Entrevista a Jesús Cantú | Profesor e investigador del Tecnológico de Monterrey

“El sistema de partidos políticos mexicano está en un proceso de transición, en donde no se sabe que sea lo que vaya a emerger en los siguientes procesos electorales; desde luego, uno de los procesos clave puede ser el de 2018, pero lo que sí queda claro es que hasta hoy, en términos generales, los partidos políticos no responden a las expectativas de la ciudadanía y esto se manifiesta en la valoración que aparece en todas las encuestas de cultura política y de opinión pública que se levantan en México, donde es un porcentaje menor, un porcentaje abajo de 20% de la población, que valora un desempeño aceptable, no digo excelente, aceptable de los partidos políticos, entonces ahí están: hay una crisis y están en un proceso de transición que no sé dónde termine, simplemente digo que ahorita están cambiando”, señala Jesús Cantú Escalante, experto en materia electoral.

El también profesor e investigador de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey, Sede Monterrey, y consejero electoral del Consejo General del entonces Instituto Federal Electoral (IFE) de 1996 a 2003, explica a Siempre! que es importante destacar que el descrédito de los partidos políticos es algo que está sucediendo a escala internacional, esto es una realidad, y las manifestaciones de este descrédito son muy claras; ahí están los casos de España, donde partidos emergentes como Podemos y Ciudadanos, básicamente, logran ganar un porcentaje importante de votos, o en el caso de Grecia, donde Syriza logra ganar también un porcentaje muy importante de votos, esto para decir que hay un problema mundial de que los partidos políticos están perdiendo o han perdido la confianza de la ciudadanía.

Las cosas cambian en 1989

En el caso mexicano —dice Cantú Escalante— se agudizó por varias cuestiones, primero porque en México nunca tuvimos un sistema de partidos democráticos, partidos políticos que realmente sirvieran de vínculo con la sociedad y representaran sus intereses frente a las instancias gubernamentales, obviamente en un proceso competitivo. ¿Por qué no se da esto? porque lo que sucedió, vamos a ponerlo en estos términos, es que veníamos del partido hegemónico, el cual empieza a desaparecer de alguna manera en 1989 cuando se reconoce el primer triunfo de un gobernador de oposición —Ernesto Ruffo, del PAN— en Baja California, aunque sigue habiendo un partido dominante, es decir, ya no tenía absolutamente todas las posiciones importantes en el país, pero sigue manteniendo una mayoría de las posiciones importantes y el control, incluso, del Congreso de la Unión y de prácticamente todos los congresos locales, quizá menos uno o dos. Esto perdura hasta 1997 porque en ese año existió la posibilidad de construir, de tener un auténtico sistema de partidos, que más tarde se acrecienta con el resultado de 2000 probablemente, ya que se vive un juego democrático de todos los partidos políticos con algunos vicios y perversiones, pero de alguna manera ahí estaba todavía entre 1997 y 2006 la posibilidad de tener un auténtico sistema de partidos que hubiera podido enraizar su fortaleza en la sociedad y en los grupos poblacionales a los que ellos atendían.

Sin embargo, inmediatamente pasadas las elecciones de 2006 y “cuando se hace la primera reforma constitucional en materia electoral a finales de 2007 y principios de 2008, cuando se publica ya aflora este —déjame utilizar el término—cártel de partidos conformado por el PRI, PAN y PRD, más o menos en el porcentaje de votación que han tenido, aunque haya cambios en algunos momentos y teniendo ahí pegado al Verde Ecologista que siempre ha aprovechado esto, primero para la competencia de 2000 —recordemos que hace coalición con el PAN, y cuando no le dan la Semarnat (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales) decide romper con el blanquiazul para acercarse al PRI—, y ya en 2003 inicia esta coalición y esta alianza PRI-Verde Ecologista, así es como empieza a obtener y usufructuar este apoyo prácticamente irrestricto en ciertas posturas de parte del PRI que lleva primero, por ejemplo, a subir el porcentaje de firmas que se requerían para conformar un partido político, y entonces este cártel de partidos lo que hizo —que fueron dos de los elementos dominantes en esa reforma—fue, uno, aumentar enormemente el financiamiento público fuera de procesos electorales a los partidos políticos; se hace la reforma también del modelo de comunicación político electoral en donde se dan todos estos espacios en radio y televisión, se fortalecen las cúpulas de los partidos; y dos, se elevan las barreras de entrada a los nuevos partidos”.­­­­­­­

Un cártel de partidos

Esto es, “esa reforma estaba orientada a consolidar este cártel de partidos que se aseguraban financiamiento enorme para sostener sus grandes burocracias, que les permitían también construir estos aparatos electorales para los procesos electorales y poder mantener de alguna manera estos porcentajes de votación que se convertían, ya ahí, en un proceso donde tienes más estructuras, tienes más espacios en medios, mantienes porcentajes relativamente buenos de votación, mantienes financiamiento muy alto, y se vuelve este círculo —para ellos— virtuoso, y para la sociedad y la democracia perverso, porque precisamente esto aleja a los partidos de la sociedad”.

Eso es lo que se tenía, según el análisis político de Jesús Cantú, quien precisa: “digo que se tenía porque este cártel de partidos —no sé qué vaya a pasar— ahorita diría que estamos en un momento de transición, pero sufre grietas en la elección de 2015. ¿Cuáles son las grietas? Una, el surgimiento de Morena que definitivamente logra colocarse como cuarta fuerza política por arriba del Verde, y es un partido que no está dispuesto a jugar con estos tres partidos que obtenían el mayor porcentaje de votos; pero además el PRD se cae enormemente y el propio PAN empieza a perder, aunque se sigue sosteniendo para ser parte de esto, pero el PRD sí está en riesgo, incluso su tercera posición, y casi me atrevería a decir que en 2018 difícilmente conservará esa tercera posición. El otro elemento que pega muy fuerte es el de las candidaturas independientes”.

Entonces, no hay un futuro claro para los partidos políticos “que están ahorita porque pueden surgir nuevos partidos, en 2018 podría surgir una candidatura ciudadana que incluso cimbrara más el sistema de partidos políticos”.

Pavor ante los “independientes”

Candidaturas independientes a las cuales los partidos políticos les tienen tanto miedo, sobre todo, luego del triunfo de Jaime Rodríguez, el Bronco, en Nuevo León o de Pedro Kumamoto, en Jalisco, “sí, absolutamente, porque tienen pavor a que sigan surgiendo estos elementos disruptivos, que están sacudiendo el sistema de partidos. Lo paradójico de esto es que después del claro mensaje que les da la ciudadanía en 2015, en lugar de que los partidos políticos hagan una severa autocrítica y empiecen a ver cómo pueden cambiar en el interior, cómo pueden transformarse para efectivamente responder a las necesidades y expectativas de la ciudadanía, lo que están tratando de hacer es cerrar precisamente las puertas para que puedan incursionar nuevos elementos disruptivos que terminen por descarrilar el sistema de partidos que ahora tenemos, yo no me atrevería a decir, ahorita, en estos momentos, porque a escala mundial tampoco es lo que está sucediendo en términos generales, que está surgiendo alguna otra institución que sustituya a los partidos políticos. Ya hay estudiosos de la ciencia política y de la comunicación política que están diciendo que podrían llegar a su fin después de siglo y medio de vida”.

Aun cuando es difícil cambiar la percepción que la gente tiene de ellos ahora, de que sólo sirven para cometer actos de corrupción e impunidad y para muestra ahí están los escándalos no sólo del PRI, PAN o del PRD sino también, como siempre, los del Verde Ecologista, con la orden de aprehensión en contra de Arturo Escobar por su presunta participación en los comisión de delitos electorales, que impacta de manera “negativa, como lo hizo antes el caso de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, del PRI-DF, o el caso de los propios moches que se arraiga fundamentalmente en el PAN… uno toma todos los partidos políticos que tienen cierta fuerza y encuentra un escándalo. Cuando digo “cierta fuerza”, es que tienen posiciones de poder, sobre todo, ejecutivo o bien en el Legislativo, en donde tienen posiciones que pueden negociar con sus contrapartes, de sus colegas de partido, de sus correligionarios dentro de las estructuras ejecutivas”.

Escobar: “Yo no fui”

En cuanto al caso de Arturo Escobar, exsenador del PVEM, Jesús Cantú señala que éste es un caso “especial al menos por dos razones, la primera porque ya existía un precedente de Arturo Escobar; hay que recordar cuando en la víspera de la elección de 2009 fue detenido en el aeropuerto de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, con un millón 100 mil pesos en efectivo en una maleta y nunca se aclaró ese escándalo, pues él reconocía que la maleta era suya, pero que él no había puesto ahí el dinero… y ahora todo este proceso —me refiero al pasado de 2015—, en el cual aparecieron todas estas irregularidades, y francas ilegalidades en la medida em que violan la ley aunque no sean delitos, sino que son más bien por el lado de ilegalidad administrativa, de hecho el Partido Verde a lo largo, no sólo del proceso electoral, sino desde antes del proceso electoral, para posicionarse para la jornada electoral. Parte de esto que sucedió ya está debidamente sancionado, otra parte está en proceso de ser revisada por el Tribunal, y ahora aparece este delito electoral donde evidentemente hay un elemento que me parece sorprendente: que Escobar haya dejado su firma atravesada, o sea aquí, ni siquiera puede decir: es que yo no fui; está claramente tipificado el delito, estas son buenas noticias en el sentido de que la reforma que se hizo al Código Penal en materia de delitos electorales sí le está abriendo posibilidades a la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE). En este sentido ahora la Fepade tiene una fórmula para efectivamente consignar esta averiguación previa, tenemos que esperarnos a ver qué dice el juez, pero es una realidad que ya se conoce”.

El otro problema “es que vemos como de alguna manera el gobierno federal, a pesar de estos antecedentes y precedentes de Arturo Escobar, lo recoge en su seno y le da una Subsecretaría, y una Subsecretaría muy importante y es muy aberrante también que se nombre a un presunto delincuente en la prevención del delito, entonces por supuesto que todo esto tendrá un impacto en la percepción ciudadana de los partidos políticos, por supuesto que ya la ha registrado y por eso esta mala calificación de los partidos”.