, Macri propuso lo mismo de siempre: menos impuestos y más salarios. Pero unas semanas antes de la segunda vuelta, Pedro Dudiuk, profesor de macroeconomía de la Universidad de La Plata, hizo un detallado balance de una década que lo llevó a concluir que, ganara quien ganara las elecciones presidenciales en la segunda vuelta, el vencedor tendría que lidiar con una bomba financiera que ha venido creciendo paulatinamente.

El especialista Dudiuk, en entrevista exclusiva para Siempre!, desglosa la debacle económica a lo largo de estos años de izquierda progresista. También reconoce el legado del mandato de Néstor Kirchner pero, a través de sus números y gráficas, deja entrever que los ingenieros de la política económica de los periodos previos a Macri no tuvieron la pericia requerida para manejar las finanzas del país.

La desolación del campo en Argentina

En Argentina hay como diez tipos de economía diferentes a cada kilómetro, dice Dudiuk. “O es la uva, manzana, pera, durazno, o es la lana, carne de lechón, de cordero, o es el vino, aceituna, algodón, arroz, los cítricos. Nosotros los tenemos en diferentes latitudes, diferentes economías, ya sea en zonas con mucho frío y nieve en donde del otro lado hay clima templado. Todo con base en normas de calidad porque es alimentación. Y está en situación de desolación completa”, refiere.

El principal problema del campo argentino, según el especialista, obedece a que se ha dejado caer la incorporación de equipo, lo que pone en desventaja competitiva a los productores.

“Estamos trabajando con un equipamiento que nos ha desfasado con el resto del mundo por tres años donde no sólo no se mantiene la misma proporción de capitales sino que es menor y también más viejo”, señala.

Incluso el propio especialista ha visto cómo una de las grandes empresas nacionales con sede en el centro de Argentina tuvo que convocar a los acreedores para que fueran a cobrarse con lo que había.

Las crecientes deudas interna y externa

En 2006 Argentina le pagó al Fondo Monetario Internacional, y en los años posteriores recuperó reservas y registró un importante crecimiento anual. Esto fue a la mitad del primer periodo de Néstor Kirchner.

En 2008, ya con Cristina Kirchner en el poder, Dudiuk explica que se registró una crisis de las hipotecas, pero el gobierno continuó pagando la deuda, incrementando la autonomía financiera del país con medidas internas y se revirtió el problema del crecimiento con base en el gasto público.

“En 2009 se sintió una caída en el PIB; 2010 fue un año de muy buena recuperación y en 2011 se planeó igualmente, pero ese año de pronto salieron 55 mil millones de dólares de las reservas del país por la crisis europea”, señala.

Cabe mencionar que la economía argentina, a diferencia de la mexicana en relación con Estados Unidos, es mucho más dependiente de los países europeos como Francia, Italia y Alemania.

Para la segunda reelección de Cristina en 2011 estalló la crisis del mercado de las construcciones en España, el crecimiento de la deuda externa en Italia, y ya se veía venir el problema de Irlanda y los ajustes del banco central europeo hacia Alemania y Francia.

En 2014 hubo una brutal caída de las reservas, señala el especialista, “de acá salieron más de 10 mil millones de dólares a un ritmo de mil, dos mil, tres mil millones por mes. Es muchísimo para nosotros. Tampoco se veía que hubiera conciencia en las autoridades económicas de la crisis de la balanza de capital. Se dejó de invertir al ritmo anterior, se sacaron los capitales y se resintió muy fuerte en las reservas. Se resiente en las exportaciones, el tipo de cambio fue perdiendo capacidad de compra de la gente”.

La salida de capitales no se detuvo y el gobierno abrió mucho más la economía a las importaciones sin asegurarse de que esos componentes se tuvieran en el mercado interno y la industria nacional empezara a colapsar.

La consecuente desocupación de la mano de obra se cubrió con un subsidio de desempleo cargado al gasto interno que generó más deuda pública.

En resumidas cuentas, dice Dudiuk, por un lado tenemos un déficit público pasivo como consecuencia de los parches en el manejo de la política industrial y de política exterior. Tenemos también una tasa de inflación creciente de 25 a 30% anual que genera más déficit con un recaudamiento tributario que crece menos que el gasto, y como se quiere mantener el mismo gasto, se tiene que emitir más dinero para lograrlo. La deuda externa, la interna y el desempleo siguen cayendo.

“Los problemas se han ido acumulando y han ido estallando pero no se puede hacer esto permanentemente”, concluye.

@ophelyas