Dice una de las máximas del periodismo que el reportero nunca debe ser la nota, pero en este caso se trata del riesgo que implica el ejercicio periodístico. Entre muertes confirmadas y otras donde hay “sospechosísmo” de asesinato, al menos 8 periodistas perdieron la vida en México en este agonizante 2015; con esta cifra, nuestra nación se coronó como la más peligrosa en América Latina para quienes ejercen la difícil y compleja profesión de informar a la ciudadanía.
Cifras expuestas por organizaciones no gubernamentales y legitimizadas por las estadísticas oficiales, marcan que hasta el 30 de diciembre del 2015, durante este año murieron al menos 67 reporteros en todo el mundo y que Irak, con 11 de esos asesinatos, encabeza la lista.
Le sigue muy cerca Siria, con 10 crímenes; luego Francia con 8 muertos; lugar que alcanzó tras el mortal ataque contra el Semanario Charlie Hebdo, ocurrido hace casi un año.
Notas periodísticas difundidas este día a propósito de la denuncia que hicieron las organizaciones no gubernamentales, confirman lo que se ha dicho siempre: que Veracruz y Oaxaca son las entidades de mayor riesgo para los periodistas en México.
Le sigue de cerca Michoacán donde de cotidiano se registran incidentes de riesgo y peligro para los comunicadores, más cuando están involucrados los jóvenes estudiantes de las escuelas normales de ese Estado, o bien, los profesores adheridos a la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación.
En Veracruz y Oaxaca, con sonados casos de crímenes donde las víctimas son reporteros, se resalta que los comunicadores están expuestos a las mafias o son víctimas de dirigentes políticos locales que han cometido actos de corrupción que fueron expuestos por comunicadores que, misteriosamente, poco tiempo después perdieron la vida.
El caso más reciente y donde todos los dedos acusatorios señalan al gobernador veracruzano, Javier Duarte, es el del fotocomunicador Rubén Espinosa, a quien dieron muerte el pasado mes de julio, cuando, refugiado en la capital del país tras recibir varias amenazas del gobierno de Veracruz, fue encontrado muerto, con heridas de tortura, en un domicilio particular, donde también fueron localizados los cuerpos de cuatro mujeres.
El crimen conmocionó a tal punto a la sociedad mexicana, que de hecho detonó la presentación y votación, a favor, de la Ley de Protección a Periodistas la que, sin embargo, sigue siendo letra muerta al interior del país, pues faltan las legislaciones locales sobre el tema.
Y mientras en este convulsionado México de hoy los reporteros –la mayoría-, intentan cumplir a cabalidad su responsabilidad social, a nivel mundial las cifras son aún más preocupantes: en distintos puntos del orbe hay 54 periodistas tomados como rehenes, 14 más que los que se registraron en el 2014.
En la última década, 787 reporteros fueron abatidos en el mundo “en cumplimiento del deber”.
AUTOCRÍTICA Y RECHAZO
Desafortunadamente en México también hubo casos como en Michoacán, Sinaloa, Nuevo León, Veracruz, Tamaulipas y Jalisco donde los escándalos exhibieron a personas de los medios de comunicación relacionadas con el crimen organizado o que simple y sencillamente recibían beneficios económicos del narco u otras actividades ilícitas.
Este tipo de personajes no solamente pusieron en riesgo su vida, sino en entredicho y peligro la de grueso del gremio periodístico en las regiones o estados donde ejercían.

