Dejamos de ser “ciudadanos de segunda”
A lo largo del siglo XVIII hasta nuestros días las discusiones en torno a la Ciudad de México han girado en torno a cuatro temas básicos:
1) Su extensión territorial; 2) Los derechos políticos de sus habitantes; 3) la definición de sus relaciones políticas con los órganos de gobierno de la Federación, particularmente con el Congreso de la Unión y con el Ejecutivo, y 4) el carácter representativo y grado de autonomía, tanto del Gobierno de la Ciudad como del de sus unidades territoriales.
Por tanto, la reforma constitucional a su estatus significa uno de los avances más importantes de la historia política de la ciudad.
Esta reforma, que modifica 54 artículos de la Constitución, es un instrumento que reconoce y otorga derechos a los más de 9 millones de personas que vivimos en la ciudad y es el logro para que los habitantes de la Ciudad de México dejemos de ser considerados como “ciudadanos de segunda”.
La decisión tomada por el Senado de la República debe reconocerse como un avance gradual, pero que abre el camino para saldar la deuda histórica con mexicanas y mexicanos a quienes se les ha negado el reconocimiento pleno de sus derechos políticos básicos y el acceso de una democracia plena.
La reforma política de la Ciudad de México (como lo ha señalado Porfirio Muñoz Ledo) será la primera y verdadera reforma de Estado que se realiza en los últimos años. La Constitución que dará vida al estado 32 está destinada a ser la más avanzada del país y será la primera del siglo XXI.
Todo ello es resultado de un esfuerzo de sus habitantes que desde los trágicos sismos que tuvieron lugar el 19 de septiembre de 1985 lograron organizarse para sustituir la incapacidad gubernamental por la solidaridad, manifestando la necesidad de democratizar la Ciudad de México.
Por tanto, no se entiende la democracia de este país sin este evento que prefiguró la victoria del Frente Democrático Nacional en la Ciudad de México en 1988 y la elección que los capitalinos hicieron de Cuauhtémoc Cárdenas como su primer jefe de Gobierno en 1997.
Es paradójico que los habitantes de la ciudad, considerada como una de las más progresistas del país, no hayan gozado plenamente sus derechos políticos como el resto de mexicanas y mexicanos.
Ha sido en este hasta ahora denominado Distrito Federal donde la diversidad política y cultural ha logrado aprobar reformas como el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo, el matrimonio igualitario, la adopción por parte de parejas del mismo sexo, la practica del presupuesto participativo o las consultas vinculantes.
La izquierda —hay que decirlo— ha sido la principal promotora para que la Ciudad de México sea un estado de la federación con capacidad de gobernarse con autonomía como cualquier otra entidad del país y ser sede de los Poderes de la Unión.
Ha llegado el momento de que la Ciudad de México tome todas las decisiones que considere adecuadas para su desarrollo armónico, no más imposiciones desde la Presidencia de la República o el Congreso de la Unión. Criticamos mucho la propuesta final porque contiene muchas concesiones; sin embargo, nadie puede decir que hubo un beneficiario político, se trató de un proceso paulatino para llegar a una decisión fundamental.
Uno de los pendientes de esta reforma política, que dará paso a la Ciudad de México como el estado 32 de la federación, es la paridad sustantiva en la integración del Contituyente, en los consejos y en los órganos de gobierno, porque no puede entenderse el reconcimiento de los derechos civiles y de los derechos políticos plenos si no van las mujeres y los hombres de manera paritaria.
Quiero finalizar diciendo que esperemos que en las normas reglamentarias ciertamente se garantice la presencia paritaria de mujeres y de hombres, porque no se puede entender el reconocimiento de los derechos civiles y de los derechos políticos plenos plenos si no van las mujeres y los hombres de manera paritaria en los órganos de discusión.
¡Viva la Ciudad México! Dejamos en la historia al Distrito Federal. ¡Viva la Ciudad de México!
@angelicadelap
Presidenta de la Comisión de
Derechos Humanos del Senado de la República

