Economía mexicana

Julio A. Millán B.

 

Estamos a pocos días de cerrar 2015 y todo apunta a que la actividad económica tendrá un crecimiento entre el 2.2 y 2.5 % y no a 3 %, como estimó la Secretaría de Hacienda a principios de 2015, en sus Criterios Generales de Política Económica. El FMI la semana pasada reestimó a la baja su perspectiva de crecimiento para México, de una tasa 2.3 %, dejándola en 2.25 por ciento.

Este rango de crecimiento en sí mismo no es alarmante para la economía mexicana, para la que estimamos que el crecimiento de su PIB potencial está en torno al 2.4 %; no obstante, sí resulta bajo en relación con lo que se espera a partir de las reformas estructurales impulsadas por la administración del presidente Peña Nieto y su impacto en diversos sectores de la economía, como el energético, que paradójicamente ha sido uno de los sectores con menor crecimiento reciente.

De hecho, para 2016, debido al panorama de poco crecimiento del PIB y de los ingresos públicos, el gobierno, dentro del Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para 2016, propuso un recorte cercano a 1.3 % del PIB situado principalmente en el presupuesto para infraestructura carretera, aeroportuaria y de caminos rurales, así como en Pemex y CFE. Es decir, gran parte del recorte vendría a través de la disminución de gasto de capital, que impacta de manera multiplicadora el crecimiento.

De cara al cierre de 2015, entre las principales fortalezas de nuestro país, para repuntar el crecimiento en el último trimestre del año, están los factores que impulsan la demanda interna.

Por un lado, se observa una notable disminución de los niveles inflacionarios, principalmente como consecuencia del abaratamiento de los precios de los combustibles, electricidad y algunas tarifas del sector de telecomunicaciones, aunado a que no se observa un importante traspaso de la inflación externa, debido a la volatilidad del tipo de cambio. Dada la contención de la inflación, los salarios reales han logrado crecer y se espera que ello sea otro factor que dinamice el consumo interno, junto con el envío de remesas que, en lo que va del año, muestran un crecimiento de 6 por ciento. Por otra parte, el empleo formal ha venido repuntando, logrando hasta ahora un crecimiento de 3.6 %, y de mantenerse esta tendencia los ingresos tributarios podrían significar un contrapeso en 2016 a la disminución de los ingresos públicos procedentes del petróleo.

Un tema importante a destacar para el último trimestre del año es el impulso que se espera sobre el consumo en varios frentes. Por un lado, se llevó a cabo por quinto año consecutivo la campaña comercial conocida como El Buen Fin, con la expectativa de que los comercios minoristas, a través de sus promociones, logren aumentar significativamente su nivel de ventas; por otro, las dependencias federales que darán celeridad al ejercicio del presupuesto programado, para cumplir en tiempo y forma con el mismo. Con esto en mente, el cuarto trimestre deberá registrar un crecimiento de alrededor de 2.4 % que conduzca a un anualizado de 2.5 % dentro de los rangos de estimación de Consultores Internacionales. S. C.